Dionisio Navarro pone la comunicación en el centro de su proyecto de habilidades blandas. Un programa de investigación enfocado tanto para el mundo del deporte como para el ámbito empresarial y académico.
Dionisio no es nuevo en esto de entrevistar y aprender de otros. Cada charla que tiene, la usa como herramienta para enriquecer su trabajo y, sobre todo, para seguir entendiendo cómo la comunicación, la inteligencia emocional y el trabajo en equipo son piezas fundamentales para cualquier desafío grupal. "Esta última entrevista que hice me dejó más claro que nunca que si no aprendemos a comunicar y gestionar nuestras emociones, no importa cuán buenos seamos técnicamente, vamos a chocar igual", confesó.
“Lo que busco con este proyecto de habilidades blandas es que la gente se entrene no sólo en lo técnico, sino en lo humano. No sirve de nada ser excelente en lo que haces si después no puedes coordinar con tus compañeros, si no sabes negociar una diferencia o si te paralizas ante un problema", explica el profesor.
Este enfoque lo lleva tanto al deporte como a la empresa. Para Dionisio, los dos mundos se parecen mucho más de lo que uno cree: “En el deporte hay finales donde la presión es altísima; en la empresa, una crisis o un cliente que se va genera el mismo nivel de estrés. Si no sabes manejar eso, te pierdes. La resiliencia, la comunicación no verbal, el saber escuchar, son herramientas que necesitamos en todos los ámbitos”, reflexionaba.
Para Dionisio, no sirve con hablar: hay que saber escuchar, interpretar y sentir. La comunicación no verbal juega un rol crucial en esto: “Hasta el 70% del mensaje lo transmitimos con gestos, miradas, posturas. No es solo lo que se dice, sino cómo se dice”.
“La comunicación efectiva y la inteligencia emocional son pilares fundamentales para construir confianza”, afirmó. Según explicó, en el deporte, una indicación mal transmitida puede costar un partido, mientras que en la empresa, una mala comunicación puede llevar a perder proyectos importantes. “Un líder que domina estas competencias no solo resuelve conflictos, sino que anticipa tensiones y convierte la diversidad en una ventaja estratégica”, remarcó.
En la dinámica de los equipos, asegura, estos elementos marcan la diferencia entre la colaboración verdadera y los malentendidos silenciosos que terminan explotando en los peores momentos.
La diversidad de personalidades: un desafío que puede convertirse en fortaleza
Otro gran tema que Dionisio abordó fue el de los equipos diversos. ¿Cómo lograr cohesión cuando hay estilos de personalidad tan diferentes? Según su experiencia, el primer desafío es equilibrar egos.
“Cuando juntas a un 'conductor' dominante con un 'organizador' meticuloso, los choques son inevitables si no hay estrategias de mediación activa”, contó. Para enfrentarlo, apuesta por formar "parejas de contraste" y trabajar desde la empatía: “Si logras que dos personas opuestas resuelvan juntas un problema, creas un puente de respeto que después fortalece todo el equipo”.
Aplicando el Enfoque Dinámico (ED), promueve la interacción directa entre perfiles distintos, para que aprendan a valorarse mutuamente en vez de entrar en competencia.
Roles claros: el motor de un equipo alineado
Una frase que marcó fuerte su postura fue: “Vincular competencias individuales con metas colectivas es la clave para que el equipo funcione como un todo”.
Lejos de asignar tareas de manera autoritaria, Dionisio fomenta la participación en la definición de roles. A través de sesiones de retroalimentación grupal, identifica quién sobresale en pensamiento estratégico, quién en ejecución, quién en creatividad. Luego, deja que cada uno proponga cómo puede aportar mejor: “Cuando la gente siente que su rol es reconocido y valorado, la motivación sube exponencialmente”.
Siguiendo prácticas de metodologías ágiles, integra las habilidades de cada miembro al objetivo final, haciendo que todos comprendan su impacto dentro del engranaje.
Crisis y conflictos: actuar con calma y estrategia
En cuanto a los momentos de crisis dentro de los equipos, Dionisio tiene una postura muy clara: datos antes que emociones.
“Primero hay que identificar el problema de forma objetiva. Después, abrir el diálogo con reglas claras, para enfocarse en soluciones y no en culpables”, explicó. Si las tensiones persisten, utiliza técnicas como el reencuadre de comentarios negativos y el análisis de opciones mediante árboles de decisiones.
Más que buscar evitar los conflictos, su objetivo es que los equipos aprendan a gestionarlos de manera madura: “El conflicto no es el enemigo. El enemigo es no saber manejarlo”.
Sobre el manejo de la presión, tanto en el deporte como en la empresa, Dionisio fue tajante: “La resiliencia no es un don, es un músculo que se entrena”.
Propone entrenar esta capacidad a través de ejercicios simulados: escenarios de crisis donde los equipos deben reaccionar de manera estructurada, adaptándose ante la adversidad. “Hay que preparar a la gente para fallar, no solo para ganar. Ensayar el error reduce el miedo y fortalece la recuperación”, afirmó.
También remarcó la importancia de descomponer grandes objetivos en metas pequeñas para evitar el agobio y mantener la motivación constante.
Fomentar la escucha y la empatía: el verdadero motor de la cooperación
Coincidiendo con otros expertos como Pablo Machado, Dionisio subrayó que la escucha activa y la empatía no son negociables.
“Sin empatía, el equipo no fluye. Sin escucha, la información se deforma”, aseguró. Para fomentar estas habilidades, promueve debates donde todos los integrantes puedan expresar sus ideas sin interrupciones, y organiza dinámicas colaborativas que fortalecen la atención emocional.
“Cuando la gente siente que realmente es escuchada, se compromete mucho más con el proyecto común”, concluyó.
La expansión del proyecto: llega Nicole Peters
En este contexto de crecimiento, el proyecto de habilidades blandas liderado por Dionisio suma una nueva incorporación de peso: Nicole Peters.
Nicole es abogada graduada en la UBA, con un MBA y varias especializaciones en políticas públicas, marketing político y cooperación internacional obtenidas en prestigiosas universidades europeas como la Universidad Complutense de Madrid y el Centro Europeo de Posgrado. Actualmente, coordina el Instituto de Estudios Estratégicos y Relaciones Internacionales del Congreso de la Nación Argentina, llevando adelante iniciativas de cooperación internacional y fortalecimiento de la relación entre academia y política en un espacio institucional y pluripartidista.
Su experiencia incluye asesorías legales, participación en foros internacionales, y liderazgo en proyectos de empoderamiento juvenil, transparencia y acción social en América Latina. Ha sido becada en varias oportunidades y es parte activa de redes internacionales como la Red de Graduadas de ATENEA de ONU Mujeres y FLACSO.
“Hoy más que nunca, necesitamos equipos que se comuniquen, que se respeten y que se levanten rápido después de cada caída”, sintetizó Dionisio, dejando en claro que su proyecto solo acaba de empezar.