Historia

La Declaración Schuman: hacia un proyecto único de integración europea

Se cumplen 75 años del discurso que dio el canciller galo que supuso la antesala para la creación de la CECA y posteriormente de lo que hoy es la UE

"La paz mundial no puede salvaguardarse sin unos esfuerzos creadores equiparables a los peligros que la amenazan", así empezó Robert Schuman, expresidente de la Asamblea Parlamentaria Europea, y varias veces exministro de la República sa, la Declaración con los principios fundacionales de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), antecesora de la Unión Europea, y que años más tarde llevaría su nombre.

Robert Schuman, entonces ministro francés de Asuntos Exteriores, pronunció la Declaración que, actualmente, lleva su nombre el 9 de mayo de 1950. En ella proponía la creación de una Comunidad Europea del Carbón y del Acero cuyos pondrían en común la producción de carbón y de acero. La CECA -originalmente constituida entre Francia, Alemania Occidental, Italia, Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo, fue la primera de una serie de instituciones supranacionales que con los años terminarían desarrollándose en que hoy es la Unión Europea.

Interdependencia para evitar una guerra

En 1950, cinco años después de que acabara la Segunda Guerra Mundial, las naciones europeas todavía hacían frente a multitud de estragos que la contienda había dejado en el continente. Un grupo de políticos europeos, decididos a evitar una nueva guerra, llegaron a la conclusión que, poniendo en común la producción del carbón y el acero, la guerra entre Francia y Alemania, rivales históricos, resultaría —como el propio Schuman expresó— "no sólo impensable, sino materialmente imposible". El objetivo era garantizar la paz en Europa después de haber sufrido los horrores de la Segunda Guerra Mundial, y la Gran Guerra, poco más de una década antes; la Declaración Schuman propuso la cooperación entre los países europeos en los dos ámbitos económicos clave para el rearme y la guerra: el carbón y el acero.

Robert Schuman firma el Tratado de París, 1951
Robert Schuman firma el Tratado de París, 1951 | Europarl.

Como marco institucional para esta cooperación, Schuman propuso la creación de la primera organización supranacional del Viejo Continente, la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), que, establecida en 1952, sentó las bases de la actual Unión Europea.

Presentada por el Ministro francés de Asuntos Exteriores, Robert Schuman, el texto se considera el acto fundacional de la UE. A los políticos que, junto con Schuman trabajaron en el desarrollo de la CECA, y sus sucesores, se los denominó posteriormente los padres fundadores de la Unión Europea. Su visión consistía en que los países europeos pusieran en común recursos estratégicos y fomentar la interdependencia entre históricos rivales. 


Schuman prepara la firma del Tratado de Paris | Europarl.

A medida que los años pasaron, se comprobó que los presidentes europeos que se involucraron en este proyecto pionero estaban en lo cierto. La fusión de los intereses económicos contribuiría a aumentar el nivel de vida y constituiría el primer paso hacia una Europa más unida. La adhesión a la CECA estaba abierta a otros países. El 9 de mayo de 1950, el entonces ministro de Asuntos Exteriores galo, Schuman, anunció en su la creación de una Comunidad Europea del Carbón y del Acero supervisada y controlada por una Alta Autoridad común.

"Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho"
                                                                                                           Robert Schuman

La declaración de intenciones se hizo en mayo, pero los primeros pasos hacia la integración comenzaron casi un año más tarde. El 18 de abril de 1951 se firmó en París el Tratado constitutivo de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, también conocido como el Tratado de París. Después de su ratificación por parte de Bélgica, la República Federal de Alemania, Francia, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos -"los Seis"-, el Tratado, finalmente, entró en vigor el 23 de julio de 1952.

Creación de la Comunidad Europea del Carbón y el Acero
Creación de la Comunidad Europea del Carbón y el Acero | Europarl.

En el acuerdo se preveía la creación de la primera, y única, organización supranacional europea, la Comunidad Europea del Carbón y del Acero. Aunque el objetivo inmediato de aquel primer Tratado era establecer un mercado común del carbón y del acero, también pretendía sentar las bases de una comunidad económica que se convertiría gradualmente en una unión política.

El Tratado estipulaba la creación de una Alta Autoridad, una Asamblea Común, un Consejo Especial de Ministros y un Tribunal de Justicia, que con el tiempo se convertirían en las instituciones de la Unión Europea actual: la Comisión, el Parlamento, el Consejo y el Tribunal de Justicia.

