Hace 400 años, Felipe IV, el rey de las Meninas, estaba a punto de contemplar unos meses tan gloriosos que terminarían bautizando al año como annus mirabilis, el año maravilloso. En ese momento era, indiscutiblemente, el monarca más poderoso del orbe. Las alianzas matrimoniales de los Austrias, el azar y la diplomacia habían propiciado la unión de las coronas de España y Portugal, con un Imperio Ibérico en el que no se ponía el sol ni por un solo segundo. Pero a los tradicionales rivales ses e ingleses se le había sumado decenios atrás una úlcera sangrante en forma de Provincias Unidas neerlandesas, que además de interminables guerras en suelo europeo, tituladas con nombres de decenios, desafiaba las posesiones ibéricas en los océanos con su exitoso y notabilísimo modelo de Compañías comerciales.
Los años de paces de Felipe III habían concluido en 1621 con la muerte del rey, y la llegada de Felipe IV junto a su valido el Conde Duque de Olivares, que reactivaron el ardor guerrero en la Corona universal. Cuatro años después de llegar al trono, Felipe viviría este año de gloria con una serie de victorias encadenadas: la reconquista de Bahía, el triunfo en la rendición de Breda, la defensa exitosa de Cádiz frente a los ingleses, y el aseguramiento de Génova frente a los ses. Entre todos estos éxitos, la recuperación de Salvador de Bahía, capital del Brasil portugués, destacó como un hecho de enorme trascendencia en la defensa del dominio ibérico en el Atlántico.
La ciudad de Salvador de Bahía era la joya de la América portuguesa, la sede istrativa y económica de un territorio clave para el comercio de azúcar y la trata de esclavos. Desde 1580, con la Unión Ibérica, Portugal y España compartían monarca, y la pérdida de Bahía habría supuesto una seria herida en el control del Atlántico sur. En 1624, fuerzas de la Compañía Neerlandesa de las Indias Occidentales ocuparon la ciudad, buscando establecer una base estratégica para desafiar la hegemonía ibérica en América y en las rutas comerciales atlánticas.
Detalle de 'Las meninas', de Velázquez
La reacción de la Monarquía Hispánica fue inmediata. Felipe IV, consciente del peligro que suponía la ocupación holandesa, ordenó la organización de una expedición militar sin precedentes. Bajo el mando del almirante Fadrique de Toledo y el líder portugués Manuel de Menezes, una fuerza combinada de más de 12.000 hombres y 50 buques cruzó el Atlántico. Las tropas, muchas de ellas organizadas según los principios de los Tercios, reflejaban la excelencia militar de la época: piqueros, arcabuceros, mosqueteros, todos entrenados en las disciplinas que habían dado a España su fama en los campos de batalla de Europa.
Tras semanas de viaje, la flota luso-española llegó a la bahía de Todos los Santos a comienzos de abril de 1625. Comenzó entonces el asedio de Salvador, una operación militar cuidadosamente planificada. Las tropas neerlandesas, dirigidas por Johan van Dorth, resistieron atrincheradas, pero pronto se vieron superadas. Los sitiadores cortaron las rutas de abastecimiento, bombardearon las fortificaciones y asediaron la ciudad por tierra y mar. La presencia de fuerzas criollas, nativas e incluso de esclavos armados, demostró la capacidad de movilización del Imperio en sus dominios americanos.
El 7 de mayo de 1625, tras más de un mes de asedio, las fuerzas holandesas capitularon. La reconquista de Bahía fue un éxito absoluto: los holandeses fueron expulsados, la ciudad fue restaurada al control portugués, y el Atlántico sur volvió a ser un "lago hispánico" en términos de dominio naval. La operación, además, demostró la efectividad de la cooperación entre España y Portugal dentro del marco de la Unión Ibérica, algo que no siempre había sido sencillo en otros frentes.
