Andalucía

El reto ‘imposible’ de Cádiz: alcanzar el equilibrio entre el turismo de cruceros y la vida local

En 2024, llegaron cerca de 700.000 cruceristas a Cádiz en 333 escalas. Las plataformas de vecinos avisan de que Cádiz, pronto dejará de ser de los gaditanos

  • Crucero en Cádiz

Cádiz, es una ciudad única en el mundo. Poco más se puede decir de la tacita de plata, que levanta las pasiones de quienes la viven y la visitan. La historia de esta ciudad, marcada por el paso de innumerables culturas históricas, se valieron del mar, de donde llegaban y partían quienes se sentían irremediablemente atraídos por ella. Le ocurrió a los fenicios, a los romanos y a los cartaginenses que se asentaron aquí, donde pudieron ver crecer sus civilizaciones, parcialmente visibles a día de hoy. 

Miles de años después, el mar sigue siendo una vía de entrada y salida en esta gloriosa ciudad. Curiosamente, Cádiz sigue aguardando prosperidad para quienes vienen del exterior, pero que solamente buscan un entretenimiento pasajero en la ciudad. Y son tantos los que diariamente tienen esa pretensión de visitas aceleradas, que quienes viven en este pequeño 'rincón' del sur de España, se empiezan a cuestionar hasta que punto es un modelo viable. O al menos, abrir el debate. 

La capital del 'pescaito frito' se ve en la situación de lidiar con el turismo de cruceros. Para muchos, una bendición económica, para los vecinos, un problema de gran calado con consecuencias sociales, urbanas y medioambientales, que en Semana Santa está alcanzando un punto de mayor presión.

Un pilar económico

La Junta de Andalucía calcula que el turismo genera 240.000 puestos de trabajo en la provincia, una que lamentablemente ostenta la segunda posición en cuanto a número de parados: 122.334 personas están actualmente en las listas del desempleo. De hecho, según los datos del Patronato de Turismo de la Diputación Provincial, representa el 17% del PIB de la región, aportando 4.400 millones de euros anuales.

La dependencia está constatada, cuando además, hasta el 80% de los empleos se los lleva el sector servicios, aunque Cádiz también es conocida por su industria naval, aeronáutica, petroquímica, pesquera y agrícola. Pero esta realidad, los gaditanos la asumen. En Vozpópuli, hablamos con Antonio Gallardo, representante de la Asociación de vecinos del barrio del Pópulo y de la plataforma Cádiz Resiste.

El Pópulo es el barrio más antiguo de la ciudad, donde la costumbres vecinales están en 'peligro de extinción' a causa de la proliferación de las viviendas turísticas. El pasado mes de junio, la plataforma vecinal detuvo el deshaucio de María Muñoz, una anciana de 88 años incapaz de comprar el piso que tenía en alquiler, en una finca reconvertida a viviendas de uso turístico. Finalmente, la intervención del Cádiz F.C le permitió permanecer en su hogar, donde había vivido durante 57 años.

Con esta fuerte convicción vecinal y social, Antonio avisa antes de relatar la situación de que en Cádiz, los vecinos no tienen turismo fobia, "como muchos nos intentan atribuir. De hecho, nosotros aplaudimos el turismo porque beneficia a la artesanía, hostelería, pero lo que no queremos es la turistificación".

Líderes en cruceristas

Según esta organización ciudadana, Cádiz lidera el ranking nacional en cuanto a número de cruceristas por habitante. De hecho, cada año llegan a la ciudad seis cruceristas por cada residente, una cifra que multiplica por tres la de Barcelona, ciudad mucho más grande y que ya ha adoptado medidas para mitigar el impacto del turismo masivo.

Un ejemplo ilustrativo fue la llegada simultánea de cuatro grandes cruceros el pasado verano, con un total de 15.000 pasajeros, la mitad de las personas que viven en el casco antiguo. Durante esta Semana Santa, la situación alcanza tintes casi surrealistas con barcos como el AidaCosma, que atracó en Cádiz el lunes pasado con 6.717 pasajeros y 1.433 tripulantes a bordo.En total, casi 8.200 personas, más que la población de muchos municipios gaditanos. Esta “ciudad flotante”, como se la describe, no es un caso aislado. Ese mismo día coincidieron otros dos cruceros, lo que saturó a la ciudad y según Gallardo, "generó un verdadero caos en la ciudad".

Gallardo explica lo ocurrio durante aquel Lunes Santo, cuando "en la Plaza San Juan de Dios, a las 12 de la mañana era imposible andar por la calle, entre la carrera oficial, los palcos para ver los pasos y los miles de turistas que aborrataban las estrechas calles del casco histórico, obstaculizando el buen fluir de la ciudad".

Mientras, la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz ha celebrado caada año los records de llegadas de cruceristas, cerrando 2024 con casi 700.000 en 333 escalas de cruceros, una cifra que marcó un récord para la ciudad.

Tampoco le molesta al cofrade. Desde la Hermandad Sentencia, explican a este diario "los cruceros no molestan, ya que la carrera oficial suele empezar tarde". Esta figura de autoridad indica que Cádiz ha crecido mucho para adoptar el nivel de viajeros que acoge, además, "los cruceristas son los mejores, ya que salen, dan una vuelta por la ciudad y a las seis de la tarde ya se han ido".

Sin embargo, desde la plataforma ciudadana se alerta de que esto implica multiplicar por veinte la población del centro histórico en tan solo un año, generando una saturación evidente. Este crecimiento exponencial del turismo de cruceros, lejos de estar acompañado por medidas de control o regulación, ha avanzado sin freno, afectando directamente a la calidad de vida de los residentes.

Más problemas

A esto se suma la ocupación del espacio público y el incremento del precio de la vivienda, agravado por la proliferación de pisos turísticos —legales e ilegales— que reducen la oferta residencial accesible para la población local. El portavoz de la plataforma lamenta ver "los balcones vacíos las procesiones, desde donde ya no se oyen los 'olés' a los cargadores, ni aplausos. Se está perdiendo la alegría".

Pese a todo, desde la Autoridad Portuaria se defiende que Cádiz no está masificada, argumentando que en 149 días del año no hay escalas de cruceros. Sin embargo, para los vecinos, los efectos se concentran en los meses de mayor actividad, lo que provoca una “turistificación” del espacio urbano, especialmente del centro, que empuja a los residentes fuera de sus barrios.

Frente a esta realidad, Cádiz Resiste reclama medidas urgentes y valientes: una regulación efectiva del número de cruceros, un aumento de tasas e impuestos específicos para que el turismo contribuya a lo público, y políticas que frenen el desplazamiento de la población local. 

El turismo de cruceros representa un importante motor económico, con un gasto medio por pasajero que oscila entre los 40 y los 200 euros según el tipo de escala. Sin embargo, esta bonanza puede estar hipotecando el futuro de la ciudad y el bienestar de sus ciudadanos. 

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