Según la Sociedad Española de Neurología -SEN-, cada año se diagnostican en España alrededor de 10.000 nuevos casos de Parkinson, enfermedad que afecta a unas 150.000 personas en el país. Se trata de un trastorno progresivo que afecta al sistema nervioso, y que se manifiesta por medio de diversos síntomas de manera lenta y gradual. Los temblores y las sacudidas rítmicas son uno de los más conocidos, y a menudo comienzan por las manos o los dedos, pero esta no es la única señal y problema que afecta a todos estos pacientes.
La lentitud en los movimientos -también conocida como bradicinesia- es otro de los síntomas del Parkinson. Estos no solo se traducen en una mayor dificultad para desarrollar las tareas del día a día, sino también en tener que dar pasos más cortos o incluso tener que arrastrar los pies al caminar. La rigidez muscular, deterioro de la postura y el equilibrio y pérdida de los movimientos automáticos como parpadear también se ven afectados. Así, los profesionales hablan de la dificultad para tratar esta patología, comenzando por el diagnóstico: aún no hay una prueba específica para determinar la aparición de la enfermedad.
Tratamiento y efectos secundarios
Científicos de todo el mundo trabajan para encontrar una cura y una solución efectiva para los enfermos de Parkinson, pero lo cierto es que aún no ha llegado. A menudo, el tratamiento consiste en suministrar medicamentos que ayudan a paliar los síntomas, así como el tratamiento quirúrgico y otras terapias que ayudan a sobrellevar mejor la situación. Así, entre los fármacos de los que más se habla se encuentran la opicapona y el aripiprazol, pero ahora el Sistema Español de Farmacovigilancia se ha pronunciado al respecto, y ha alertado sobre un efecto secundario de estas sustancias sobre los pacientes.
Las autoridades ponen el foco en 13 fármacos -no todos recomendados para tratar esta patología, pero sí la mayoría-, que provocan trastornos en el control de impulsos, lo que les lleva a desarrollar un nuevo problema o adicción: la ludopatía. Según el Informe sobre Adicciones Comportamentales elaborado por el Ministerio de Sanidad, el “1,4% de la población presenta un posible juego problemático”, algo que se traduce en el resentimiento de sus relaciones interpersonales, además de provocar una baja autoestima y, en los casos más extremos, la ruina.
Las autoridades sanitarias ponen el foco en la opicapona, concretamente el Centro de Farmacovigilancia de Navarra tras llevar a cabo un estudio y comprobar la aparición de adicción al juego asociado a este fármaco en dos ocasiones distintas. Aún así, es necesario continuar analizando la situación. El aripiprazol -indicado para trastornos psiquiátricos como la esquizofrenia- también podrían aumentar el riesgo de sufrir ludopatía, así como el pramipexol, carvidopa y levodopa, antacapona, opicapona y rotigotina, todos ellos indicados contra el Parkinson.
Parkinson y ludopatía
Tras comprobar la relación entre el tratamiento del Parkinson y la aparición de problemas con los juegos de azar, es recomendable conocer los síntomas de la ludopatía para poder detectarlo cuanto antes. Estar constantemente preocupado por apostar, así como en constante planificación es una de las señales más tempranas. Asimismo, la necesidad de apostar cantidades cada vez mayores, sentirse intranquilo, la aparición de irritabilidad o incluso de ansiedad generalizada o depresión también son posibles.
La ludopatía interfiere profundamente en la relación entre aquellos que la sufren su círculo habitual. Los amigos, la familia y sus parejas suelen ser los más perjudicados: comienzan a aparecer las mentiras para ocultar la gravedad del problema, e incluso algunos llegan a acudir al dinero de sus allegados para poder continuar con sus apuestas. Así, se trata de un problema que debe tratarse con un profesional de la salud mental, así como con la abstinencia completa del juego.