Opinión

El doctor Sánchez y Mr. Hyde

El líder que insulta uno por uno (o por una) a los mismos que lo mantiene en el poder

  • Sánchez y Ábalos: eran otros tiempos -

Nuevo caso del síndrome romántico más reconocido: el misterio de la dualidad secreta que sospecha en la personalidad humana identidad disociada. El Bien y el Mal disputándose la voluntad del individuo como gran alegato romántico del maniqueísmo fundante, Caín y Abel secretamente encarnados en un único ser. La fábula de Stevenson no es más que la puesta en escena de esa tragedia antropológica tantas veces verificada por la experiencia cuando ya era tarde. El ángel y la bestia oculta pero inseparablemente entrañados. Una de las más ancestrales intuiciones de la especie: el hombre dual forcejeando en el seno de un mismo individuo tan capaz de buenas maneras como de pérfidos designios.

En Sánchez acaba de descubrirse –a las claras, quiero decir— ese monstruoso binomio psíquico. La elaborada imagen del sujeto tranquilo, del líder inalterable ante los escollos de la política, del eterno sonriente, acaba de hacerse trizas bajo el impacto de su propio discurso oculto. Nunca en menos tiempo se ha desmoronado un prototipo ni ha quedado tan en evidencia su extrema doblez. El hombre del consenso, del diálogo permanente y la mano tendida ha resultado no ser más que un egoista iracundo e infiel hasta el extremo de despreciar a su propio pretorio desde una injustificada e injustificable superioridad. ¡Plagia una tesis y échate a dormir, renuncia a todo imperativo moral, despréndete de la ética como la sierpe de su camisa! El líder que insulta uno por uno (o por una) a los mismos que lo mantiene en el poder, arrastrándolos como peleles sin perder su aparente sosiego bajo su máscara amable, no es más que una quimera taimada atenta sólo a su instinto depredador. Sabiendo lo que ahora vamos sabiendo, ¿qué distingue a Sánchez, por ejemplo, de un Ábalos ya definitivamente descifrado por la Justicia como un depravado y rapaz dominado por sus caprichos insaciables? Pues nada, en realidad: Sánchez y Ábalos son “tal para cual” según el maestro Raúl del Pozo.

Pueden mirar ahora por encima del hombro al presidente que huyó despavorido en Paiporta y no puede salir a la calle, el que consintió el más logrero abuso a su familia más nuclear, el que durante años cerró los ojos conociendo el expolio y las indignidades de la banda de Ábalos

El problema político de España en este momento no es ni siquiera el desgobierno y la pésima imagen, ni tampoco el resignado envilecimiento de un electorado confundido que chapotea a ciegas en su propio desconcierto, sino el hecho patente de un liderato miserable, cómplice de una jauría expoliadora y, por si fuera poco, acosado por la Justicia hasta en su intimidado familiar. El doctor Sánchez no puede seguir oculto a su míster Hyde ahora que hasta sus más cercanos colaboradores no ignoran lo que, en realidad, es capaz de hacer ni lo que, de hecho, ha venido consintiendo hasta envilecer si remedio la legislatura. Susana Díaz puede que, como dice ella misma, “esté jodida” pero ella fue, al fin y al cabo, la que, en un intervalo lúcido, lo clavó como a una mariposa en el muestrario cuando le dijo, en prime time , aquello de “Pero Pedro, si el problema eres tú… ”. Page dejará o no de ser un tocapelotas pero, comparado moral y éticamente con Sánchez y con Ábalos, no tiene color. Los “petardos” que, tras su intento de pucherazo, lo expulsaron del PSOE auténtico, ya los que, tras su ingenua rehabilitación, él mismo invistió como autoridades; el histórico González al que, a toro pasado, él describe como “amargado”; esos otros que él desprecia por su “complejo de pobres” o esa “pájara” que, según él, dirige el Ejército, pueden mirar ahora por encima del hombro al presidente que huyó despavorido en Paiporta y no puede salir a la calle, el que consintió el más logrero abuso a su familia más nuclear, el que durante años cerró los ojos conociendo el expolio y las indignidades de la banda de Ábalos y, en fin, el que ha mentido más. veces a la nación que ningún político de que haya memoria.

Su despreciable compinche

El doctor Sánchez habrá logrado superar impune el plagio de su tesis, indultar el expolio de los ERE andaluces y hasta amnistiar a los golpistas que perpetraron el fallido intento de romper España, pero no podrá volver a ser el orador desahogado que insulta a la oposición y desprecia a propios y extraños sin recordarnos al míster Hyde que lleva dentro. ¿Pero qué dice esa gente que día y noche lo despelleja de boquilla? No lo sé, pero alguien debería recordar con Unamuno, en medio del desconcierto nacional, que el pueblo que sostiene a un Gobierno que obra mal no es más que su miserable cómplice. Y en cuanto al doctor Sánchez, todo parece indicar que su destino está ya en manos de Mr. Hyde, su despreciable compinche. No cabe imaginar sanción más justa para el aprendiz de autócrata ni un descrédito comparable para esta España aborregada

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