Opinión

Sánchez no lo vio venir

El bombardeo de guasaps está provocando daños enormes en Moncloa desprovista de defensas anti-misiles. ¿Hasta cuándo?

  • Ábalos y Sánchez, el hundimiento

En el primer tercio del siglo XVIII, un investigador alemán de nombre poco recordado, emborronó miles de páginas con la irable pretensión de demostrar que Adán había sido el mejor político, el mejor historiador y el líder más irado de su tiempo. La ausencia universal de competidores le dieron la razón al tal estudioso quien difundió, con escasa fortuna, su apoteósico hallazgo entre una masa inabarcable de colegas.

Pedro Sánchez pretende también pasar a la historia como el político más relevante de la España democrática, el más grande, el imbatible. Así se lo hizo saber al malhadado Máximo Huerta luego de que le cortara la cabeza por una incidencia que, en comparación con la nutrida gama de presuntos delitos que adornan a Gobierno y a Psoe, pasaría ahora por mera anécdota. El problema de Sánchez es que no tiene quien le escriba, no tiene quien le ensalce sus hazañas, quien le cante sus proezas. Ni siquiera tiene quien le defienda. Cuenta, eso sí, con ejércitos de amanuenses obsequiosos, escribas tiralevitas, aduladores indecentes, y hasta una panoplia infinita de medios serviles que le rinden pleitesía -de palabra y por escrito- las 24 horas al día. A costa del contribuyente, bien sabido es. Eso no basta. Necesita más. No es suficiente el panegírico. El magno narciso reclama un perfil inmaculado, una estampa impoluta, una gloria intachable. Ahí es donde renquea. Ahí es donde teme un revés del destino. El ocaso del resistente.

En el verano de 2021, a Sánchez le picó una avispa y cambió gobierno y partido. Defenestró a Carmen Calvo de la cúpula de la formación, a José Luis Ábalos del partido y Gobierno y a Adriana Lastra, algo después, tanto de Ferraz como de la portavocía del Congreso

Sánchez no tiene ya quien lo defienda. Le rodea, cierto, una cuadrilla de monosabios ramplones incapaces de devolver con brío una afrenta o rematar una polémica. Una panda muy torpe que, a lo que parece, le tiene harto y un poco desmadejado. Cunde por el universo socialista una especie de operación nostalgia en la que se da por memorar los brillos del pasado, cuando “todos eran felices y nadie había muerto”, diría el poeta. Aquellos tiempos en los que el generalísimo del progreso estaba rodeado de gente habilidosa y combativa que se partía la cara por su persona. En el verano de 2021, a Sánchez le picó una avispa y cambió gobierno y partido. Defenestró a Carmen Calvo de la cúpula el Ejecutivo, a José Luis Ábalos del partido y Gobierno y a Adriana Lastra, algo después, tanto de Ferraz como de la portavocía del Congreso. Una escabechina que incluyó, asimismo, a su gran gurú del Ala Oeste, Iván Redondo, el artífice del Gobierno de coalición con Podemos ("no dormiría tranquilo...") que consolidó a Sánchez como huésped inamovible de la Moncloa. 

Poco se entendió aquel movimiento hasta que el tiempo y Aldama han aclarado las cosas. Ábalos fue sacrificado por su avidez de rapiña y sus urgencias de bajo vientre, de acuerdo con los datos que ahora desbordan platós e inundan titulares. Calvo tuvo que ceder ante las exigencias moradas de la ley Trans de Irenita pobrecita, valedora de violadores. Lastra, asturiana incómoda, no tragaba a determinados baroncillos rojos. A Redondo se lo fumigaron 'los visitadores de la Moncloa', Contreras y Barroso. Este último se convirtió en el ideólogo de guardia y componedor de estrategias, y logró evitar la catástrofe anunciada del 23-J del 23, cuando ya Feijóo se daba por incuestionable vincitor y hasta tenía preparadas sus palabras para pavonearse desde el balcón de Génova.

El 21 de febrero del pasado año estalló el caso Koldo. La mano derecha de Ábalos, que hacía y deshacía tanto en el ministerio como en el partido, que negociaba coimas con mascarillas, engrasaba concesiones, contrataba petulantas para el señorito, montaba escapadas orgiásticas y hasta trataba de tú o daba instrucciones a vicepresidentas del Gobierno, ministros sin pedigrí, presidentes autonómicos sin vergüenza, fue detenido por la Guardia Civil junto a otras veinte personas enredadas en el tráfico de apósitos sanitarios durante la pandemia. 

Un despliegue de respuesta a gran escala para prevenir el inevitable terremoto. ¡Peligro!, warning! Hasta los más leales, cuando ven venir los barrotes, se empiezan a ablandar.

