La investigación de la muerte del fundador de Mango, Isak Andic, empieza a revelar zonas de sombra. Después que un juzgado de Martorell (Barcelona) reabriese ayer las pesquisas por su fallecimiento — que tuvo lugar el pasado diciembre después de precipitarse por un barranco de 150 metros de altura en una excursión y que se atribuyó a un accidente— los Mossos d'Esquadra se tan topado con "contradicciones" en la declaración de su hijo mayor, Jonathan, presente en el momento de su muerte.
Así, la policía catalana está tratando de averiguar por qué el hijo ofreció a las autoridades una versión que, al menos en dos aspectos, no se ajusta a la realidad. El primero, es que Andic hijo señaló que había estacionado su vehículo en lugar determinado y la policía, posteriormente, descubrió que lo había hecho en otro distinto. La segunda incongruencia reside en que testificó no haber realizado fotografías durante la ruta, pero luego se comprobó que sí las había tomado. Ambas incidencias serán incorporadas al informe de la investigación. Pese a ello, la hipótesis principal sigue siendo que el deceso del empresario se debió a un accidente.
Cabe recordar que el deceso se produjo durante una excursión en las cuevas de salnitre de Collbató, en las montañas de Montserrat, el 14 de diciembre. Ese día, los servicios de Emergencias recibieron la alerta por la caída del empresario, que contaba con 71 años. Una caída que, según los primeros indicios, se debió a un resbalón de Andik mientras caminaba por el sendero —rodeado de precipicios y con numerosos puntos carentes de vallas protectoras debido a la dificultad del terreno—. Cuando llegaron los sanitarios al lugar de los hechos, no pudieron salvar su vida. Su hijo Jonathan, que le acompañaba en la excursión, hubo de ser atendido por un equipo de psicólogos al encontrarse en estado de shock. En estos momentos, la investigación se centra en el análisis de los móviles implicados, tanto del fallecido como de su hijo.