Para qué sirve un Congreso del PP

A diferencia de cualquier medicamento, que lleva su prospecto, o un aparato electrodoméstico, que suele llevar su manual acerca de cómo emplearlo, la vida no tiene instrucciones, ni prospectos, ni la madre que la parió. Vivir consiste, básicamente, en ir improvisando según las luces que Dios nos haya dado. Feijoó, a fuer de gallego, sabe muy bien que hay cosas que es mejor hacerlas sin hacerlas y, en cambio, cosas que nunca hay que hacer aunque las hagas. Parece complicado pero no lo es. El líder del PP ha convocado el aplazadísimo Congreso de su partido -ocho años son muchos años incluso con las turbulencias de Casado- y lo ha hecho con carácter de urgencia el 5 y 6 de julio en Madrid.

Dice Feijoó que estas prisas se deben a que Sánchez tiene en mente adelantar las generales. Y hay que tenerlo todo a punto.

El resto de cosas como renovar equipos, cargos, ponencia ideológica, estatutos y demás utilería propia de los partidos se la pueden ustedes ahorrar. Se trata de tener engrasada la máquina electoral, preparar las listas, disponer de un programa y esperar cual galgo avezado a que surja el lepórido escurridizo para poderlo pillar.

Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y el Mekong por Phnom Penh, de lo que se trata es afianzar al político gallego en su rol de líder del centro derecha según se mira a la izquierda pasando por el centro. Porque en este Congreso no se va a discutir ni a su persona ni a su gestión ni siquiera a los metepatas que han proliferado en estos tiempos. Uno imagina que la cosa irá de dar una imagen de centro izquierda para atraer el voto socialista tradicional que está harto de tanta corrupción, de tanto 'heteropatriarcado', de tanta fantasmada podemita, de tanto Puigdemont y el constante chuleo de banda de descampao por parte de los separatas y, esto es lo importante, de pagar tantos impuestos para tener unos servicios públicos cada vez peores. Y de que cada vez más y más españolitos sean de la ideología que sean, tengan sus bolsillos menguadísimos.

A unos esto les parecerá un ejercicio de sentido común e incluso de inteligencia política -se suele repetir que en España, las elecciones se ganan desde el centro, cosa discutible, pero en fin…- mientras otros dirán que el PP quiere ocupar el espacio que antaño fuera de la socialdemocracia felipista, renunciando en parte a postulados básicos para el espectro conservador como las autonomías, la inmigración ilegal, el aborto, la Unión Europea o la legislación para el colectivo LGTBI.

También los habrá, porque España es así, que digan que antes muertos que votar a los populares porque son la derechona y tal. Hojarasca nada más. Lo sustancial es que dentro del PP no existe en la actualidad un debate serio acerca del modelo ideológico a seguir y, por tanto, de un programa claro que ofrecer a la nación, así como tampoco discusión alguna acerca de quién podría ser la persona más idónea para encabezar el principal partido de España. Son dos cosas, a juicio de quien esto escribe, mucho más importantes que los que apunta Feijoó. Porque constituyen el meollo del asunto.

Veo a las formaciones conservadoras tradicionales como los populares, la CDU o los Tories, por no extenderme, tan obsesionados con eso que llaman "extrema derecha" que cada vez se mimetizan más con aquellos que deberían combatir. Si eso da resultados en las urnas no lo tengo claro, véanse los casos de Italia, Rumania, Hungría o los EEUU. Lo dijo Demócrito: el hombre es un animal que se encubre. Sería muy positivo hablarle claro al electorado llamando a las cosas por su nombre.

¿Se sigue pensando que es más fácil entenderse con uno del PNV que con uno de VOX, por vía de ejemplo? Si el Congreso de julio sirviera para aclarar conceptos, valdría la pena. Todo, menos ese no saber si se sube o se baja.

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