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Síndrome de piernas inquietas, una condición que también puede afectar a los niños

La enfermedad de Willis-Ekbom es una alteración de origen neurológico asociada al descanso nocturno

  • El SPI puede afectar también a los niños.

El síndrome de piernas inquietas (SPI) o enfermedad de Willis-Ekbom es una alteración de origen neurológico asociada al descanso nocturno y que también puede darse en los menores. En estos casos, además, los posibles signos de este fenómeno pueden afectar también a los brazos, al tronco e, incluso, a la cara.

“Además, estos niños con frecuencia muestran asociadas otras condiciones como un trastorno por déficit de atención o dolores del crecimiento. Actualmente hay algunos estudios que sugieren también la presencia de una alteración de la microvascularización de las piernas”, afirma la doctora Irene Rubio Bollinger, neurofisióloga coordinadora de la Unidad del Sueño del Hospital Quirónsalud Sur, de Madrid.

Según precisa, los síntomas claramente definitorios de que estamos en presencia de un SPI son, principalmente:

  1. La necesidad irrefrenable de mover las piernas o la parte del cuerpo afectada; esta sensación se describe como ‘una sensación desagradable interna y profunda’ o, incluso, como ‘dolorosa’, que lleva a mover las piernas para calmarlos.
  2. Estas sensaciones tienen un patrón circadiano, es decir, que ocurren con más frecuencia hacia el atardecer y la noche.
  3. El movimiento de las piernas está asociado con una clara disminución de los síntomas con alivio.
  4. Los síntomas empeoran durante los periodos de reposo o inactividad, como estar sentado o tumbado.

“Es importante distinguir esta entidad de otras que pueden acompañarse de síntomas muy similares como son los calambres en las piernas, edema, éstasis venoso y mialgias. También se debe valorar si pueden estar producidos por alguna medicación o sustancia”, asevera esta experta en medicina del sueño.

Es importante distinguir esta entidad de otras que pueden acompañarse de síntomas muy similares como son los calambres en las piernas, edema, éstasis venoso y mialgias

Posible influencia genética

En este sentido, la doctora Rubio Bollinger mantiene que se ha visto la influencia de factores genéticos, el sistema de neurotransmisores monoaminérgicos y el metabolismo del hierro intracerebral.

Igualmente, sostiene que los pacientes con síntomas presentes antes de los 45 años tienen un patrón de herencia familiar muy evidente: “De los niños menores de 12 años diagnosticados de SPI, entre un 40% y un 92% tienen otros de su familia afectados también”.

A juicio de esta experta del Hospital Quirónsalud Sur es importante una historia clínica detallada por el pediatra para remitir estos posibles casos a una unidad de sueño especializada para su diagnóstico y tratamiento.

Dra. Irene Rubio Bollinger, neurofisióloga coordinadora de la Unidad del Sueño del Hospital Quirónsalud Sur de Madrid.

Importante para el diagnóstico

Así, resalta que a la hora de realizar el diagnóstico de manera correcta los especialistas deben tener en cuenta las siguientes particularidades.

  1. El lenguaje usado por los niños para describir lo que sienten puede ser diferente al de un adulto; en el caso de niños más pequeños puede ser difícil el diagnóstico por la clínica, ya que pueden referirse a los síntomas como "me pican las piernas", "me molestan", "me duelen", o pueden mostrar un sueño fragmentado o alterado con muchos movimientos corporales.
  2. Los niños con SPI tienden a mostrar algunas alteraciones del estado de ánimo, como ansiedad y alteraciones del comportamiento.
  3. Distinguirlos de lo que llamamos "dolores del crecimiento", dado que estos son claramente referidos como dolorosos, no afectan a los brazos, no siguen un patrón circadiano, desaparecen a los 12 años, no necesitan mover las piernas y el movimiento no calma la sensación.
  4. Otros signos que pueden mostrar estos menores estarían relacionados más bien con la alteración del sueño, con insomnio y con un mal descanso, alteración del aprendizaje en la escuela, problemas para mantener la atención y la memoria; de hecho, un 25% de niños con SPI también son diagnosticados de TDAH concomitante.
  5. Estos niños tienen con más frecuencia otras alteraciones del sueño como movimientos periódicos de las piernas, apneas y parasomnias como pesadillas, terrores nocturnos o somniloquia.
  6. Muchos niños pueden no referir aumento de síntomas durante el atardecer o la noche, sino mostrar síntomas sobre todo durante el día, durante el tiempo que pasan sentados en el colegio, mostrando inquietud motora o sensación de incomodidad en las piernas durante el tiempo que pasan sentados.

Las dos vertientes del tratamiento

Con todo ello, la doctora Rubio Bollinger recuerda que el tratamiento irá dirigido a tomar medidas no farmacológicas y otras farmacológicas en aquellos casos en los que sea necesario: “En primer lugar, intentaremos sustituir fármacos que puedan estar produciendo los síntomas en estos niños como los antihistamínicos, los antidepresivos, los antieméticos y/o los antipsicóticos”. Los masajes en las piernas son muy efectivos para reducir los síntomas, señala la especialista del Hospital Quirónsalud Sur, al mismo tiempo que mantiene que evitar tiempos prolongados de estar sentado o inactivo y realizar ejercicio regularmente pueden ser útiles en estos casos.

Por último, destaca igualmente la idoneidad de dar suplementos de hierro si la ferritina es baja en las analíticas e indica que, en el caso de tener que valorar el tratamiento farmacológico, se suele tratar con ‘clonidina’, ‘gabapentina’ o ‘clonazepam’, “aunque estos tratamientos son para casos concretos que no respondan a otras intervenciones más conservadoras”.

 

 

 

 

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