La salud mental cada vez tiene más importancia en nuestra sociedad. La mayor concienciación ha dado lugar a un aumento de casos de distintos trastornos, entre ellos TDAH. En las últimas décadas, las hospitalizaciones de adolescentes con déficit de atención e hiperactividad han aumentado 17 veces, según un estudio de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
Los ingresos por TDAH representan el 8,7% de las hospitalizaciones por trastornos mentales en jóvenes de 11 a 18 años. La edad media de hospitalizados es de 14 años y existe un “preocupante” predominio entre los menores de 11 a 14 años. Asimismo, destaca que el 60% de los adolescentes hospitalizados presentaban trastornos asociados al TDAH, como depresión o ansiedad severa.
Por esta razón, los expertos alertan de la necesidad de establecer estrategias de detección temprana, “pero también debería haber una conciencia de la llegada a la adolescencia y las dificultades, así como oportunidades, que conllevará por parte de familias y de los propios afectados”. dice Rosa Domínguez Martín, Directora del Grado de Pedagogía y docente del Grado de Educación Primaria de la Universidad Internacional de Valencia (VIU). “Las dificultades que entraña el propio desarrollo de transformación de la infancia a la adultez sumada a los rasgos del TDAH pueden representar un gran desafío, incluso mayor que para alguien neuronormativo”, añade.
A pesar del aumento de ingresos por déficit de atención e hiperactividad, el total de hospitalizaciones de adolescentes ha disminuido un 23% y la prevalencia del TDAH se ha mantenido alrededor del 5%. Detrás del incremento de jóvenes hospitalizados hay varios factores adicionales, como las redes sociales o el entorno familiar.
El problema con las redes sociales
Los jóvenes crean perfiles en las redes sociales a una edad cada vez más temprana. Durante la pandemia por el COVID-19 pudo apreciarse un aumento de adolescentes en estos espacios digitales. “Lo que ocurre en la red puede afectar en la vida real”, recuerda Rosa Domínguez Martín.
El mayor uso de la tecnología, en general, y este tipo de plataformas pueden desarrollar síntomas de inatención e impulsividad. “A personas con diagnóstico TDAH no les beneficia especialmente el formato de velocidad y cambio constante en el consumo de contenidos que es propio de las redes sociales en la actualidad”, explica a Vozpópuli Domínguez Martín.
La tecnología es “un arma de doble filo” que hay que “medir cómo utilizar para que sus efectos sean lo menos nocivos posible”, comenta la pedagoga. Más allá de los aspectos negativos de Internet y las redes sociales, la tecnología también puede ser una herramienta educativa. “Es nuestro deber como adultos, y como profesionales de la educación, discernir y reconducir lo que hacemos con ellas en busca del mayor beneficio para las generaciones que ahora son niños y adolescentes”, comenta Domínguez Martín.
Por otro lado, los cambios en la estructura familiar y educativa también pueden influenciar en el comportamiento del menor y en el desarrollo de trastornos como la hiperactividad. “Si bien es cierto que el entorno no es causante del TDAH, al tener una base genética y neurobiológica, también lo es que dependiendo del contexto en el que crezca la persona con este diagnóstico podrá favorecer el desarrollo o hacer que los síntomas se agraven”, cuenta la experta de la VIU.
No obstante, el mayor número de hospitalizaciones también es debido a que cada vez hay mayor actuación de detección, más temprana y con profesionales preparados para ello. “Esto hace que lo que antes podía ser un ingreso por cuestiones mentales a investigar, por desconocimiento, ahora sea desde el primer momento un ingreso categorizado de TDAH”, dice la pedagoga.
Prevalencia entre los hombres
La mayoría de los adolescentes con TDAH son varones (72,6%). Detrás de esta prevalencia en el género masculino se esconden diferentes factores. “En la mayoría de los casos, las niñas han aprendido a enmascarar/reeducar la parte más hiperactiva”, cuenta Rosa Domínguez Martín, dejando un predominio al déficit de atención.
Ese enmascaramiento o “masking”, como lo denominan en psicología y educación, es una “estrategia adaptativa para acercar ciertas características y rasgos a lo que se espera” y puede hacerse tanto de manera consciente como inconsciente, explica la experta. “Cuando se utilizan los instrumentos pertinentes para el diagnóstico es importante tener en cuenta que ciertos rasgos podrían estar siendo enmascarados, lo que dificulta y ralentiza el diagnóstico correcto”, dice Domínguez Martín.
mar_alo
12/04/2025 08:30
Buenos días excelente artículo! Sin embargo sugiero añadir al titular "sintomatología del TDAH". EL TDAH, por lo general es genético en un alto porcentaje, también orgánico (deficiencias en conductos neuronales). Tiene también una comorbilidad muy alta por lo que, fácilmente se confunde con otros trastornos. Todo lo cual complica su diagnóstico. En consecuencia, los niños y jóvenes que ingresan en hospitales por adicciones al juego y/o redes sociales, probablemente tendrán sintomatología del TDAH, pero NO su diagnóstico. Saludos cordiales Silvia López