Meses después, han salido a la luz abiertamente las discrepancias entre las partes enfrentadas dentro del grupo Prisa. Por un lado, Joseph Oughourlian; por el otro, los accionistas afines a Moncloa, representados por Varela Entrecanales, Global Alconaba y Adolfo Utor.
Desde que el presidente del grupo editorial descartara el proyecto de lanzar una televisión en abierto con una clara línea editorial favorable al Gobierno, las tensiones han estado presentes, aunque nunca se manifestaron abiertamente.
Este miércoles se celebró la junta general de accionistas, y ambas partes llegaron con sus cartas preparadas en una partida que parece no tener fin. Primero fue el presidente de Prisa quien lanzó un mensaje directo a los accionistas críticos: “La compañía no es un juguete”, advirtió, en referencia a quienes, según él, han intentado desestabilizar el grupo editor de El País y Cadena SER.
Aun así, Oughourlian quiso mostrarse conciliador, tendiendo la mano a los mismos accionistas que han intentado obstaculizar tanto el crecimiento de la empresa como su presidencia:
“Tras pensarlo bien antes de esta junta, prefiero tenderles la mano a ellos y a todos los que tienen intereses en la empresa”, afirmó.
Sin embargo, los buenos propósitos se torcieron durante la ronda de ruegos y preguntas. Dos accionistas, abiertamente críticos con la gestión de Oughourlian, tomaron el micrófono para cuestionar duramente su liderazgo.
Manuel Polanco, en representación de Rucandio, votó en contra de la ampliación de capital, alegando “la inusual amplitud de los términos y condiciones de estas ampliaciones, en particular la eliminación del derecho de suscripción preferente hasta un 20% del capital, el mal uso de los recursos y la insuficiencia de las explicaciones ofrecidas”.
Pero el momento más tenso llegó con la intervención de Adolfo Utor, quien posee algo más del 5% del capital social de la compañía. Utor relató que mantuvo una charla “informal” con Oughourlian en Valencia, durante la cual fue convencido por los planes que este tenía para el conglomerado mediático.
“Quería eliminar las malas prácticas, sacar a las vacas sagradas y reflotar financieramente la empresa”, recordó. No obstante, criticó con dureza los resultados de la gestión: “Dos años después, tras ampliaciones de capital por 130, 100 y 40 millones —por exigencias complicadas—, y pese a reconocer el buen trabajo en la refinanciación, seguimos con resultados negativos, consumiendo caja”.
Asimismo, afirmó que los números del primer trimestre “no dicen nada bueno” y cuestionó que Oughourlian tenga motivos para sentirse orgulloso de su gestión durante estos cuatro años al frente de Prisa.
Fue entonces cuando el presidente sacó toda su artillería: “Eres de los pocos accionistas que pueden decir que han ganado dinero gracias a mi gestión”, respondió con contundencia.
Acto seguido, Oughourlian invitó al accionista a esperar al final de la junta para comprobar el respaldo real de los propietarios de títulos. Y tenía una carta guardada: obtuvo un apoyo mayoritario de los accionistas, con un 99,52% respaldando su gestión, bajando únicamente al 85% en el punto relacionado con la ampliación de capital.
Pero no terminó ahí. Aún tuvo tiempo para reprochar a los críticos el coste que, según él, ha supuesto la incertidumbre generada en la compañía: 62 millones de euros, repartidos en 12 millones de comisión a acreedores, otros 12 millones derivados del juicio celebrado entre las partes, y 40 millones adicionales en la ampliación de capital necesaria para garantizar la viabilidad de la empresa. Pimco —el principal acreedor de Prisa— exigió que Oughourlian continuara al frente. Para ello, tuvo que activar la palanca de la ampliación.
Mensajes claros
Más allá del enfrentamiento con los accionistas, Oughourlian insistió en que Prisa ya ha superado una etapa convulsa: “Por fin estamos donde queremos estar. Podemos centrarnos en lo importante: el desarrollo de nuestros productos, el crecimiento de nuestros negocios y el compromiso con la excelencia para nuestros lectores, oyentes y clientes; para toda la sociedad”.
Finalmente, reivindicó su papel al frente del grupo: “Siempre he estado en el lugar que me corresponde, en la presidencia y en beneficio de todos los accionistas, empleados y acreedores. Y de esa posición no me van a mover. Creo que ha quedado demostrado, por la vía de los hechos y de los resultados, que el foco de mi gestión es la estabilidad, el negocio y, como ya les he dicho —y no me cansaré de repetir—, la integridad de la compañía”.