Las consecuencias de la victoria fueron inmediatas. El éxito en Bahía reforzó la posición de Felipe IV en Europa y en América, envió una advertencia clara a las potencias emergentes como los Países Bajos, e inyectó ánimos en una Monarquía que, aunque poderosa, empezaba ya a mostrar signos de tensión estructural. Unas semanas más tarde llegó la famosa rendición de Breda, retratada por Velázquez, y el resto de victorias. Solo 15 años más tarde, los cronistas terminarían apelando al catastrófico 1640 como ‘annus horribilis’, por la gravísima crisis económica y las rebeliones de Cataluña y Aragón y la revolución portuguesa que conduciría a la separación de los reinos.
'Rendición de Breda' o 'Las lanzas', de Velázquez.
Historia de un cuadro: exposición en el Naval y documental
Desde el 11 de abril, el Museo Naval expone Annus Mirabilis. Salvador de Bahía, 1625: El crédito de España, una semblanza de este año y cuyo protagonista es el cuadro que encabeza este artículo. El cuadro protagonista de esta exposición, gran desconocido para el público hasta ahora, es el titulado: Sitio y empresa de la ciudad de Salvador de la Baya de Todos los Santos por D. Fadrique de Toledo Osorio, Capitán General de la Armada Real y Exército del Mar Océano y Reyno de Portugal. Es un lienzo de gran tamaño del siglo XVII, un poco posterior a los hechos, que está siendo objeto de una profunda investigación. Se nos presenta como un auténtico libro de historia abierto, un riquísimo testimonio de lo que allí pasó por la infinidad de detalles que tiene; pero también como un exponente del prestigio y de la fidelidad de don Fadrique al servicio de la Monarquía, dentro del contexto de enfrentamiento de este último con el todopoderoso valido del rey, Gaspar de Guzmán, Conde-Duque de Olivares.
En verano también se estrenará Bahía 1625. Historia sobre lienzo es el nuevo trabajo cinematográfico de Antonio Pérez Molero (La Flota de Indias). Una película rodada en Madrid, Cádiz, Salamanca, Amsterdam, La Haya, Lisboa y Salvador de Bahía, donde coincidió con la princesa Leonor a bordo del el J.S. Elcano, el cual llevaba una réplica del cuadro que entregó a la ciudad en un conmemorativo acto institucional.
El documental mezcla localizaciones reales y entrevistas a expertos con la recreación animada de la propia pintura. En ella, los detalles de la batalla plasmada sobre lienzo toman vida para ayudar a adentrarnos en la historia que allí se relata. Este proyecto sigue dos líneas narrativas. La primera se centra en la investigación que se está llevando a cabo sobre la enigmática pintura del siglo XVII titulada Sitio y Empresa de Bahía, cuadro recientemente descubierto que ofrece un relato alternativo a la versión oficial de los hechos representada en La recuperación de Bahía de Todos los Santos, obra pintada bajo las indicaciones del Conde-Duque de Olivares por Juan Bautista Maíno, al tiempo que ilustra el enfrentamiento palaciego entre el Conde-Duque y el almirante Don Fadrique, que terminará con la carrera, la hacienda y la vida de este último.
En este sentido se han filmado los trabajos de investigación en varios archivos nacionales (Simancas y Archivo Histórico de la Nobleza de Toledo, entre otros), así como la investigación técnica sobre el cuadro, que implica radiografías, infrarrojos, análisis de pigmentos (que lo han datado ya alrededor de 1650) y su proceso de restauración.
La segunda línea narrativa es la descripción de los propios hechos históricos a través de recreaciones y animaciones en 2D del mencionado cuadro, apoyadas por el rico archivo visual de la época (documentos oficiales, publicaciones, grabados, cuadros, mapas, etc.). En Bahía 1625 han participado un selecto grupo de historiadores españoles, portugueses, holandeses y brasileños para asegurar el rigor histórico, así como evitar cualquier tipo de interpretación localista de los hechos y hacer llegar al espectador una visión global e integradora de los mismos, advierten en nota de prensa.
Es una coproducción entre Triple F Media y El Cuadrilátero Films y cuenta con el apoyo de Talycual Producciones, la Fundación Museo Naval, la Universidad Carlos III, el Centro de Estudios Brasileños de la Universidad de Salamanca, la Fundación Juan March y el Museo Marítimo Nacional de Países Bajos.