Llegó a España, como tantos otros, en busca de "conocer mundo". Nadie esperaba su final: colgada de una cuerda en el gallinero de una masía ajena en Girona. Ainoha Izaga Ibieta Lima era La mujer del cobertizo, esa a la que la Policía Nacional estuvo tratando de poner nombre y apellidos durante más de seis años. Pese a que no había indicios de muerte violenta, los agentes no se rindieron hasta dar descanso a una familia paraguaya que ahora quiere encontrar respuesta a nuevas preguntas.
El caso de Ainoha es uno de esos que corren el riesgo de quedar sepultados en un cajón durante años. El forense determinó que se trataba de un suicidio, la víctima iba indocumentada y los Mossos d'Esquadra no encontraron ninguna denuncia por desaparición en esa zona en el momento del hallazgo, agosto de 2018. Parecía como si a nadie le hubiera perturbado la ausencia de Ainoha, que acabó enterrada en una fosa común. Fue su hermano José, al no tener noticias sobre ella, quien acabó presentando una denuncia en Paraguay a mediados de 2019. Exponía que su hermana tenía un billete de avión para regresar al país desde Barcelona el día 8 de agosto, pero nunca embarcó. Se había quitado la vida cuatro días antes.
Hasta 2021, las autoridades paraguayas no emitieron una alerta a través de Interpol por esta desaparición. La Sección de Homicidios y Desaparecidos de la UDEV Central de la Policía Nacional, que no da un caso por perdido, se puso en marcha. Revisando expedientes, el inspector Manuel Pérez explica a Vozpópuli que solicitaron a Paraguay la información sobre las huellas dactilares y el ADN de Ainoha para introducirla en la base de datos policial que aúna personas desaparecidas, hallazgos de restos humanos y otra información de interés. Había un cuerpo y una denuncia por desaparición, pero hasta entonces no se habían conectado. ¡Bingo! La huella dactilar facilitada por la familia y que fue cotejada por la Policía Científica hizo match con el misterioso cadáver encontrado en el gallinero de una masía gerundense.
Hasta ese momento, la mujer no tenía nombre y apellidos, pero sí un apodo, La mujer del cobertizo. Así fue incluida en la campaña de Interpol Identify Me, que buscaba identificar a 46 mujeres halladas sin vida en las últimas décadas en nuestro país. Aunque los agentes de la UDEV Central ya estaban muy cerca de resolver el caso, las llamadas y mensajes de agradecimiento no dejaron de llegar por la identificación de la primera mujer -y, de momento, la única- incluida en una campaña de alcance internacional. Para los investigadores, la satisfacción no es más que la de haber dado "respuesta a una familia" seis años después. Una vez confirmada la identidad, era el momento de comunicar el fallecimiento de forma oficial a la familia. Los policías que investigan las desapariciones más inquietantes prefieren dar la noticia "en persona". El inspector Manuel Pérez ó con una tía de Ainoha que reside en España. Le pidió que fuera a la comisaría más cercana, y allí le trasladaron que su sobrina murió ahorcada hace seis años.
Las circunstancias de la muerte
El hermano de Ainoha, José Ibieta, cuenta a Vozpópuli desde Paraguay que durante su estancia en España le había llamado varias veces "llorando" y que tenía "cambios anímicos", incluso "brotes psicóticos". Lamenta que el sistema "abandonase" a su hermana: "Se pudo haber evitado". Tampoco entiende cómo ella no decidió regresar antes a Paraguay ya que, asegura, "no tenía la necesidad" de emigrar a España y lo hizo "para conocer mundo". Aunque ya había viajado a nuestro país en alguna ocasión, se mudó definitivamente entre 2016 y 2017. Se instaló en Cataluña, hizo amistades, tuvo relaciones y viajó, por ejemplo a la isla de Lanzarote.
Debido a sus problemas de salud mental y a la lejanía con su familia, Ainoha acabó comprando un billete para regresar a Paraguay el 8 de agosto de 2018. Nunca subió al avión. Cuatro días antes, los Mossos la habían encontrado ahorcada en el gallinero de una masía en Sant Julià de Ramis (Girona). Los investigadores de la UDEV Central descubrieron que horas antes había visitado una clínica psiquiátrica en la provincia. El dictamen del forense fue claro: asfixia por "ahorcamiento". Los Mossos no encontraron ningún indicio de criminalidad, pero después de seis años de incertidumbre la familia quiere poder dar respuesta a todas sus "preguntas". Por ello, ha contratado un abogado en España para que estudie el caso y, si lo considera, pida la reapertura de la causa, que archivó en primera instancia el Juzgado de Instrucción número 2 de Girona. Y acaba con un deseo: "Que nadie tenga que pasar por lo que nosotros hemos pasado".