En el mundo del derecho, existen nombres que resuenan con fuerza debido a su valentía, lucha incansable y compromiso con la justicia. Uno de esos nombres es el de Ana Katiria Suárez Castro, una abogada mexicana que, desde hace más de dos décadas, se ha dedicado a la defensa de derechos humanos, con un enfoque especial en las víctimas de violencia, particularmente mujeres, niñas y niños. Su carrera está marcada por casos de alto impacto, donde la corrupción, la impunidad y la violencia institucional se cruzan con las vidas de los más vulnerables.
Hay que hacer hincapié en que su carrera está marcada por su compromiso con la defensa jurídica pro bono, que representa el 85% de su trabajo, especialmente en casos relacionados con violencia de género. Ha sido distinguida con el título de Doctora Honoris Causa en Derechos Humanos y es autora del libro En legítima defensa, en el que narra el caso de Yakiri Rubio.
Este último es uno de los casos más emblemáticos en la vida de Ana Katiria, el de Yakiri Rubio, una joven que, en 2013, fue víctima de secuestro, tortura y violación. En un acto de legítima defensa, Yakiri cortó el cuello de uno de sus agresores, lo que la llevó a ser acusada de homicidio calificado y encarcelada. Fue en este caso donde Ana Katiria empezó a comprender la magnitud de la corrupción que afecta el sistema judicial mexicano.
“Cuando tomé el caso de Yakiri, era una revolución, un despertar para muchas personas”, dice Ana Katiria. “No solo enfrentamos a la justicia, sino también a pactos patriarcales que protegían a los agresores, quienes vivían cerca de la fiscalía y tenían relaciones cercanas con las autoridades. Este caso nos enseñó que no podemos quedarnos calladas, que si no nos unimos, la impunidad seguirá ganando".
A través de una lucha colectiva, que incluyó la primera gran marcha feminista en apoyo a Yakiri, Ana Katiria logró liberar a la joven y devolverle su dignidad. Este caso se convirtió en un referente en la defensa de los derechos de las mujeres en México y marcó un antes y un después en la carrera de la abogada.
Luchar por la vida y la justicia, un desafío constante
La abogada no oculta la dureza de su labor, especialmente cuando se trata de defender a víctimas en un sistema judicial plagado de obstáculos. “Es un volado para vivir o morir, significa vivir con miedo todos los días. Pero cuando ves que tu lucha recupera vidas y libertades, eso te da fuerza para seguir”, explica Ana Katiria.
A lo largo de su carrera, ha representado a cientos de víctimas de violencia de género, secuestros, abuso infantil y 'narcomenudeo', entre otros crímenes. Sin embargo, lo que más la ha marcado es la constante discriminación que enfrentan las personas que, por no tener recursos económicos, son despojadas de su derecho a acceder a la justicia.
“Lo que he aprendido es que el sistema judicial no solo discrimina a las comunidades originarias o a las personas con pocos recursos, sino que también afecta a mujeres y niños de sectores más privilegiados. La violencia machista y misógina afecta a todas, independientemente de su clase social”, señala Ana Katiria. “Las mujeres y los niños están tan desamparados como la víctima más pobre, y ahí es donde tenemos que entrar todas”.
La abogada asegura que no le ha sido difícil mantener su compromiso con las víctimas. “Nunca se me ha hecho pesado entregar mi vida al servicio de quienes lo necesitan”, afirma con humildad.
Una campaña de criminalización en su contra
Ana Katiria Suárez Castro se encuentra actualmente en España, donde ha tenido que trasladarse de manera temporal debido a amenazas de muerte relacionadas con su ejercicio profesional. La abogada explicó en entrevistas con medios como W Radio y El Universal que esta situación surgió a raíz de su representación legal en un caso de custodia y protección de tres menores, en el que se denunciaron actos de violencia familiar y abuso presuntamente perpetrados por su expareja, Guillermo Sesma Suárez. Este hecho desencadenó una campaña de criminalización en su contra, con acusaciones que ella considera infundadas y fabricadas.
La abogada denunció que no se trata de una huida ante acusaciones legales, sino una medida de protección ante el riesgo real por su vida. Según sus palabras, “Estoy fuera del país porque temo por mi vida, no porque huya de ninguna acusación”.
Por ello, uno de los mayores retos a los que se enfrenta Ana Katiria es la constante amenaza de la impunidad y la corrupción en el sistema judicial mexicano. En muchos casos, las víctimas no solo deben lidiar con sus agresores, sino también con autoridades que, en lugar de buscar la justicia, optan por proteger a los culpables. “En estos casos, no solo es un litigio jurídico. Es una lucha social constante contra la impunidad. A veces, el trabajo que hacemos se convierte en una causa colectiva”, explica. “La mayoría de estos casos no solo se resuelven en los tribunales, sino que requieren una lucha para saltar las barreras de la corrupción”.
Ana Katiria no escatima esfuerzos en recordar que la defensa de los derechos humanos no es una tarea fácil. “Vivimos con una soledad no elegida, y sabemos que, al hacerlo, también le estamos causando dolor a nuestras familias. Pero eso no nos detiene. La lucha es por la justicia, y por todas esas personas que no pueden alzar la voz por sí mismas”, comenta.
Aunque el miedo siempre está presente, Ana Katiria se mantiene firme en su propósito. “Sí, tengo miedo de perder la vida, de ser secuestrada, de ser torturada. Pero también sé que mi vida tiene un propósito: seguir defendiendo a quienes no tienen voz”, dice con determinación.
