Internacional

Becciu, el otro 'tapado' en el cónclave

La elección del nuevo pontífice puede verse condicionada por la posible participación en ella del controvertido cardenal condenado por estafa financiera

  • Becciu

Cuando Miguel Ángel terminó de pintar La creación en la bóveda de la Sixtina, así trataba de explicársela al Papa Julio II, quien la financió: “Santo Padre, es un acto de amor”. La respuesta del Sumo Pontífice aún hace remover los cimientos del lugar donde los 136 cardenales se sentarán para dirimir el próximo cónclave, que podría comenzar a partir del 5 de mayo. “¿Así es como tú ves al hombre? ¿Noble, hermoso, valiente? Tu obra es hermosa, pero falsa. El individuo está corrompido y tiene las manos ensangrentadas”, espetó iracundo.  

Hay algo de esa penumbra que late en esta sala operativa, más política que religiosa, donde se sentará el colegio de purpurados para elegir al sucesor de sco. Una atmósfera pesada, con vicios y contubernios. Un influjo oscuro. “Ahora la atención pasa del Papa que nos ha dejado a quién llegará. Las quinielas son un clásico de la previa, pero me abstengo para respetar al Espíritu Santo, el único árbitro de esta competición, esta lucha”. Así aparece este martes 23 de abril el editorial del diario Il Giornale, firmado por Alessandro Sallusti. “El cónclave es un parlamento político donde se construyen alianzas sin objeciones de culpa. Porque sí, la Iglesia terrenal no es el monolito descrito en las Sagradas Escrituras. No. Fuera de la verdad de Cristo, todo es discutible, incluso la existencia de Dios”, añade.

Efectivamente, este es el caldo de cultivo reinante ya a pocos días del funeral de Bergoglio, que dará inicio a I novendiali -primero- y el gran sufragio santo, después. Así pues, mientras San Pedro se blinda ante la llegada estimada de 200.000 fieles para este sábado, bajo cuerda se fuerza y acentúa este alboroto sacro, tan necesario para orquestar tramas impunemente. Muchas de ellas beben del hermetismo masónico, esa filosofía constantemente usurpada y vilipendiada solo para convertirla en una catalizadora del poder.

La excusa de todo -bella y sagrada- es prepararse para acertar en la gran elección. Comprender, examinar bien cómo debe ser el identikit del 267º obispo de Roma. Ahí, y aunque la lista de favoritos es evidente (los continuistas Zuppi, Parolin o Tagle), ya se ha dejado notar un frente conservador y tradicional con sed de venganza, sobre todo tras perder peso importante en el Colegio Cardenalicio que remodeló Francisco con los años (de los 136 prelados, él nombró el 80%).

En este río revuelto, contaminado y sin peces, despuntan tres nombres situados en las antípodas del mensaje bergogliano. Son Leo Burke, Robert Sarh y Gerhard Ludwig Müller. A ellos se le une una figura muy cotizada del bando ultraconservador: el trumpista Thimoty Dolan, archi obispo de Nueva York, enorme látigo contra el aborto y feroz contra la apertura de mujeres diáconos.

La figura controvertida de Becciu

A esta marejada ya reinante bajo el flujo de personas que arriban estos días a la capital, se añade un verso libre: Angelo Becciu, quien lucha por entrar en el cónclave para participar como elector en el sufragio. Él fue el primer cardenal procesado y condenado por estafa financiera. “Crucificado”, escribió el reportero Vittorio Feltri, con base en un memorial de su ex colaborador, asesorado a su vez probablemente por el controvertido promotor de Justicia (Alessandro Diddì) y la Papesa sca Chaouqui, una lobista nombrada otrora por el propio Francisco para la Comisión de transparencia financiera, en 2013. También ella fue condenada en el proceso Vatileaks II, cuyas entrañas y vísceras vuelven a desprender podredumbre ante el inmediato cónclave. “Hay que dejar clara una cosa. Ningún cardenal elector podrá ser excluido activa o pasivamente. Lo dice el artículo 35 de la Constitución Apostólica Universi Dominic gregis”, responde a Il Giornale. Geraldina Boni, ordinaria de Derecho eclesiástico del Alma Mater (Bolonia). “El voto allí no es un derecho sino un deber”, subraya.

De aparecer en el referéndum, el voto de Becciu supondría el 134. Podría llegar con la guadaña de vendetta, pero la paradoja es que de él jamás salió una palabra fea hacia el difunto Papa. Solo manifestó dolor y zozobra, por lo que en su opinión era una maquinación maquiavélica para descalificarle.

Su presencia amenaza con alterar los frágiles equilibrios. Habrá que esperar el desenlace, aunque la escuadra expansiva y variopinta de sco -arribada desde los confines más recónditos del mundo- sabe, ya que esta figura ejerce de bisagra para ensamblar universos que se acaban de conocer en Roma, venerando la salma. El resto lo arbitrará solo el Espíritu Santo bajo el influjo divino de ese hombre perfecto que imaginó Miguel Ángel, y que estaba tan distante de la visión demoníaca y realista de julio II.

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación Vozpópuli