No les he contado que soy muy aficionada al estudio de las hormigas. Es una afición que he adquirido recientemente, pero que supongo que me dibuja en sus mentes como una persona un tanto rarita. Hace unos días vi un experimento en el que aislaban a una de las hormigas soldado durante 48 horas. Sin o con absolutamente nada y sin noticias de su colonia, al cabo de dos días se vuelve a introducir al insecto en su comunidad.
Al principio parece que todo va bien y varias hormigas obreras se acercan al soldado para darle comida. Pero, de pronto, la hormiga soldado se vuelve loca y empieza a atacar a las obreras. Es como si después de esos dos días de aislamiento hubiera olvidado a dónde pertenece y no reconociera a sus hermanas. Tras acabar con la vida de dos obreras, las otras huyen despavoridas y van en busca de otras hormigas soldado, que acuden velozmente donde está el individuo perturbado y lo despedazan entre varias. Se acabó el problema y así se termina con el peligro para toda la colonia.
Algo tan simple, hasta para una hormiga, como proteger a toda la comunidad de aquellos individuos que suponen un peligro para la supervivencia o el modo de vivir, a nosotros parece que se nos ha olvidado. Al contrario, nos empeñamos en luchar contra nuestros instintos naturales y protegemos a quien nos ataca o viola nuestra normas de convivencia más básicas.
Es lo que tenemos que escuchar de algunos que se hacen llamar periodistas, pero que están más por la labor de lanzar moralinas a favor de las disparatadas políticas de inmigración del Gobierno, que de informar sobre las consecuencias de las mismas
Para justificar esta necedad por nuestra parte, nos empeñamos en llamarlo humanidad. Como si el hecho de ser humanos nos alejara automáticamente de ser una especie animal y tuviéramos que utilizar nuestra capacidad de raciocinio para rechazar nuestro instinto de supervivencia más intrínseco y por el que hemos conseguido no extinguirnos como especie.
¿Dónde está nuestra humanidad? Dónde está nuestra compasión, nuestro humanitarismo, nuestra piedad y nuestra sensibilidad por las desgracias de otras personas… Es lo que tenemos que escuchar de algunos que se hacen llamar periodistas, pero que están más por la labor de lanzar moralinas a favor de las disparatadas políticas de inmigración del Gobierno, que de informar sobre las consecuencias de las mismas.
Yo también me pregunto dónde está nuestra humanidad, entendida como todas las características, tanto biológicas como culturales, del ser humano como especie. Por qué tenemos que dar de lado lo que nos dicta nuestro instinto e incluso nuestro sentido común, que como sociedad debería preocuparse por extirpar de la misma aquellos individuos que la atacan y que suponen una amenaza para nuestra forma de vivir, en lugar de excusar a los asesinos de individuos de nuestra comunidad y de nuestra seguridad.
Ante la amenaza de un insecto extraño que pueda haber atacado a una hormiga, todas se unen, aún a riesgo de perder su vida, y acuden para atacar al insecto malvado y salvar a su hermana
Evidentemente, no somos hormigas. Para estos insectos la vida es mucho más sencilla: todas tienen una función específica para que todo funcione correctamente, cada una hace su trabajo y, si algo supone una amenaza, como, por ejemplo, que un individuo se vuelve loco y mata a quien le está dando de comer, las hormigas soldado se encargan de acabar con él. También es cierto que en cada colonia todas las hormigas son hermanas, pues todas son hijas de la hormiga reina. Y estos lazos familiares quizá están patentes, ya que nunca abandonan a una hermana herida, enferma o lisiada. No solo la llevarán de vuelta al hormiguero para ponerla a salvo, sino que incluso la limpiarán y, lo que es aún más sorprendente, la operarán, si fuera necesario, para amputarle el miembro dañado y que pueda sobrevivir. Todo este trabajo por una sola hormiga insignificante dentro de una colonia de tal vez más de cien mil individuos, pero las hormigas no abandonan a uno de los suyos. Se protegen y cuidan las unas de las otras, porque cada hormiga es necesaria y valiosa. Ante la amenaza de un insecto extraño que pueda haber atacado a una hormiga, todas se unen, aún a riesgo de perder su vida, y acuden para atacar al insecto malvado y salvar a su hermana.
