El eczema crónico de manos sigue siendo un desafío terapéutico en dermatología. Puede variar en presentación, pero los síntomas típicos incluyen prurito intenso, enrojecimiento, sequedad, descamación, fisuras y vesículas. En los casos crónicos, la piel puede engrosarse (liquenificación) debido al rascado constante. Estas manifestaciones afectan a la funcionalidad diaria de la persona, dificultando tareas cotidianas como lavarse las manos o manipular objetos. Por eso, tratarlo a tiempo y desde fases iniciales es la mejor de las opciones en estos casos.
El doctor Ricardo Ruiz Rodríguez, jefe de Servicio de Dermatología del Hospital Ruber Internacional y director médico de Clínica Dermatológica Internacional, resalta a este respecto que es necesario abordar de manera eficaz esta enfermedad crónica y recurrente ya que, a día de hoy, es una de las afecciones dermatológicas más comunes en las consultas de Dermatología.
Estas manifestaciones afectan a la funcionalidad diaria de la persona, dificultando tareas cotidianas como lavarse las manos o manipular objetos
Tal y como asevera, la clave para un manejo efectivo radica en un diagnóstico preciso, así como en la identificación de los factores desencadenantes, y en la implementación de un tratamiento personalizado. “Las nuevas terapias emergentes ofrecen una esperanza significativa para mejorar la calidad de vida de los pacientes, pero se requiere de un abordaje integral que combine estrategias preventivas, tratamiento farmacológico, y apoyo emocional”, considera el doctor Ruíz.
El Dr. Ricardo Ruiz Rodríguez, jefe de Servicio de Dermatología del Hospital Ruber Internacional y director médico de Clínica Dermatolñogica Internacional.
En qué consiste el eczema crónico de manos
Se trata de un trastorno inflamatorio de la piel que puede ser recurrente, según explica el dermatólogo del Hospital Ruber Internacional y Clínica Dermatológica Internacional, y está asociado a factores genéticos, ambientales y ocupacionales: “Representa alrededor del 10% de nuestras consultas. Es especialmente frecuente en personas que están expuestos de manera constante a irritantes, como sanitarios, limpiadores, trabajadores de la industria alimentaria, amas de casa y peluqueros”.
Sostiene en este sentido este dermatólogo que los factores de riesgo de desarrollar un eczema crónico de manos incluyen:
- Exposición a agentes irritantes y alérgenos: sustancias como jabones, detergentes, desinfectantes, y productos químicos.
- Predisposición genética: se ha observado una asociación con la dermatitis atópica, y con mutaciones en el gen FLG, que codifica la filagrina.
- Factores ocupacionales y ambientales: el uso excesivo de guantes y de la humedad constante contribuyen al deterioro de la barrera cutánea.
“El diagnóstico del eczema crónico de manos es clínico y se basa en la historia médica y en el examen físico del paciente. Es fundamental realizar una anamnesis detallada para identificar los posibles desencadenantes ocupacionales, y posibles alérgenos responsables”, añade.
Además, el doctor Ricardo Ruiz indica que, en algunos casos, se utilizan pruebas complementarias como:
- Pruebas alérgicas de parche (patch test): útiles para identificar alérgenos responsables de eccema de o alérgico.
- Biopsias cutáneas: indicadas cuando el cuadro clínico es atípico.
Posibles vías de tratamiento
Sobre las posibles vías de tratamiento hoy disponibles para el eczema crónico de manos recuerda este especialista en Dermatología que se trata de un cuadro complejo, que requiere de un enfoque integral que combine medidas de prevención, con tratamientos tópicos y, en casos refractarios, con terapias sistémicas.
Entre las medidas generales a seguir en estos casos, el doctor Ruiz apunta a la educación del paciente como clave a la hora de minimizar los brotes con medidas como evitar el o prolongado con irritantes y alérgenos; utilizar guantes protectores con forro de algodón; además de aplicar emolientes de forma frecuente para mantener la hidratación de la piel.
Su tratamiento es complejo y requiere de un enfoque integral que combine medidas de prevención, con tratamientos tópicos y, en casos refractarios, con terapias sistémicas
En cuanto a los tratamientos tópicos, el jefe de Servicio de Dermatología del Hospital Ruber Internacional y director médico de Clínica Dermatológica Internacional apunta al empleo de los corticosteroides tópicos de mediana o alta potencia, como pilar del tratamiento durante las fases agudas. “Sin embargo, su uso prolongado debe evitarse debido a los efectos secundarios, como la atrofia cutánea”, advierte.
Las terapias más innovadoras
A su vez, este experto menciona que otras opciones de tratamiento incluirían a los inhibidores de calcineurina (tacrolimus y pimecrolimus), dado que son efectivos para las zonas sensibles o como terapia de mantenimiento; así como los antibacterianos tópicos en caso de infección secundaria.
No obstante, el doctor Ruiz comenta que en casos graves o refractarios al tratamiento tópico, se suele recurrir a terapias sistémicas como la ‘ciclosporina’ y el ‘metotrexato’, que son tratamientos inmunosupresores utilizados para reducir la inflamación; así como al ‘dupilumab’, un anticuerpo monoclonal dirigido contra la IL-4 y la IL-13, indicado para dermatitis atópica grave; o a la ‘alitretinoína’, un retinoide eficaz para eccema crónico hiperqueratósico.
Llama la atención sobre el impacto psicosocial que conlleva en muchas ocasiones esta afección dermatológica debido al estigma social y a las limitaciones laborales que puede implicar
“Recientes estudios destacan el potencial de nuevos tratamientos biológicos e inhibidores del JAK, que ofrecen alternativas prometedoras para pacientes que no responden a terapias convencionales. Además, la fototerapia UVB de banda estrecha ha demostrado ser eficaz en la reducción de brotes en ciertos tipos de eczema crónico de manos. La exposición al sol es beneficiosa”, resalta este especialista.
Por último, llama la atención sobre el impacto psicosocial que conlleva en muchas ocasiones esta afección dermatológica debido al estigma social y a las limitaciones laborales que puede implicar: “Los pacientes pueden experimentar ansiedad, depresión, y aislamiento. Por ello, el manejo debe ser multidisciplinar, considerando la atención psicológica y el apoyo psicosocial cuando sea necesario”.