Ceuta, Melilla y Marruecos. Madrid y Rabat. La OTAN y Donald Trump. Un complejo cóctel para definir el futuro de las dos ciudades autónomas, a las que Mohamed VI no renuncia en sus planes de soberanía y que, desde el otro lado de la frontera, aún se califican como “presidio ocupado”. ¿Renunciará el reino alauí a sus pretensiones sobre Ceuta y Melilla? ¿O por el contrario maniobra para perfilar la marroquinidad de ambas? ¿Quedan estos territorios españoles bajo la protección de la OTAN? ¿Y cómo afecta la llegada a la Casa Blanca del nuevo presidente de Estados Unidos?
“La visión de Marruecos sobre Ceuta y Melilla es inamovible, como también lo es sobre Islas Chafarinas o los peñones”, sostiene Carlos Echeverría, director del Observatorio de Ceuta y Melilla. Ni siquiera las fluidas relaciones diplomáticas entre Madrid y Rabat han hecho que Mohamed VI abandone sus pretensiones sobre las comunidades autónomas. “Se refieren a ambas como presidios ocupados, ciudades ocupadas, colonias o enclaves; términos, todos ellos, falsos, y que utilizan a propósito”.
La política interior y exterior de Marruecos están estrechamente ligadas. En los últimos años, Rabat ha dado pasos decisivos en su aproximación a potencias occidentales. En 2020 suscribió un acuerdo de normalización en sus relaciones con Israel, que se ha mantenido a pesar de los acontecimientos vividos en Gaza en los últimos meses. Un acercamiento que, a su vez, le ha servido para estrechar lazos con Estados Unidos.
Washington ve a Marruecos como su aliado natural en el norte de África. Así lo atestiguan los acuerdos comerciales, diplomáticos y militares suscritos entre ambas partes. Mohamed VI, por su parte, pretende que su país sea la principal potencia en el norte de África, en su permanente pugna con Argelia. Uno de los puntales de este proyecto se sostiene en su carrera armamentística, redoblando los esfuerzos por adquirir nuevas capacidades y reforzar su ejército.
Del Sáhara a Ceuta y Melilla
Con estos movimientos, Marruecos también ha logrado afianzar uno de sus principales proyectos internos más ambiciosos, como lo es el reconocimiento de sus planes de soberanía sobre el Sáhara Occidental. Estados Unidos fue uno de los primeros en dar su beneplácito ante los planes de Mohamed VI. Al menos, vía Twitter: Trump anunció en 2020 a través de sus redes sociales que suscribía los planes de Rabat. Otros países no tardarían en dar el mismo paso. Entre ellos, España. Las circunstancias, no obstante, eran sustancialmente diferentes.
El reconocimiento de Estados Unidos llegaba desde un punto de vista estratégico, en busca de impulsar a Marruecos como su principal socio en el norte de África. En el caso de España, para cerrar las heridas por las que sangraban las relaciones diplomáticas a ambos lados del Estrecho: tras el ingreso hospitalario del líder del Polisario en Logroño, el reino alauí propició la irrupción de miles de personas en Ceuta por vías irregulares.
El diálogo pendía de un hilo hasta que Pedro Sánchez, sin consulta previa al Congreso de los Diputados, envió una carta a Mohamed VI en la que reconocía su soberanía sobre el Sáhara. Fue el monarca marroquí quien desveló el contenido de la misiva. Un gesto de especial trascendencia, a tenor de la importancia histórica que la región ha tenido para España.
“El tuit del presidente Trump fue efectivamente un impulso para Marruecos, pero no supone en términos jurídicos el reconocimiento formal estadounidense de la marroquinidad del Sáhara -concluye Echeverría-. La carta del presidente Sánchez tampoco. Es decir, estamos viendo avances que Marruecos obviamente ve como ventajas y que le acercan a una posición de fuerza”.
Tras reforzar su posición sobre el Sáhara Occidental, Marruecos no oculta que Ceuta y Melilla son puntos estratégicos en su proyecto de futuro. Los analistas coinciden en que uno de los principales problemas en la reapertura de las aduanas entre las dos ciudades autónomas y Marruecos es, principalmente, político: reabrir las fronteras supondría un reconocimiento implícito de que esas fronteras existen.
¿Quedan cubiertos Ceuta y Melilla bajo el paraguas de la OTAN? A juicio de Carlos Echeverría, “según el Tratado, no”, aunque “la realidad es más compleja”: “Lo será en la medida en que España considere que todo su territorio nacional es todo su territorio nacional, es decir, que defina con claridad que también lo es Ceuta, Melilla, los Peñones, las Chafarinas. Como dijo el presidente Biden en la cumbre de Madrid en junio de 2022, hasta la última pulgada del territorio nacional de cualquier Estado miembro está cubierto por la Alianza”.
El director del Observatorio de Ceuta y Melilla sostiene que “deberíamos centrarnos en esto más que en evocar el tema de si artículo 5 sí, o si artículo 5 no”: “Porque para incluir algo que no está incluido en el artículo 5 hay que reformar el Tratado. Y a buen seguro que algunos Estados miembro de la Alianza no estarán por la labor de reformarlo”.
Por eso, “España tiene que transmitir a todos, incluido Estados Unidos, una voluntad fuerte de compromiso con la defensa de su territorio”: “La disuasión tiene que ser española. No tenemos que estar pensando en que la OTAN o Estados Unidos estén ahí siempre”. Echeverría concluye que “España tiene que tener muy claro que tiene que tener una capacidad de disuasión creíble en relación con Marruecos”.
morterona
28/02/2025 22:47
Cuando la crisis de Perejil las FA españolas eran superiores a las marroquíes. Hoy la situación es muy distinta y cuando el Rey de Marroecos lo necesite tendremos marcha verde y nuestro Ejército ¿ va a disparar a una masa de civiles desarmados ? Hará como en el Sahara: recoger el petate.