Opinión

Mandar una diva contra los elementos

El gobierno de Sánchez ha hecho de España un país áspero y profundamente antipático

  • Melody en Eurovisión -

Quiero, en primer lugar felicitar de la forma más efusiva a Melodía Ruiz Gutiérrez, de nombre artístico Melody, por su magnífica interpretación de la canción Esa Diva en el festival de Eurovisión que se celebró el pasado sábado, porque el que hace lo que puede no está obligado a más. Y Melody, a la que recordemos escogieron para representar a España en el certamen precisamente por ser Melody y no un contratenor lánguido austriaco y para que lo hiciera con una canción concreta, la que defendió sobre el escenario, no pudo esforzarse más ni hacerlo mejor. Durante estos meses de promoción previa profundizó en su esencia melodyana y dió de sí más de lo que nadie pudo pedirle. Se le nota a la artista de Dos Hermanas la naturaleza currante de niña prodigio que saltó a la fama con aquella rumba de Los Gorilas a los diez años y no ha vuelto a bajarse de las tablas.

Con las extensiones y las pestañas postizas puestas de día y de noche dio todas las entrevistas que le pidieron y algunas que se inventó, aprovechó cada segundo para contonearse pizpireta con una gracia personal que a ratos recuerda  a una joven Carmen Sevilla y se llevó de calle con su simpatía a todo el mundo salvo a esos divinos desconocidos del cine español que obligados a compartir fotocall con ella en la pasada edición del festival de cine de Málaga giraban los ojos en señal de hartazgo y musitaban despreciativamente, “¿es que no va a parar nunca de cantar?” Creo que fue en ese momento en el que a mí me ganó. La única trabajadora en un mar de soberbios llenos de ínfulas por encima de sus posibilidades. Y no, no se calló. Siguió trabajando a favor de obra promocionando su canción a pesar de las miradas de desprecio que sin duda sentía sobre sí, porque Melody será cualquier cosa menos vaga o tonta.

Su afán por mejorar su actuación la llevó a incorporar a la coreografía una pirueta final de bastante peligro que debió llevarle lo suyo aprender y que podía muy fácilmente salir mal con el consiguiente desparrame de tacones y articulaciones. Nadie se la exigió, no hacía falta, pero daba espectacularidad a la interpretación y una profesional como Melody se exige a sí misma todo lo que puede dar. Le salió bien, como suele salir bien aquello que se trabaja a fondo, y muchos pensamos que para diva valiente y poderosa, ella misma.  Twelve points del jurado de mi casa, Douze points.

Les faltó acabar la mal redactada frase con un “y a Melody que le vayan dando” que se sobreentendía.  Hasta ese momento las encuestas le daban un honroso decimoquinto lugar, pero a partir de ese momento sus posibilidades se terminaron

Pero en esa cortesía mayor de darlo todo a favor de la empresa común, Melody no fue seguida por la cúpula de RTVE, puesta a dedo por Sánchez, que la escogió para ir a Suiza. Todo lo contrario. Antes de empezar el Festival los espectadores nos quedamos atónitos con una pantalla que blanco sobre negro le daba la estocada a la artista. “Frente a los derechos humanos, el silencio no es una opción. Paz y Justicia para Palestina”. Les faltó acabar la mal redactada frase con un “y a Melody que le vayan dando” que se sobreentendía.  Hasta ese momento las encuestas le daban un honroso decimoquinto lugar, pero a partir de ese momento sus posibilidades se terminaron. RTVE ensució el festival politizándolo hasta la histeria y priorizando la agenda antisemita del gobierno por delante de lo que debía ser, un rato de esparcimiento y diversión para todos los espectadores.

El remate final fue que el voto popular español decidió no ser borrego y se rebeló contra la papilla odiosa pro Hamás con la que pretendían empapuzarlo. Los resultados no dejaron lugar a dudas. Doce votos para Israel, porque en nuestros teléfonos, como el torero en su hambre, mandamos nosotros. Y así, la cantante Israelí se alzó al segundo puesto mientras que nuestra Melody, que había sido la mejor Melody posible, pagaba los platos rotos. No es que los españoles votaran a Israel, es que nadie nos votó a nosotros, porque el gobierno de Sánchez ha hecho de España un país áspero y profundamente antipático al que da gusto ver perder, aunque su representante no lo merezca.

Deberíamos contagiarnos de su mala leche y sus ganas de ganar, y sobre todo, deberíamos aprender de ellos a votar bien, entendiendo por votar bien el que de nuestro voto se desprende la derrota de Sánchez y su salida del poder

No creo, a diferencia del equipo de opinión sincronizada, que el voto popular español a favor de Israel fuera el resultado de una estrategia de la derecha. Nada más lejos del festival y de la guerrilla digital que el votante medio del Partido Popular, que a esa hora debía estar cenando con amigos y se hubiera sentido ridículo votando por teléfono a la ganadora de Eurovisión. Hablamos de otro sector demográfico, otra gente que viene dando fuerte y no desperdicia ni un solo campo de batalla por anecdótico que parezca. Los que decidirán en un futuro, cada vez más cercano, quien nos gobierna. Deberíamos contagiarnos de su mala leche y sus ganas de ganar, y sobre todo, deberíamos aprender de ellos a votar bien, entendiendo por votar bien el que de nuestro voto se desprende la derrota de Sánchez y su salida del poder.

Todos somos rumberos

Después del disgusto de la noche del sábado Melody decidió liberarse del abrazo del oso de RTVE y volver por su cuenta a España. Necesito descansar y estar unos días con los míos y después hablaré, declaró. En esa decisión de dejar pasar un tiempo antes de dar declaraciones vuelve a demostrarse que estamos ante una mujer inteligente. La han usado y le han quitado cualquier posibilidad de ganar y eso ella lo sabe. Pero Melodía Ruiz es la compositora de la canción que defiende Melody y las reproducciones, que ya son muchas, seguirán dando ingresos, porque es una canción que ya nos sabemos todos de memoria y quién más quién menos tiene que bregar con más espinas que rosas y se encuentra de repente tatareándola en la ducha. Este verano la bailarán en las verbenas los niños y las abuelas, la cantarán las amigas gamberreando la última copa y pasará berrido a berrido a formar parte de nuestra memoria sentimental, en ese rincón humilde pero entrañable donde también habitan sus gorilas. Porque al final todos somos rumberos, y esta gente con mando en plaza que la ha utilizado pasará y nadie se acordará de ella, pero sí recordaremos siempre  la voluntad, la alegría y el talento de una artista del pueblo como Melody.

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