Este mes se produjo un supuesto hito en las negociaciones entre el PSOE y Junts gracias al mediador internacional, el diplomático salvadoreño Francisco Humberto Galindo Vélez. El Gobierno se afana en venderlo como un momento clave cuando pidió a Junts que reconsiderara su propuesta de presentar una proposición no de ley para que el Congreso debatiera la idoneidad de que Pedro Sánchez se sometiera a una cuestión de confianza. Galindo argumentó, en un comunicado, que dicha iniciativa podría suponer un retroceso en los avances logrados en las negociaciones, especialmente en temas sensibles como la transferencia de competencias en materia de inmigración a la Generalitat de Cataluña. Pero cada vez más socialistas recelan de él: "Lo ha pedido en un comunicado público, lo cual es muy poco profesional, por así decirlo. Un mediador no da su opinión públicamente jamás", concede una veterana socialista.
En las filas del partido sospechan que, en verdad, ya hay un pacto hecho con Carles Puigdemont para aguantar la legislatura hasta 2027 y que todo forma parte del relato. "Es todo un teatrillo", cree otra fuente socialista. Fuentes gubernamentales, no obstante, celebran que Junts diera ese paso y aseguran que el acuerdo en inmigración está más cerca, aunque no es inminente. "Seguimos avanzando. Pero es muy importante que retiraran la proposición no de ley. Fue una magnífica noticia que demuestra que el diálogo siempre trae frutos. Los acuerdos generan confianza y podemos decir que la legislatura va rumbo a 2027", explica una fuente gubernamental al tanto de las negociaciones con Junts.
Cabe reseñar que, antes de que trascendiera la designación de Galindo como mediador oficial, Carles Puigdemont ya rechazó que José Luis Rodríguez Zapatero asumiera ese rol, aunque el expresidente socialista es uno de los más activos intermediarios en Suiza. El problema que vio Puigdemont en el exdirigente socialista es que es una figura parcial a la que se le presupone un respeto escrupuloso a la Constitución, que él mismo prometió guardar y hacer guardar ante el Rey y que, sin reforma previa, impide no ya la secesión de un territorio, sino la mera consulta al respecto. Las fuentes consultadas, conocedoras de las conversaciones entre el PSOE y Junts, iten: “Zapatero tiene respetos, pero es percibido como parte”. Y zanjan: “También es cierto que es una persona valiosa para muchas cosas".
Los socialistas consultados saben que Zapatero es casi el único interlocutor. Por el momento, nada parece indicar que vaya a trascender el papel del exlíder socialista en la negociación con el independentismo catalán. Pero las fuentes consultadas sostienen que es el único válido para Puigdemont y que Santos Cerdán es casi un mero acompañante. Sobre todo cuando las cosas se ponen difíciles, como ahora que el expresidente catalán está realmente enfadado y ha estado jugando con los socialistas, a quienes pide toda la gestión de la migración.
En la dirección del PSOE se limitan a verbalizar que "Zapatero tiene iniciativa propia" y que "él siempre ayuda". En cualquier caso, parece que, tras el último o en Suiza entre socialistas e independentistas, algo se ha movido y que el PSOE y Junts ven una posibilidad real de lograr un acuerdo que permita a ambos partidos ganar algo (tiempo, sobre todo).
Lo impepinable es que en la decisión de Puigdemont sobre el futuro de la política española influirá, inevitablemente, el devenir de la amnistía, que no tiene asegurada, ya que será el Tribunal Constitucional el que termine dirimiendo sin fecha en el horizonte (previsiblemente este verano). Mientras, todo son quejas en Waterloo. Aunque estas, opinan en el PSOE, están destinadas a contestar a la parroquia independentista.
Puigdemont está atado a Sánchez y viceversa. Los dos se repudian y desconfían el uno del otro, pero en realidad se necesitan para mantenerse al frente de sus respectivas empresas: la presidencia, uno, y el liderazgo independentista, otro. Sumar también quitó importancia a Puigdemont, en quien perciben también cierto elemento de escenificación de su posición clave en el Congreso, dado que son determinantes para poder tener presupuestos y sacar leyes en la Cámara ante la compleja aritmética parlamentaria.
Mientras, el mundo independentista se debate en un dilema: romper o colaborar con Madrid. De eso van los órdagos retóricos del líder de Junts. Pero en Moncloa se atrincheran: "Nosotros, a seguir gobernando", sintetiza una fuente de peso en el entramado de la tormentosa relación PSOE-Junts. El análisis que hacen algunos sectores del independentismo es que la colaboración con el PSOE solo les ha traído problemas.
El núcleo duro del Ejecutivo dice que el presidente apretará el botón electoral cuando le convenga e insiste en que solo una moción de censura "improbable" puede impedirlo. "Pedro [Sánchez] convocará elecciones cuando nos convenga, no cuando le convenga a otros. Y el tiempo juega a nuestro favor. Habrá elecciones en 2027. La única forma de impedirlo es una moción de censura y no veo probabilidades de que salga", explica a este diario un estrecho colaborador del presidente, que tampoco cree que los escándalos que salpiquen al Gobierno determinen esa futura cita electoral.
MataNarcisos
28/02/2025 11:46
"Un sector, recela" murmulla, confidencia, en voz bajita, por detrás... que no vaya a ser que se de cuenta el P. Amo. Me gustaría saber la fecha exacta, en la que algunos fueron CAPADOS, yo creo ya estarán restablecidos, y el mundo de la Opera echa de menos a los "Castrati" porque sus tonos y potencia de voz, eran extraordinarios, que pena de desperdicio de vocación siendo solo una chismosa en la sombra.