Internacional

La socialdemocracia agoniza en Europa: Malta, Dinamarca y… España, presa del populismo

En más de la mitad de los Estados europeos tanto la jefatura del Estado como del Gobierno están lideradas por políticos desde el centroderecha a la derecha

  • La socialdemocracia pierde fuerza en Europa -

Giro a la derecha en Europa. La política en la Unión Europea se torna conservadora con la última victoria en las urnas de los partidos políticos derechistas en las elecciones federales alemanas el pasado fin de semana. Catorce de los 27 de la Unión tiene un jefe del Estado y Gobierno perteneciente a una formación política dentro del espectro político de la derecha. Además, se encuentra el caso francés, cuyo partido, tanto al frente del Gobierno como de la República, se sitúa en el centro político, y cuya candidata más votada en las últimas elecciones legislativas para la Asamblea Nacional fue Marine Le Pen, líder de Agrupación Nacional (Rassemblement national) de tendencia muy conservadora, populista, eurófoba y antiinmigración.

Hace una semana la población de Alemania, con un 83% de participación, dio la victoria a 'La Unión', la gran alianza entre la CDU y la CSU -Unión Demócrata Cristiana y la Unión Social Cristiana de Baviera, respectivamente- con un 28,5% de los votos. Seguida muy de cerca se encuentra Alternativa por Alemania (AfD por sus siglas en alemán), ambos partidos conservadores suman casi el 50% del electorado teutón, aunque lo más seguro es que Friedrich Merz, el líder de la CDU pacte una 'Gran Coalición' con el SPD de Olaf Scholz, con quien suma una mayoría absoluta en el Bundestag.

A la victoria de los conservadores alemanes, se suma la debacle de la izquierda en Francia, y la gran popularidad de la Asamblea Nacional de Marine Le Pen, una formación no convencional, de la extrema derecha, que obtuvo la victoria en las últimas elecciones a la Asamblea Nacional sa. La segunda fuerza fue Renacimiento, la formación liberal de Macron, y en tercer y cuarto lugar la extrema izquierda de La Francia Insumisa y el Partido Socialista. En quinto lugar, se encuentran el centroderecha con Los Republicanos.

La creciente ola de insatisfacción con los partidos convencionales ante el gran número de problemas sin solución, como la crisis de la vivienda, la inflación o la pérdida de poder adquisitivo, han forzado a la población europea hacia nuevas formaciones con ideologías más extremistas. Los partidos de la derecha más extremistas utilizan la estrategia del miedo con la llegada masiva de inmigración, alentando entre la población una sensación de inseguridad con la que ganan popularidad entre los estados .

La victoria del ya presidente estadounidense, Donald Trump, y la organización y coordinación de políticos conservadores a nivel mundial han conseguido aumentar su popularidad tanto en Estados Unidos como en el resto de Europa, consiguiendo que estas formaciones no convencionales, de corte más extremista, lleguen a los Gobiernos y también a las jefaturas de Estado.

Auge de la derecha política

Entre los de la Unión Europea, la tendencia a la derecha sigue manteniéndose, confirmando este giro las elecciones federales del pasado 23 de febrero en Alemania. De los 27 actuales de la Unión, catorce de ellos, justo por encima de la mitad, su jefatura de Estado y Gobierno tiene al frente a un político perteneciente a un partido conservador, o en su defecto a una figura política independiente a formaciones políticas, pero siempre con la presencia de un partido derechista al frente del Gobierno.

En Portugal, Italia, Letonia, Polonia y Hungría el jefe del Estado y del Gobierno pertenecen, dentro del espectro político, a la derecha. El presidente de la república lusa, Marcelo Rebelo de Sousa, y el líder del Ejecutivo, Luís Montenegro, pertenecen al Partido Social Demócrata, dentro del centroderecha y perteneciente al Partido Popular Europeo, aunque el primero se dio de baja de la formación el día de la toma de posesión, tal y como había prometido en campaña. En Italia ambos dirigentes pertenecen a la derecha, pero el jefe de Estado, Sergio Mattarella, es un histórico líder de la democracia cristiana (centroderecha), que abandonó la política, pero que por su perfil fue encomendado para el puesto que tiene ahora, en el que está como independiente; mientras que la presidenta del Consejo de Ministros, Giorgia Meloni, es la líder de Hermanos de Italia (Fratelli d'Italia), de corte muy nacionalista y conservadora, además de líder de los Conservadores y Reformistas Europeos, partido de la Unión Europea a la derecha del Partido Popular Europeo.

