Cultura

Mariano Ozores, el cineasta de una España que pedía risa y destape

Fallece a los 98 años el actor y director, autor de 96 películas y el segundo más prolífico del cine español

  • Mariano Ozores recibe el Goya de Honor. Imagen de archivo

El mayor don de Mariano Ozores, fallecido este miércoles en su domicilio madrileño a los 98 años, fue siempre observar al público, una tarea que asumió desde bien pequeño. La profesión de sus padres, ambos actores de teatro, le llevó de sala en sala, y le permitió contemplar así la reacción de la audiencia ante lo que sucedía sobre las tablas. De aquella contemplación acerca de cómo funciona el mecanismo de la risa nació uno de los artesanos de la comedia española de la Transición, y artífice del denominado cine del “destape”, reacción inmediata a la desaparición de la censura franquista. 

Mariano Ozores (Madrid, 1923-2025), hijo de Mariano Ozores y Luisa Puchol, forma parte de una estirpe de artistas entre los que destacan sus hermanos, José Luis y Antonio Ozores, así como sus sobrinas Emma y Adriana Ozores, y sus inicios estuvieron marcados no solo por su aprendizaje en los destinos artísticos de sus padres, sino también como apuntador, tramoyista o ayudante en la compañía que regentaban. 

En su biografía se cuentan un total de 96 títulos, rodados entre 1959, con su debut titulado Las dos y media y veneno, y 1993 (Pelotazo nacional), lo que le convierte en el segundo director español más prolífico de la industria cinematográfica. Su gran producción, sin embargo, nunca estuvo acompañada de las mejores críticas profesionales por parte de la prensa, algo que al director y guionista nunca le importó demasiado, porque su objetivo fue agradar al espectador común. 

Así, aunque nunca tuvo a la crítica de su parte, no le importó porque solo se debió a su público, a su “respetable público”, cómo él mismo destacó emocionado cuando recibió el Goya de Honor en 2016, de manos de sus sobrinas, Emma y Adriana Ozores, ese a quien observó con detalle desde pequeño y a quien había estudiado hasta desentrañar el funcionamiento de la carcajada para convertirse en experto. 

También entonces, al recoger el máximo galardón honorífico que entrega la Academia de Cine, recordó a la larga lista de artistas con los que colaboró desde sus inicios, un listado en el que no sobra ni uno de los nombres esenciales para entender no ya solo la comedia, sino la historia del cine español del siglo XX: Fernando Rey, Alfredo Mallo, Jose Luis López Vázquez, Gracita Morales, Florinda Chico, Rafael Aparicio, Pilar Bardem, Paco Martínez Soria, Manolo Escobar, Concha Velasco, Lina Morgan, Pepe Sacristán, Andrés Pajares y Fernando Esteso, así como sus hermanos José Luis y Antonio. 

Su modo de trabajar era rápido y sencillo, de forma que llegó a rodar hasta seis películas en un año, siempre con el objetivo de divertirse mientras trabajaba. Y esa diversión fue su búsqueda constante, hasta el punto de entrar en los cines y grabar el efecto de la sorpresa y el detonante de la risa. 

En esa búsqueda de la carcajada, siempre unida a las preocupaciones y una ironía muy hilada a los tiempos que corrían, Mariano Ozores se convirtió en uno de los exponentes del landismo, la comedia sobre conquistas amorosas y retrato del macho ibérico, previos a la Transición, junto a directores como Pedro Lazaga o Fernando Merino. Suyas son películas como 40 grados a la sombra (1966) o Crónica de nueve meses (1967).
Sin embargo, más allá del landismo, en su filmografía se puede destacar su contribución al denominado “cine del destape”, una parodia de la sociedad, que tras la muerte de Franco había empezado a experimentar más allá de los límites de la censura. A partir de entonces, el erotismo y los desnudos fueron herramientas cada vez más habituales, algo de lo que Ozores se aprovechó para dar rienda suelta a su pulso con la comedia de la mano de un dúo inigualable con el que alcanzó el éxito, formado por Pajares y Esteso, con quienes llegó a rodar un total de diez títulos, entre otros, Los bingueros (1979), un éxito de taquilla sin precedentes. El país quería risa, y Ozores supo responder al espectador con toda su artillería. 
 

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación Vozpópuli