"La puesta en común de las producciones de carbón y de acero (...) cambiará el destino de esas regiones, que durante tanto tiempo se han dedicado a la fabricación de armas, de las que ellas mismas han sido las primeras víctimas."
                                                                                                           Robert Schuman

La Europa de la posguerra

Durante el siglo XX, el carbón y el acero desempeñaron un papel esencial tanto en el plano político como el económico en Europa. El acero y el carbón se consideraron como elementos fundamentales para las industrias de defensa nacional, en el potencial bélico y en el crecimiento económico, por lo que además fueron una forma de demostrar el poder de cada estado.

Pero, después de la Segunda Guerra Mundial, el carbón, fuente de energía muy importante de la época, sobre todo para la producción de acero, se convirtió en un recurso escaso. Estados Unidos y Reino Unido pretendían levantar los límites de producción para la industria siderúrgica alemana a partir de mediados de mayo de 1950, por lo que presionaron a Francia, que estaba opuesta al desarrollo de la industria germana, para que encontrara una solución exprés a la "cuestión alemana". Con el ultimátum de sus aliados, Francia debía redefinir su estrategia para protegerse de su némesis en Europa, al mismo tiempo que conseguía beneficiarse, política y económicamente, del resurgimiento de Alemania.


Jura de los de la Alta Autoridad de la CECA | Europarl.

Desde el final de la guerra, el gobierno galo había seguido una política dirigida a impedir la recuperación alemana mediante la fragmentación territorial y el desarme del país. Sin embargo, este enfoque cambió radicalmente a partir de 1949, la política exterior sa en relación a la "cuestión alemana" estuvo cada vez más marcada por la integración de Europa Occidental. La Declaración Schuman proporcionó al país una respuesta sencilla a este nuevo interrogante combinando lo difícil de la "cuestión alemana" con el pensamiento sobre la nueva arquitectura política de la Europa de posguerra.

La Declaración Schuman: el proyecto supranacional de Monnet

Otro de los considerados como padres fundadores de la Unión Europea, y casi el verdadero artífice de la creación de la Comunidad Europea del Carbón y el Acero, fue Jean Monnet, banquero y economista francés. Gran defensor de la integración europea y cuyas ideas sirvieron de inspiración al Plan Schuman, fueron las razones por las cuales fue designado como el primer Presidente de la Alta Autoridad de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero.

Monnet, a principios de mayo de 1950, alertó a Schuman y al Primer Ministro francés de entonces, George Bidault, de las consecuencias, para la economía sa, de una recuperación económica alemana sin obstáculos. En aquel momento, Jean Monnet dirigía el Comité Francés de Planificación estaba perfectamente familiarizado con el pensamiento contemporáneo sobre la cooperación transnacional en los sectores del carbón y el acero. Trabajó desde abril de 1950 en el texto que, un mes más tarde leería Robert Schuman y años más tarde llevaría el nombre del ministro de Exteriores.


El día de la Declaración Schuman | Europarl.

Se conocen un total de nueve versiones reconocidas de este texto. Sus objetivos: garantizar la paz, la seguridad, la integración europea, la modernización de la economía sa y la mejora de la producción industrial, especialmente en la industria del acero. Para conseguir esto se haría a través del establecimiento de un mercado común entre los estados para el carbón y el acero. Sin embargo, el elemento realmente innovador de la Declaración Schuman era la creación institucional de una nueva organización política europea, con un diseño supranacional en forma de Alta Autoridad -lo que en la actualidad sería la Comisión Europea-, con competencias reales e independiente de los Estados .

Sin embargo, Monnet no fue capaz convencer a Bidault para que aceptara su plan. Schuman, en cambio, tuvo mucha más perspectiva y lo vio como una oportunidad para la política exterior sa. Después de conseguir que el canciller alemán, Konrad Adenauer, aceptara el acuerdo, Schuman presentó la Declaración en una conferencia de prensa en el Quai d'Orsay el 9 de mayo de 1950.

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Texto íntegro de la Declaración Schuman:

La paz mundial no puede salvaguardarse sin unos esfuerzos creadores equiparables a los peligros que la amenazan.

La contribución que una Europa organizada y viva puede aportar a la civilización es indispensable para el mantenimiento de unas relaciones pacíficas. Francia, defensora desde hace más de veinte años de una Europa unida, ha tenido siempre como objetivo esencial servir a la paz. Europa no se construyó y hubo la guerra.

Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho. La agrupación de las naciones europeas exige que la oposición secular entre Francia y Alemania quede superada, por lo que la acción emprendida debe afectar en primer lugar a Francia y Alemania.

Con este fin, el Gobierno francés propone actuar de inmediato sobre un punto limitado, pero decisivo.