División de la UE según ideología de los GobiernoDivisión de la UE según ideología de Gobiernos y jefaturas de Estado | Susana Crespo / Vozpópuli

De una forma parecida a lo anteriormente mencionado ocurre en Polonia, donde el jefe del Estado, Andrzej Duda, pertenecía, hasta su toma de posesión, al partido Ley y Justicia, de tendencia católica y conservadora. Por otro lado, el primer ministro polaco, Donald Tusk, histórico político europeísta, también pertenece a la formación de centroderecha Plataforma Cívica, además de miembro del sindicato Solidaridad. El caso letón cumple al completo las condiciones anteriormente mencionadas. Tanto el presidente de la República, como la Primera Ministra, Edgars Rinkēvičs y Evika Siliņa, respectivamente, pertenecen a la misma coalición, Unidad y Nueva Unidad, ambas formaciones de centroderecha. En Hungría sucede lo mismo, Tamás Sulyok y Viktor Orbán, presidente del Ejecutivo y del Gobierno, respectivamente, ambos pertenecen a Fidesz-Unión Cívica Húngara, formación de tendencia muy conservadora, antiinmigración, homófoba y prorrusa.

Finlandia es otro caso donde tanto el presidente del Gobierno, como el jefe del Estado son también conservadores, políticamente, además de pertenecer a la misma formación. Bélgica y Suecia, al ser países con monarquías parlamentarias, la jefatura del Estado recae sobre la corona, pero sus primeros ministros: Bart De Wever (Nueva Alianza Flamenca) y Ulf Kristersson (Partido Moderado) ambos pertenecen a la derecha política. De una forma similar ocurre en Países Bajos, también una monarquía, pero con un primer ministro independiente, cuyo paso por política fue a través del Partido del Trabajo, pero cuyo gabinete está formado, y sustentado, por los partidos conservadores del país. Por su parte, Estonia, tiene un presidente independiente, Alar Karis, y un primer ministro, Kristen Michal, del Partido Reformista Estonio, de corte liberal-conservadora. En Chipre, su presidente, Níkos Christodoulídis, había pertenecido a Agrupación Democrática, formación conservadora de la que decidió salir a fin de incluir a más votantes chipriotas, independientemente de su signo político.

En República Checa, Grecia y Bulgaria, la figura de la jefatura de Estado está representada por un político independiente, sin afiliación política, pero en el Gobierno se encuentran partidos que se sitúan en el conservadurismo o el centroderecha.

Malta, Dinamarca y España, la resistencia

El contraste se encuentra en Eslovaquia y Malta, donde la jefatura del Estado y del Gobierno están lideradas por de la socialdemocracia de cada uno de los Estados, pertenezcan o no al mismo partido político. Los líderes eslovacos pertenecen a dos formaciones que defienden principios de la socialdemocracia, siendo uno de ellos una creación por parte de disidentes del otro. En el caso maltés, tanto el líder de la República, como del Gobierno, son de la misma formación, el Partido Laborista. España y Dinamarca, ambas monarquías, pero los líderes del Gobierno, son de partidos socialdemócratas; Pedro Sánchez, presidente de Partido Socialista Obrero Español, y Mette Frederiksen, presidenta también de su respectiva formación, los Socialdemócratas.

En Eslovenia, la jefatura del Estado está bajo control de una figura independiente a siglas políticas, pero, su primer ministro, Robert Golob, pertenece a Movimiento Libertad, ideológicamente socialdemócrata.

Entre medias de estas dos posiciones se encuentran: Austria, Irlanda, Lituania, Croacia y Rumanía, donde, indistintamente, derecha e izquierda están presentes en los dos poderes democráticos, sujetos a sufragio, a través de sus respectivas formaciones. Uno de los partidos conservadores está al frente del Gobierno y el socialdemócrata el brazo Ejecutivo, como ocurre en Croacia o Austria y contrariamente en Rumanía.

La extrema derecha apartada

Alemania es una excepción en Europa, y la Unión Europea. Mientras que en algunos países los partidos conservadores pactan con formaciones más a su derecha, en Alemania, desde el auge de la AfD, todos los partidos políticos pactaron no firmar ningún acuerdo con esta formación, con un discurso claramente de corte muy conservador, antiinmigración, racista, eurófobo y con algún miembro captado en público defendiendo el régimen de Adolf Hitler, en un país que todavía tiene la herida de la Segunda Guerra Mundial y los horrores cometidos por el Tercer Reich.

Algo similar ocurre en Francia con la Agrupación Nacional de Le Pen. Ninguno de los grandes partidos, desde Los Republicanos (Les Républicans) hacia la izquierda ha pactado hasta la fecha con RN por un motivo muy similar al que se vive en el país vecino. Es cierto que el año pasado, uno de los líderes de Los Republicanos, Éric Ciotti, realizó un acercamiento a Le Pen, pero fue expulsado de su cargo y del partido, aunque el Tribunal Judicial de Paris suspendió provisionalmente su expulsión. Pero bien es cierto que tanto la AfD, como la RN, se han convertido en formaciones importantes y con gran representación en las cámaras legislativas, los alemanes son segundos en el Bundestag y los ses, primera fuerza política en la Asamblea Nacional.

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