Cultura

De Casa de Correos a corazón radial, político y sentimental de España

Construida en la segunda mitad del siglo XVIII, la Real Casa de Correos nació con un propósito sencillo pero vital: gestionar el servicio postal

  • Real Casa de Correos, todavía sin reloj, durante las revueltas de 1854

Los españoles debemos esperar al último día del año para ponernos de acuerdo en hacer algo a la vez. El único ritual compartido tuvo su cuna y sigue teniendo como principal escenario un edificio del siglo XVIII que ha sido testigo del último cuarto de milenio de la historia de Madrid y de España. Su reloj nos indica el momento exacto en que debemos besar a nuestros seres queridos durante los primeros segundos del nuevo año. Además, ha presenciado vítores a reyes, revueltas y repúblicas, ha sido escenario de torturas durante la dictadura y lugar de encuentro democrático para un pueblo unido contra el terrorismo. Ahora, la Real Casa de Correos de Madrid celebra su 40º aniversario como sede de la Presidencia de la Comunidad.

Construida en la segunda mitad del siglo XVIII, la Real Casa de Correos nació con un propósito sencillo pero vital: gestionar el servicio postal de la capital del Reino. Fue diseñada por el arquitecto francés Jaime Marquet entre 1766 y 1768 por encargo del rey Carlos III, quien buscaba modernizar las infraestructuras de comunicaciones de la nación siguiendo los principios ilustrados del siglo XVIII. "Hasta su construcción la plaza de Sol era una encrucijada de caminos", señala Francisco Marín Perellón, historiador del  Instituto de Estudios Madrileños en el documental realizado por la Comunidad de Madrid para celebrar el 40º aniversario. 

El edificio, de estilo neoclásico, destacaba desde el inicio por su sobriedad, simetría y funcionalidad. Marquet proyectó un espacio eficiente con grandes ventanales, un pórtico elegante en la fachada y, posteriormente, una torre que coronaría el inmueble, otorgándole su característica más famosa y querida: el reloj. Aunque el primero que dio las horas en Sol procedía de la iglesia del Buen Suceso y fue conocido por su pésimo funcionamiento. En 1866, coincidiendo con el 33º aniversario de la primera proclamación de la reina Isabel II, se instaló el actual, fabricado por José Rodríguez Losada.

Km 0 de la red de carreteras

La España del siglo XIX fue una nación inmersa en la construcción de un Estado moderno, un proceso que no puede entenderse sin la conexión e integración de sus distintos territorios mediante una creciente red de carreteras. Estas vías serían las venas por las que el Estado estaría presente y a mediados del XIX, Sol ya había sido marcado como el corazón de este sistema de circulación. El kilómetro 0, el origen de las carreteras radiales. 

Desde sus comienzos como sede del servicio postal, la Casa de Correos evolucionó rápidamente hacia un protagonismo mucho mayor. En el siglo XIX, durante el reinado de Isabel II, el edificio pasó a albergar el Ministerio de Gobernación, convirtiéndose en uno de los centros políticos más importantes del país, símbolo del poder gubernamental. Su centralidad también le otorgó la condición de punto de reunión que junto con el excedente de uva 1909 dieron origen a la tradición de despedir el año comiendo las uvas al son de la campana del reloj. "La torre más conocida de todos los españoles que sintoniza con millones de ellos cada 31 de diciembre para las campanadas. Es un símbolo de lo que es Madrid y es España, suma de muchos distintos pero que laten como este reloj, al unísono", señala el escritor Andrés Trapiello en el citado documental.

Pero si hubo otro momento especialmente significativo en la historia reciente de España fue la proclamación de la Segunda República, en abril de 1931. Desde el balcón principal de la Real Casa de Correos ondeó la bandera republicana, mientras multitudes entusiastas llenaban la Puerta del Sol celebrando el cambio de régimen que constituyó su gobierno provisional en el interior del edificio.

Durante el régimen franquista, el edificio mantuvo su relevancia política al ser la sede de la Dirección General de Seguridad, tristemente famosa por las detenciones políticas y las duras interrogaciones y torturas a opositores del régimen. Con el retorno de la democracia, el edificio experimentó una transformación significativa, dejando atrás su oscuro papel de los años anteriores para renacer como sede institucional democrática. El exministro del interior José Barrionuevo  le propuso al presidente de la Comunidad de Madrid, el entonces también socialista Joaquín Leguina, que el edificio se convirtiera en la sede de la presidencia de la Comunidad de Madrid que ahora cumple 40 años. Interior se despojaba del oscuro pasado y el nuevo ente autonómico ganaba una sede inmejorablemente localizada en el corazón mismo del país.

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