Pasaban pocos minutos del comienzo del apagón eléctrico que ha sufrido España -y parte de Europa- este lunes cuando las primeras sirenas sonaban en las calles. Personas atrapadas en ascensores, trenes y otras en sus propias casas, las que no podían salir por sus propios medios. El despliegue policial y de emergencias fue histórico y, afortunadamente, no hubo que lamentar graves incidentes "de orden público" pese al colapso de las comunicaciones.
Las Fuerzas de Seguridad del Estado y los servicios de emergencias se echaron a las calles. La orden era clara: ayudar en lo que se pudiera. Las primeras intervenciones fueron, principalmente, los rescates en trenes de AVE o Metro, donde el apagón sorprendió a miles de pasajeros en mitad de oscuros túneles o zonas de difícil . Algunos tuvieron que esperar durante horas y otros llegaron a ser rescatados de teleféricos.
Desde la pandemia, no se veía un despliegue policial de tal magnitud en las calles. "Es histórico", destacan las fuentes consultadas por Vozpópuli. Según datos del Ministerio del Interior, un total de 30.000 agentes, 15.000 de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional y otros 15.000 de la Guardia Civil, prestaron servicio durante la jornada en cada rincón del país. En reserva, miles de efectivos esperaban órdenes para desplegarse.
Los servicios de emergencias tuvieron que lidiar con el colapso en las calles de las ciudades más transitadas. En Madrid, se vio a policías nacionales controlando el tráfico o entrando a supermercados como Mercadona, que se colapsaron durante la jornada. Nadie sobraba para poner orden en mitad del caos. Un caos provocado por un apagón "excepcional y totalmente extraordinario" -en palabras de la Red Eléctrica Española- que paralizó el país minutos antes de la una de la tarde.
No hubo un policía, guardia civil, bombero o sanitario de emergencias de servicios que se quedase en su base. En Madrid, el helicóptero del Servicio Aéreo de la Policía Nacional no dejó de sobrevolar una ciudad que por momentos, y en sus principales arterias, estuvo colapsada. Fundamental fue el trabajo de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil para manejar el tráfico en las principales carreteras de nuestro país, donde se registraron importantes retenciones, así como de las policías locales en las calles de las ciudades.
La desinformación, una nueva emergencia
El apagón total sumó una nueva emergencia a las ya habituales en este tipo de contextos, la desinformación. Sólo quienes tenían un transistor de radio -muy cotizados durante la jornada- o conexión temporal a Internet podía tener información en tiempo real sobre lo que estaba ocurriendo. Por ello, fue habitual la imagen en las calles de ciudadanos preguntando por datos actualizados a los agentes.
El despliegue estuvo bajo supervisión del Centro de Coordinación, reunido durante la tarde en el Ministerio del Interior con la presencia de los principales mandos de la Policía Nacional y la Guardia Civil. La jornada, tan histórica como caótica, acabó sin graves consecuencias personales gracias, una vez más, a los cuerpos de emergencias.