Economía

Sánchez se vende como salvador ante Trump pese a su escaso margen de maniobra

Moncloa convoca reuniones de alto nivel con los líderes empresariales sin conocer siquiera el alcance de los aranceles

La imagen de acción vale más que la acción en sí misma. Esa es la máxima de la 'estrategia relámpago' que ha orquestado Moncloa, horas antes del 'Día de la Liberación' de Donald Trump. Antes de que el presidente estadounidense destapara sus últimas cartas, Pedro Sánchez ordenó colmar su agenda de encuentros. El objetivo: 'venderse' como un enérgico líder, capaz de contrarrestar la nueva andanada arancelaria del mandatario republicano.

Que la iniciativa tiene aroma de propaganda lo demuestra un hecho. En la mañana de este miércoles, sin conocerse aún la batería de aranceles, Moncloa convocó a los principales líderes patronales y sindicales para una reunión de alto nivel con Sánchez. El encuentro se celebró a primera hora de la tarde; es decir, horas antes de que Trump entrara en escena. Y para dar la pomposidad suficiente al momento, el presidente ordenó a sus ministros 'económicos' que acudieran a la cita. 

En el Palacio de La Moncloa, Sánchez entrevistó con los presidentes de CEOE y Cepyme (Antonio Garamendi y Gerardo Cuerva), y los de UGT y CCOO (Pepe Álvarez y Unai Sordo). Al otro lado de la mesa, arropando al líder socialista, se encontraban la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda (María Jesús Montero), la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo (Yolanda Díaz), y los titulares de Industria (Jordi Hereu), Agrigultura (Luis Planas) y Exteriores (José Manuel Albares). También se encontraba en la sala el jefe del 'aparato' económico de Moncloa, Manuel de la Rocha.

La cita concluyó con la deseada foto oficial, pero sin resultado alguno. Entre otras cosas, porque ninguno de los participantes conocía el alcance de la amenaza de Washington. Sánchez no podía hacer mucho más de lo que hizo: prometer firmeza frente a la Casa Blanca y apoyo a los sectores más afectados.

También en la mañana de ayer, Moncloa cursó invitaciones a representantes de otros colectivos empresariales, salpicados en mayor o menor medida por la guerra comercial. El encuentro tendrá lugar en la mañana de este jueves, con carácter urgente. Es decir, sin tiempo para analizar el impacto ni las posibles medidas de amortiguar el golpe.

A la reunión del complejo presidencial han sido citados los responsables de las patronales de la automoción (Anfac y Faconauto), de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja), de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) y de la Organización Interprofesional del Aceite de Oliva Español.

La promesa del Gobierno

El mensaje que el Gobierno está aireando entre los empresarios lo verbalizó este miércoles en público Yolanda Díaz. "El Gobierno va a salvar a los sectores afectados y a los trabajadores", aseveró. A oídos de los algunos empresarios, las declaraciones de la vicepresidenta también desprenden demagogia. La declaración de guerra comercial tendrá una respuesta a escala europea, dado el tamaño del desafío y la factura que supondrá el contraataque.

El Gobierno, individualmente, tiene escaso margen de maniobra para "salvar" a las víctimas de los estragos que provoque Trump. Díaz recordó ayer algunas de las medidas que puede aprobar la coalición. Desde ayudas a medidas laborales como los ERTE o los ERE, desplegados ya en momentos dramáticos como la pandemia o la Dana de Valencia. 

Sin Presupuestos Generales del Estado, con un déficit y una deuda pública elevados, con raquíticos apoyos parlamentarios, el Gobierno depende de la Comisión Europea para activar nuevas medidas de choque. Si Trump acaba poniendo en práctica todos los aranceles anunciados (sin dar una oportunidad a la negociación), la UE está obligada a coordinar una respuesta similar a la que ha dado en materia de defensa. No en cantidad (el relanzamiento de la industria militar movilizará 800.000 millones), pero sí en el 'modus operandi'.

Bruselas permitirá a los países activar temporalmente la denominada 'cláusula de escape' para elevar su gasto en defensa, sin que compute como déficit. Los países con más estrecheces en sus cuentas públicas -como España- necesitan la misma manga ancha, en el caso de que Trump obligue a tirar de chequera para defender los afectados. 

Sin tener en cuenta si quiera la nueva factura de los aranceles, la AIReF ya ha advertido que el gasto en defensa obligará al Estado a apretarse el cinturón. O, más concretamente, al próximo Gobierno. Lo ha contado Vozpópuli: quien lidere el Ejecutivo en la siguiente legistlatura tendrá que hacer un ajuste de 6.500 millones al año,  una vez que se desactive la cláusula de escape (en 2028).

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