El Gobierno francés propone que se someta el conjunto de la producción franco-alemana de carbón y de acero a una Alta Autoridad común, en una organización abierta a los demás países de Europa.

La puesta en común de las producciones de carbón y de acero garantizará inmediatamente la creación de bases comunes de desarrollo económico, primera etapa de la federación europea, y cambiará el destino de esas regiones, que durante tanto tiempo se han dedicado a la fabricación de armas, de las que ellas mismas han sido las primeras víctimas.

La solidaridad de producción que así se cree pondrá de manifiesto que cualquier guerra entre Francia y Alemania no sólo resulta impensable, sino materialmente imposible. La creación de esa potente unidad de producción, abierta a todos los países que deseen participar en ella, proporcionará a todos los países a los que agrupe los elementos fundamentales de la producción industrial en las mismas condiciones y sentará los cimientos reales de su unificación económica.

Dicha producción se ofrecerá a todo el mundo sin distinción ni exclusión, para contribuir al aumento del nivel de vida y al progreso de las obras de paz. Europa podrá, con mayores medios, proseguir la realización de una de sus tareas esenciales: el desarrollo del continente africano. De este modo, se llevará a cabo la fusión de intereses indispensables para la creación de una comunidad económica y se introducirá el fermento de una comunidad más amplia y más profunda entre países que durante tanto tiempo se han enfrentado en divisiones sangrientas.

Mediante la puesta en común de las producciones básicas y la creación de una Alta Autoridad de nuevo cuño, cuyas decisiones obligarán a Francia, Alemania y los países que se adhieran, esta propuesta sentará las primeras bases concretas de una federación europea indispensable para la preservación de la paz.

Para proseguir la realización de tales objetivos, el Gobierno francés está dispuesto a iniciar negociaciones según las siguientes bases.

La misión encomendada a la Alta Autoridad común consistirá en garantizar, en el plazo más breve posible, la modernización de la producción y la mejora de su calidad; el suministro, en condiciones idénticas, del carbón y del acero en el mercado francés y en el mercado alemán, así como en los de los países adherentes; el desarrollo de la exportación común hacia los demás países; la equiparación y mejora de las condiciones de vida de los trabajadores de esas industrias.

Para alcanzar estos objetivos a partir de las dispares condiciones en que se encuentran actualmente las producciones de los países adherentes, deberán aplicarse con carácter transitorio determinadas disposiciones que establezcan la aplicación de un plan de producción y de inversiones, la creación de mecanismos de estabilidad de los precios y la creación de un fondo de reconversión que facilite la racionalización de la producción. La circulación del carbón y del acero entre los países adherentes quedará liberada inmediatamente de cualquier derecho de aduanas y no podrá verse afectada por tarifas de transporte diferenciales. Progresivamente se irán estableciendo las condiciones que garanticen espontáneamente una distribución más racional de la producción y el nivel de productividad más elevado.

La organización proyectada, al contrario que un cártel internacional tendente a la distribución y a la explotación de los mercados mediante prácticas restrictivas y el mantenimiento de grandes beneficios, garantizará la fusión de los mercados y la expansión de la producción.

Los principios y compromisos esenciales anteriormente expuestos serán objeto de un tratado firmado entre los Estados. Las negociaciones indispensables para precisar las normas de aplicación se llevarán a cabo con ayuda de un árbitro designado de común acuerdo, cuya misión consistirá en velar por que los acuerdos se ajusten a los principios y, en caso de desacuerdo insalvable, decidirá la solución que deba adoptarse.

La Alta Autoridad común, encargada del funcionamiento de todo el sistema, estará compuesta por personalidades independientes designadas sobre bases paritarias por los Gobiernos, quienes elegirán de común acuerdo un presidente. Las decisiones de la Alta Autoridad serán ejecutivas en Francia, en Alemania y en los demás países adherentes. Se adoptarán las disposiciones adecuadas para garantizar las vías de recurso necesarias contra las decisiones de la Alta Autoridad.

Un representante de las Naciones Unidas ante dicha autoridad se encargará de hacer, dos veces al año, un informe público a la ONU sobre el funcionamiento del nuevo organismo, en particular por lo que se refiere a la salvaguardia de sus fines pacíficos.

La creación de la Alta Autoridad no prejuzga en absoluto el régimen de propiedad de las empresas. En el ejercicio de su misión, la Alta Autoridad común tendrá en cuenta las facultades otorgadas a la autoridad internacional del Ruhr y las obligaciones de todo tipo impuestas a Alemania, mientras éstas subsistan.

                                                                    Robert Schuman, 9 de mayo de 1950

El documento leído por Robert Schuman
El documento leído por Robert Schuman | Europarl.

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