Ana Katiria ha sido objeto de una campaña de desprestigio orquestada en redes sociales, donde se han difundido datos personales y expedientes judiciales sin el consentimiento debido. Esta campaña, según su testimonio, ha sido alimentada por actores institucionales con claros intereses en deslegitimar su trabajo como defensora de los derechos de las mujeres y menores.
En sus propias palabras: “Es absurdo pensar que yo, que he denunciado atrocidades cometidas por feminicidas y abusadores, me pondría a pactar con delincuentes por dinero”. Esta declaración refleja su indignación ante las acusaciones, las cuales considera injustas e infundadas.
Organizaciones internacionales como Front Line Defenders han documentado su caso, catalogándolo como un claro ejemplo de criminalización de defensoras de derechos humanos en México, y han solicitado la protección de su integridad y el respeto a su trabajo.
Los obstáculos de ser mujer en un sistema patriarcal
Ser mujer en una profesión dominada por hombres, especialmente en el campo del derecho penal, ha sido otro de los desafíos de Ana Katiria. En su lucha contra el patriarcado y la misoginia, la abogada ha enfrentado la discriminación tanto de sus colegas como de las autoridades. “En México, el sistema patriarcal está tan arraigado que incluso muchos abogados y abogadas se sienten incómodos al vernos enfrentarnos a este sistema”, explica.
A pesar de estos obstáculos, Ana Katiria ha logrado mantenerse firme y avanzar. “En este país, muchas veces te dicen que el derecho penal es para hombres, que las mujeres deberían dedicarse al derecho familiar. Pero yo nunca he creído en esas barreras. Lo importante es luchar por lo que es justo”, añade.
Su visión es clara: el derecho a la justicia, la verdad y a vivir una vida libre de violencia es un derecho universal, y como defensora de derechos humanos, se siente orgullosa de llevar esa lucha adelante. “Si yo pude, ellas pueden. Si ella pudo, tú también puedes”, dice con convicción. “Ese es el mensaje que trato de transmitir a todas las mujeres, a todas las víctimas. Que no están solas, que siempre hay un espacio para luchar por sus derechos”.
El trabajo de Ana Katiria no se limita solo a los tribunales nacionales. Debido a la corrupción y la impunidad prevalentes en el sistema judicial mexicano, la abogada ha llevado algunos de sus casos al ámbito internacional. “A veces, el sistema en México no da para más. Por eso, llevo los casos a nivel internacional, porque la justicia debe ser universal. Existen convenciones y tratados que obligan a los países a actuar con perspectiva de género y de derechos humanos”, explica.
A pesar de los desafíos y las amenazas, Ana Katiria se mantiene firme en su compromiso de cambiar las cosas. “Lo que estamos viviendo en México no puede seguir siendo tolerado. La corrupción y la impunidad deben ser erradicadas. Y si esto implica luchar a nivel internacional, lo haremos”.
El apoyo de la sociedad y las nuevas generaciones
A pesar de la dura batalla, Ana Katiria no está sola en su lucha. En los últimos años, ha observado un cambio significativo en la sociedad mexicana. “Hoy en día, tenemos a mujeres en puestos clave, como la presidenta, la fiscal general de justicia de la Ciudad de México y la jefa de gobierno. Están trabajando para erradicar la corrupción y la impunidad”, dice optimista.
Además, la abogada destaca la creciente participación de las nuevas generaciones. “Cada vez veo más jóvenes que se atreven a ser parte de esta lucha. Están dispuestas a ser rechazadas por un país machista, pero lo hacen porque saben que están haciendo lo correcto. Eso es un verdadero orgullo”, afirma con una sonrisa.
A lo largo de este proceso, Ana Katiria Suárez ha recibido el respaldo de múltiples colectivos feministas y organizaciones internacionales, que se han manifestado en su apoyo. Más de 40 colectivos feministas han expresado su solidaridad mediante comunicados y utilizando el hashtag #YoConAnaKatiria. Organizaciones como Front Line Defenders y el Observatorio Internacional de Abogados en Riesgo siguen su caso, al considerar que pone de manifiesto los riesgos que enfrentan las defensoras de derechos humanos, particularmente las mujeres.
En reconocimiento a su valentía jurídica y su trabajo en favor de los derechos de las mujeres, Ana Katiria Suárez fue galardonada con el Premio Costilla Rota 2025, otorgado por el medio digital feminista La Costilla Rota. Este premio destaca su trayectoria y su contribución al feminismo jurídico en México, aun cuando enfrenta riesgos personales y profesionales. La Costilla Rota es conocida por ser la primera "periódica feminista" del país, enfocada en temas de justicia social, género y una comunicación no hegemónica.
A pesar de los obstáculos, Ana Katiria tiene la firme convicción de que la lucha por la justicia no tiene vuelta atrás. “Los avances han sido grandes, pero aún falta mucho. Necesitamos más abogadas y más personas comprometidas con la causa. El sistema no cambia de la noche a la mañana, pero si seguimos luchando, el cambio es posible”, concluye.
Ana Katiria sigue siendo una voz firme en la defensa de los derechos humanos, enfrentando la violencia, la corrupción y la impunidad, con la certeza de que su trabajo está haciendo una diferencia en la vida de muchas personas. Su historia es un testimonio de coraje, resiliencia y esperanza en la lucha por la justicia.