Beber agua es algo que todos necesitamos hacer para vivir. Pero un consumo excesivo tal vez no es tan bueno como parece a priori. El tiempo que una persona puede sobrevivir sin beber agua depende de varios factores como el clima, la actividad física, el estado de salud y si tiene a algo de alimento. Sin embargo, en condiciones normales, la mayoría de las personas no sobreviven más de tres a cinco días sin agua.
Son muchos los estudios sobre nuestro consumo de agua pero ninguno demuestra con evidencia científica que cuánto más bebamos, mayores beneficios obtendremos a nivel salud, incluso un exceso podría traernos serios problemas.
Por supuesto, tampoco es bueno no beber agua cuando el cuerpo nos lo pide, la deshidratación puede generar graves consecuencias sobre todo en la tercera edad, en bebés y en los meses de más calor, como ocurrirá en unas semanas con la llegada del verano. En general, podemos decir que nuestro sensor de sed es bueno y deberíamos dejar que nos guíe. Al final, el agua que necesitamos depende de muchos factores y circunstancias, incluyendo nuestro estilo de vida, el deporte que hagamos, el clima, la temperatura, el volumen corporal, el estrés diario, etc.
El mensaje continuo de que debemos estar constantemente bebiendo agua, es algo antinatural. “Hemos vivido durante siglos sin conocer las botellas de agua mineral, sin agua potable en muchos casos… No olvidemos que los alimentos naturales, ya sean frutas, verduras e incluso el pescado, también contienen agua. Un exceso puede interferir en la digestión para contrarrestar los jugos gástricos que son ácidos. Tomar mucha agua también puede hacer que se desbalancee la bomba sodio/potasio u otros electrolitos y minerales”, nos advierte Gonzalo Ruiz Utrilla, biohacker experto en longevidad.
Sin duda, la mejor recomendación sería escuchar nuestro cuerpo y beber solamente agua cuando realmente tengamos sed, ni cerveza u otro tipo de alcohol o bebidas azucaradas/deportivas, sólo agua. Cuando no tengamos sed, mejor café e infusiones que pueden ayudarnos a complementar.
Beber agua con la llegada del calor es clave para sentirnos bien. Foto: Cedida.
Algunos expertos, incluso algunos médicos, sostienen que beber diariamente entre 1,5 y 2 litros sería lo correcto, pero esta es una teoría bastante general, habría que evaluar en primer lugar a la persona, si es un adulto sano o no, el sexo, el ejercicio que realizan habitualmente y cómo es de exhaustivo, la edad, la dieta que hacemos…
En resumen, no podemos generalizar. “Nuestro organismo ha llegado hasta aquí porque sabe autorregularse y conoce bien su relación con el agua. Por tanto, fíate de la sed que tengas y haz caso omiso a las consideraciones de beber X litros de agua, ya que son generales y no dinámicas como es la vida de cada uno”, añade el experto.
Ruiz Utrilla aclara que la deshidratación no depende únicamente de que no bebamos solamente agua o no tomamos los suficientes alimentos naturales con los minerales necesarios.
“Si fuera así, la piel sería la primera en notarlo, para mal. Lo que sí recomiendo es beber más agua durante el día y menos, según nos vamos acercando a la noche y la hora de dormir. Puede ocurrir que si llegamos a la cama con sed, bebamos mucha agua de golpe y tengamos que levantarnos para ir al baño, lo que ocasiona otro problema: estaríamos fragmentando el sueño. Por tanto, es mejor llegar hidratados a la hora de dormir y beber menos agua en las horas previas, manera además de tener después un sueño más profundo y reparador”.
¿Bebes suficiente agua?
Si no sueles tener sed casi nunca y tu orina es incolora o de color amarillo claro, es muy probable que estés bebiendo agua de manera correcta, aunque puedes consultarlo también con un médico. Si además eres deportista, conviene que bebas antes, durante y después del ejercicio, aunque no de una manera excesiva ya que los riñones no podrían deshacerse de gran parte y causarías un problema a tu organismo totalmente evitable.
Hidratación y verano
Ahora que se acerca el calor, mantenerse hidratado durante el verano es fundamental para preservar la salud, el rendimiento físico y el bienestar general. Las altas temperaturas aumentan la sudoración, lo que puede llevar a una pérdida significativa de líquidos y electrolitos, poniendo en riesgo la función corporal. ¿Cómo deberías hidratante con la llegada de la época estival?
1. Bebe agua con frecuencia, incluso sin tener sed: La sed es una señal tardía de deshidratación. Es importante establecer el hábito de beber agua regularmente durante el día. Idealmente, un adulto debe consumir entre 2 y 3 litros de agua al día, aunque esta cantidad puede aumentar en climas calurosos o si se realiza actividad física. Llevar siempre una botella reutilizable puede ayudarte a recordar beber más seguido.
Deberíamos beber entre 1,5 y 2 litros de agua al día. Foto: Cedida.
2. Prioriza el agua sobre otras bebidas: Aunque refrescos, jugos y bebidas deportivas pueden parecer opciones atractivas, muchas contienen azúcares añadidos o cafeína que no hidratan eficientemente. El agua simple es la mejor opción. Si te resulta aburrida, puedes saborizarla naturalmente con rodajas de limón, pepino o frutas frescas.
3. Come alimentos ricos en agua: Muchas frutas y verduras tienen alto contenido hídrico y contribuyen a la hidratación. Sandía, melón, pepino, tomate, naranja y apio son excelentes ejemplos. Además de aportar agua, ofrecen vitaminas y minerales esenciales para la salud.
4. Evita el exceso de alcohol y cafeína: Estas sustancias tienen efectos diuréticos, lo que significa que pueden aumentar la eliminación de líquidos del cuerpo. Si bien un café o una cerveza ocasional no causan gran problema, en días calurosos conviene moderar su consumo y acompañarlos con agua.
5. Atiende a las señales del cuerpo: Fatiga, dolor de cabeza, piel seca, mareos y orina de color oscuro son síntomas de deshidratación. Si aparecen, es necesario aumentar la ingesta de líquidos de inmediato.
6. Ajusta tu hidratación según la actividad física: Si haces ejercicio o trabajas al sol, perderás líquidos más rápidamente. En esos casos, además de agua, puede ser útil reponer electrolitos con bebidas específicas o soluciones naturales como agua con un poco de sal y limón.
7. Hidrátate antes, durante y después de la exposición al sol: Si vas a estar al aire libre, asegúrate de empezar el día bien hidratado. No esperes a tener sed. También es recomendable tomar pequeños sorbos con frecuencia mientras estás expuesto al calor.