La sonrisa de Carolina Marín ha vuelto a iluminar una pista de bádminton. Ocho meses después de sufrir la tercera grave lesión de su larga carrera en los Juegos Olímpicos de París 2024, la campeona olímpica en Río de Janerio 2016 ha retomado los entrenamientos con raqueta, tal y como ha compartido en sus redes sociales.
"De vuelta en la pista ocho meses después", escribía la onubense junto a un vídeo en el que se la ve golpear el volante, moverse con cautela y, sobre todo, sonreír. No es un regreso competitivo, ni mucho menos, pero sí un paso gigante en su largo y paciente proceso de recuperación, tras romperse la plastia del ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha -ya operada en 2019- y sufrir también la rotura del menisco interno y externo. Por aquel entonces, las lágrimas eran las protagonistas.
Todo ocurrió el pasado 4 de agosto en el pabellón Porte de la Chapelle de París. Marín, número cuatro del ranking mundial en ese momento, dominaba con solvencia su semifinal olímpica frente a la china He Bing Jiao (21-14, 10-6) cuando, de repente, su rodilla dijo basta. Se fue al suelo entre gestos de dolor, intentó continuar con una rodillera improvisada, pero tras dos puntos más, no pudo seguir. Abandonó la pista llorando y con todo el público presente en la capital sa en pie, despidiéndose así de su sueño -no participó en Tokio 2020- de disputar una nueva final olímpica.
Durante los meses siguientes, Carolina Marín afrontó la recuperación con la misma determinación que ha marcado toda su carrera. "No tengo prisa", repitió una y otra vez en los actos públicos en los que participó, como durante la presentación en Oviedo de su documental 'La lucha infinita', o en los Premios Princesa de Asturias, donde reconoció que su primer pensamiento en vestuarios fue colgar la raqueta para siempre. "Se lo dije a Fernando (su entrenador): No puedo más", confesó entonces.
Las lágrimas de Carolina Marín congelaron los Juegos Olímpicos de París 2024 | EFE
Sin embargo, con el paso del tiempo, la perspectiva cambió. Carolina Marín decidió escuchar a su cuerpo y a su corazón, dejando que la pasión por su deporte fuese más fuerte que el dolor. "Volveré a coger una raqueta en el momento adecuado". Y ese día ha llegado: el 8 de abril de 2025, fecha que supone un antes y un después.
Huelva: la ilusión de Carolina y de todo el deporte
En el vídeo publicado en sus redes sociales, grabado en el Centro Especializado de Tecnificación Deportiva de Bádminton en Barajas (Madrid), se escucha a la campeona bromear con su equipo: "No está mal, ¿eh?". Con movimientos aún prudentes y sin la exigencia de la alta competición, Carolina ha dado el primer golpe simbólico de un camino que, si todo va bien, tendrá su destino en Huelva en 2026. Queda un año.
Porque en el horizonte ya asoma una motivación especial: el Campeonato de Europa de Bádminton que se celebrará del 6 al 12 de abril de 2026 en el Palacio de Deportes Carolina Marín, en su ciudad natal. "Me haría muchísima ilusión volver a competir allí, en mi tierra, con toda mi gente", confesaba la campeona. Su sueño no es otro que retirarse sobre una pista, con la raqueta en la mano y el orgullo intacto.
De momento, Marín continúa trabajando sin poner plazos, consciente de que esta vez la paciencia será su mejor compañera de viaje. Pero lo más difícil ya está hecho: volver a sonreír en una pista de bádminton. Y, conociendo su carácter, esa sonrisa no tardará en transformarse en nuevos sueños cumplidos y más episodios escritos.