Internacional

Kevin Farrell, el camarlengo que moverá los hilos del Vaticano hasta la elección del nuevo Papa

Perfil del hombre que asume el control temporal del Vaticano durante la Sede Vacante y cuyo papel ha sido clave en los últimos años del pontificado de Francisco

  • El cardenal Kevin Joseph Farrel -

El papa Francisco ha fallecido este lunes a las 7.35 horas en su residencia de la Casa Santa Marta, según ha anunciado en un vídeo el cardenal Kevin Joseph Farrell. Este último, camarlengo de la Santa Iglesia Romana, se convierte ahora en el jefe de Estado en funciones del Vaticano. Entre sus responsabilidades, Farrell debe certificar oficialmente la muerte del Papa y sellar sus aposentos privados. También le corresponde anunciar la noticia al pueblo romano y coordinar los preparativos del funeral y la sepultura. Durante la Sede Vacante, se encarga de gestionar los asuntos diarios de la Santa Sede y garantizar que todo esté dispuesto para la elección del nuevo Pontífice.

Nombrado camarlengo en 2019 por el propio pontífice, Farrell se convierte en el rostro más visible de la istración vaticana mientras se prepara el cónclave que elegirá a un nuevo Papa.

Fue el propio Farrell quien comunicó oficialmente el fallecimiento del pontífice argentino: "Con profundo dolor tengo que anunciar que el Papa Francisco ha muerto a las 07.35 horas de hoy. El obispo de Roma ha vuelto a la casa del Padre. Su vida entera estuvo dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia, y nos enseñó el valor del Evangelio con fidelidad, valor y amor universal, y en manera particular a favor de los más pobres y marginados".

Estas palabras no solo sellaron el fin de un papado, sino que también confirmaron el rol decisivo que Farrell jugará en los próximos días como temporal de la Iglesia católica.

Un irlandés al servicio de Roma

Kevin Joseph Farrell nació en Dublín, Irlanda, en 1947. Desde temprana edad estuvo vinculado a la vida religiosa, primero a través de su ingreso a los Legionarios de Cristo, orden en la que inició su formación eclesiástica. Estudió Filosofía y Teología en seminarios de España e Italia, y fue ordenado sacerdote en Roma en 1978. Además, realizó estudios en la Universidad Pontificia de Salamanca.

Su carrera pastoral lo llevó pronto a México, donde se especializó en ética social y bioética. Allí se desempeñó también como de su orden en distintas sedes europeas. Su paso por América Latina marcó un punto de inflexión en su sensibilidad hacia las causas sociales.

En 1984 se trasladó a Washington, donde no solo consolidó su carrera eclesiástica, sino también cimentó su compromiso con las comunidades hispanas e inmigrantes. Fue director del Centro Católico Hispano, donde ofició misas en español y se involucró en la defensa de los derechos de los inmigrantes.

Más adelante fue nombrado oficial financiero de la arquidócesis de Washington y, en 2002, obispo auxiliar de esa ciudad. En 2007 fue promovido a obispo de Dallas, una de las dárcenas más complejas del catolicismo estadounidense, donde también se destacó por su gestión istrativa y su compromiso con la transparencia.

Nombramientos claves bajo el pontificado de Francisco

En 2016, el Papa Francisco le confió la dirección del entonces nuevo Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, un organismo clave en la renovación pastoral del Vaticano. Bajo su dirección se organizaron importantes encuentros internacionales y se puso especial énfasis en temas como el rol de la mujer en la Iglesia, la pastoral juvenil y la protección de la familia.

Tres años más tarde, el 14 de febrero de 2019, fue designado camarlengo, el cargo que ahora lo coloca en el centro de la transición vaticana.

La elección de Farrell como camarlengo por parte del Papa Francisco no fue casual. Entre ambos existía una relación de confianza y colaboración constante. Durante los últimos episodios de salud del pontífice, Farrell fue una de las personas más cercanas a él, acompañándolo incluso en sus internaciones hospitalarias.

De hecho, cuando la salud de Francisco comenzó a deteriorarse seriamente, se activó el protocolo de la sede impedida, un mecanismo poco habitual que se implementa cuando el Papa está vivo pero incapacitado para ejercer sus funciones. En previsión de este escenario, Francisco había firmado una carta de renuncia en caso de incapacidad permanente. Ese documento estaba bajo la custodia de Farrell, otro gesto de confianza absoluta.

Funciones durante la Sede Vacante

La muerte del Papa activa un conjunto de normas precisas. En este interregno, el camarlengo se convierte en la autoridad máxima de la Santa Sede. Es el encargado de certificar el fallecimiento del Papa, sellar sus aposentos, destruir su anillo del pescador y preparar el terreno para el cónclave.

Durante estos quince días, hasta que los cardenales se reúnan para elegir al nuevo Papa, Farrell no solo tendrá que istrar los asuntos corrientes del Vaticano, sino también coordinar un delicado proceso logístico, político y espiritual.

A lo largo de su carrera, Farrell se ha manifestado en favor de la transparencia dentro de la Iglesia. Su voz ha sido firme frente a los escándalos de abusos sexuales y ha impulsado reformas para mejorar la rendición de cuentas y proteger a las víctimas.

Este perfil ético, sumado a su discreción y eficacia istrativa, lo ha consolidado como una figura de respeto tanto dentro como fuera de los muros vaticanos.

Durante el periodo de luto y reflexión que sigue a la muerte de un Papa, Farrell liderará con un estilo sereno, cercano y profundamente alineado con los valores del Papa Francisco. Su papel no se limitará a lo operativo, sino que también tendrá un componente pastoral, acompañando a los fieles en el dolor y preparando el terreno espiritual para la llegada del nuevo pontífice.

Con la fumata blanca en el horizonte y el Colegio de Cardenales próximo a ser convocado, todas las miradas se posan ahora en Kevin J. Farrell. Discreto, pero influyente, conservador en lo institucional, pero abierto en lo social, el cardenal irlandés es hoy el garante de la continuidad eclesial y del legado de uno de los papas más transformadores del siglo XXI.

Su misión es clara: mantener a flote la barca de Pedro mientras el Espíritu Santo sopla sobre la Capilla Sixtina para iluminar el nombre del sucesor.

 

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