Quizás en Moncloa nadie lo vio venir. No se lo esperaban. El estado de alarma del virus lo tapaba todo. Ese sentimiento de impunidad. No se supo reaccionar. Si cae el perro guardián de quien fue todo en el sanchismo, si cae uno de los tres mosqueteros de la vuelta a España en el famoso Peugeot cuando las primarias del retorno, si la UCO mete la nariz en el pìélago de las mordidas, han de saltar los avisos de peligro y ha de movilizarse un operativo de salvaguarda, tanto político como mediático. Un despliegue de respuesta a gran escala para prevenir el inevitable terremoto. ¡Alerta!, Warning! Hasta los más leales, cuando ven venir los barrotes de la celda, se empiezan a ablandar.

En este largo año y medio nada se hizo. Ya no está Barroso para orientar actuaciones de propaganda. Ya no está Calvo para calmar al Gabinete ni Lastra para entonar a las bases. Ya no está Ábalos para reaccionar, rotundo y lúcido, contra las sacudidas del tormentón.  

“El jefe de mi campaña he sido yo”, se jactaba Sánchez tras su inesperada resurrección en las últimas generales. Arrebatado de esa soberbia de cuchillero que acompaña a algunos vocingleros populistas, el líder del Psoe se pensó imbatible. Y eterno, como le cantaba Irene Lozano en su apócrifa autobiografía. Hasta la imputación de su esposa, el 24 de abril del pasado año, no cayó en la cuenta de su inmensa soledad. De lo liliputiense de su guardia de corps. De la ineptitud de sus capitanes. Un Bolaños sobrepasado se dedica a pergeñar leyes y normas para maniatar jueces y silenciar medios. El electricista (su titulación académica) Santos Cerdán se dedica a besarle los botines a Puigdemont en Waterloo mientras aguarda el informe de la UCO sobre sus andanzas inmobiliarias. Los irrisorios Óscar (Puente y López), obsoletos como un Nokia 1100, chapotean en el ridículo en su papelón de dóberman desportillados.

Algo desnortado y casi febril, incurrió en decisiones desaforadas, absurdas polémicas con gobiernos extranjeros (Israel, Argentina, Alemania…), exacerbación del frentismo, señalamiento de rivales… los puntos básicos de un autócrata en apuros.

No estaba preparado para esto. No lo vio venir hasta que el juez Peinado dio el paso al frente e imputó a su señora. Ahí se hundió todo. Ahí tuvo conciencia del riesgo de un cataclismo. En una maniobra tan impensable como inaudita, se retiró cinco días para armar su respuesta, protegerse del riesgo y prevenir la hecatombe. Se dio cuenta de que le faltaban efectivos y artillería. Estaba desguarnecido, rodeado de ineptos y de cobardones. Algo desnortado y casi febril, incurrió en decisiones desaforadas, absurdas polémicas con gobiernos extranjeros (Israel, Argentina, Alemania…), exacerbación del frentismo, señalamiento de rivales… los puntos básicos de un autócrata en apuros. 

El goteo de los guasap de Ábalos era temido y previsible. El fiel chambelán ha dicho basta. Reclama la protección prometida. “Tengo material desde 2016”. Alguien ha fallado. Sánchez parece desprovisto de una defensa firme, de un muro de contención ante la riada. Lo evidenció este miércoles en el Congreso cuando Feijóo le preguntó por Begoña y el rescate de Air Europa, empresa de ese Hidalgo fullero que la tenía (¿tiene?) contratada. Era el momento de responder con fiereza, como buen marido, a las acusaciones del líder de la oposición y despejar las dudas sobre su esposa. No lo hizo. Recurrió a unas burlas absurdas sobre el próximo congreso del PP que no lograron serenar a su bancada.

¿Qué será lo próximo?

Todo es pavor en la familia sanchista. Esos guasaps que caen como misiles. Esa incertidumbre ante la próxima entrega. Si a Margarita, tan fiel y útil, la trata de ‘pájara’, ¿qué habrá dicho del siniestro Malaska? ¿Y de…? ¿Y de…?) Este miércoles nuceve ministros no comparecerán en la sesión de Control. Ya no podían pisar la calle. Ahora no pueden ni acudir al Congreso.

En los albores de su mandato, Sánchez pensaba en cómo pasaría a la historia. El mejor político, el lider más adorado, el referente aclamado. Como Adán. Ahora que se palpa el hundimiento, su gente tiembla a la espera de que lo arrojen del paraíso.

EL VARÓMETRO

-Tremendo el calentamiento global. La Antártida recupera masa helada. Se ha revertido la tendencia, dice la revista Science China. ¿Será el efecto invernadero?

-"Concordia, corridas de toros, vino, juerga y fútbol". El plan de Eduardo Mendoza para ser felices. Atentos directores de campañas. 

-'Demoliendo hoteles', el tema mítico de Charly Garcia sería el himno de la pareja Ábalos-López. Pilar Alegría a los coros.

-Debería haber un círculo en el infierno para los tertulianos/columnistas que recurren a El padrino para hablar de cosas de la corrupta sanchiedad.

-Ese diputado De los Santos podría muy bien olvidarse de emular a Sarah Bernard.

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