El Real Madrid se despidió este miércoles de la UEFA Champions League tras caer eliminado en los cuartos de final frente al Arsenal, en una eliminatoria que deja más dudas que certezas y que supone el peor rendimiento del equipo en Europa con Carlo Ancelotti como entrenador. El Santiago Bernabéu fue testigo de una actuación gris, sin plan de juego definido y con un conjunto que pareció rendirse demasiado pronto ante un rival mucho más organizado y competitivo. Todo un descalabro.
La derrota por 1-2 (1-5 en el global) ante los 'gunners' no solo cerró las puertas a unas semifinales que el club blanco había convertido casi en rutina -acumulaba cuatro seguidas desde 2020-, sino que pone fin también al sueño del triplete. El mazazo ha sido mayor por la forma en la que se produjo: sin el carácter ni la determinación que históricamente han caracterizado las grandes noches europeas del Real Madrid.
"Es una decepción, pero esto puede pasar. No existe un equipo invencible", reconoció Carlo Ancelotti tras el encuentro, en una rueda de prensa en la que asumió con serenidad el revés, pero también dejó entrever su desgaste. El técnico italiano, que en su primera etapa firmó la histórica 'Décima' y en la segunda devolvió al club a la cima europea en 2022, nunca había caído en cuartos con el equipo merengue. Ni siquiera en la campaña 2014-15, cuando pese a los altibajos logró las semifinales.
Esta eliminación supone un frenazo en seco para un Madrid que había vuelto a ilusionarse con la posibilidad de conquistar las tres grandes competiciones. Por primera vez desde 2014, el triplete se veía como algo factible. En aquel entonces se escapó LaLiga; esta vez, el batacazo ha llegado en su competición fetiche: la Champions. Un desenlace que, además, cuella de lleno en un momento clave del calendario, con la final de Copa del Rey a la vuelta de la esquina -el próximo sábado 26 de abril- y un Clásico decisivo por LaLiga ante un Barça en línea ascendente.
Hipnotizado por el Arsenal en el Santiago Bernabéu
Ancelotti trató de restar dramatismo y confía en la reacción del grupo: "No temo por la respuesta anímica del equipo. Hay que seguir peleando y aprender de este momento para ser mejores en los próximos partidos". Sin embargo, las señales son preocupantes. La falta de fútbol fluido, la escasa capacidad de respuesta y una dirección técnica sin soluciones han hecho que muchos miren ya hacia el banquillo.
"Puede que el club decida cambiar, puede ser este año o cuando acabe mi contrato. Me da igual", lanzó el técnico italiano cuando fue cuestionado por su futuro. No mostró intención de dimitir, pero tampoco se aferró al puesto. "El día que termine aquí solo podré dar las gracias. Mañana, en diez días o un año", sentenció Ancelotti.
El Arsenal supo manejar el partido de vuelta a su antojo y acabó ganando (1-2) | EFE
Más allá del resultado, lo que ha dolido en Chamartín ha sido la imagen. Un equipo sin alma, que no supo encontrar los espacios ante un Arsenal sólido y que llegó a Madrid con la lección bien aprendida. El partido de ida, ya pobre en juego, se convirtió en una losa imposible de levantar. El Bernabéu esperaba una noche mágica y se encontró con una despedida amarga. El Madrid ni pudo ni quiso la remontada.
Ahora, con el objetivo europeo ya fuera de alcance, el Real Madrid debe centrar sus esfuerzos en las tres competiciones que le restan: la final de la Copa del Rey el próximo sábado 26 de abril en el Estadio de La Cartuja (Sevilla) y la lucha por el título de LaLiga. Finalmente, durante los meses de junio y julio, el conjunto merengue también peleará por hacerse con el primer Mundial de Clubes. ¿Levantará alguno?