No, evidentemente no somos hormigas. Si hablamos de humanidad, de compasión, de piedad por las desgracias de otros, las hormigas son mucho más humanitarias que los humanos. Una humanidad mucho más inteligente, ya que no solo se conmueve por los problemas de los suyos, sino que se pone en acción para solucionarlos.
hay especies que no son compatibles. Aunque todas sean hormigas, no puedes introducir hormigas bulldog en una colonia de pacíficas hormigas mieleras porque las exterminarán y se harán con el hormiguero
Nosotros somos más de meter al insecto malvado en la colonia, porque pobrecito, que es que tiene el instinto animal de matar a bichejos insignificantes como nosotros, así que vamos a cuidarlo y alimentarlo, a ver si consigue querernos. Si fuéramos capaces de hablar el idioma de las hormigas para explicarles esto, no sé cómo se dirá gilipollas en hormigo, pero seguro que es lo que dirían que somos.
Simplemente, hay especies que no son compatibles. Aunque todas sean hormigas, no puedes introducir hormigas bulldog en una colonia de pacíficas hormigas mieleras porque las exterminarán y se harán con el hormiguero. Por eso, en todas las colonias de hormigas, sean del tipo que sean, hay hormigas soldado, que se encargan de vigilar que no entre ningún elemento que pueda alterar la paz de la comunidad.
Nosotros en cambio hemos evolucionado tanto que lo que tenemos son políticos, que se encargan de abrir de par en par las puertas del hormiguero, alimentar y proteger a quien somete y agrede a sus obreras e invalidar a los soldados para que no puedan protegernos. Si fuéramos hormigas, acabaríamos con quien mata a nuestras hermanas y expulsaríamos de la colonia a los políticos, abandonándolos al desamparo de tener que buscar alimento por sí mismos. Pero no somos hormigas.
Y, como no somos hormigas, que somos muy humanos, vamos a perder muchas vidas más e incluso la manera en la que queremos vivir, en honor a esa gran humanidad. Pues qué quieren qué les diga, pero quién fuera hormiga.
Vallecas
27/02/2025 15:21
"Un hombre perdona al asesino de su hijo y le abraza" Este acto seguro que es aplaudido por la inmensa mayoría de las personas, acto humanitario, civilización ? Para mi es aberrante. Quien perdona eso ya no es un ser humano, un ser, un individuo, un sujeto. Ni siquiera eres una hormiga
NormaDin
Desde hace tiempo se sabe que el régimen de Sanchez se mantiene por el apoyo electoral de una crecida masa estúpida, lo que no quita que el ganado gubernamental esté como un rebaño de chivas.
libra
27/02/2025 21:24
Pues a un gran hormiguero empezamos a parecernos. La selección natural ha encontrado una serie de reglas muy estrictas que permiten la supervivencia (objetivo único y sagrado de la selección natural) de colonias de hormigas y abejas (son bichos emparentados), al menos en las condiciones actuales del planeta, porque se trata de un fenómeno bastante nuevo en terminos de evolución. En el caso de los humanos ... las sociedades actuales convergen a toda velocidad a un modelo en el cual sólo hay una forma aceptada de hacer las cosas (la socialdemocracia y el estado como deidad suprema y dueño de todo). Cualquier discrepancia o alternativa (desinformación lo llaman, gran disparate aprovechando que Claude Shannon se ha muerto) se castiga de manera absurda. Cuando la capacidad de pensar sea un riesgo enorme (no falta mucho para eso) terminaremos apiñados en hormigueros o colmenas de ignorantes. El que alguien sea un criminal no es problema, lo grave es que alguien consiga darse cuenta de que hay otras formas de hacer las cosas y termine cargándose el invento.
oriolmarti55
27/02/2025 22:03
Te felicito por tu artículo y, además te diré que durante muchos meses me pasé el ir y venir-aparentemente de una manera robótica- de las hormigas cuando vivía en Menorca. También compré un libro-no recuerdo el título-, sobre la vida de las hormigas. Su orden y capacidad, su hermandad, su laboriosidad y su indescifrable lenguaje siempre me cautivó. Y, viendo en lo que se ha convertido la humanidad, yo también quisiera ser hormiga. Lo que llamas ser humano es imposible de estudio, pero yo creo que algunos solamente tienen la apariencia, pero no lo son. Son enviados del Mal, demonios que perturban. Tienen la inteligencia mínima para hacer daño. Pero considero que hay buenos Hombres y malos pseudo Hombres, sabios e idiotas, vagos y trabajadores, Santos y asesinos, hombres y mujeres auténticos y falsos y traidores. Creo que no pertenecemos a la misma especie y si alguien hiciera un estudio científico, comprobaría que, al menos, hay dos tipos de humanos. Unos son enviados de Dios (la gente normal) y otros por el Demonio (los que carecen de escrúpulos) que han llegado a la Tierra sin alma y con el ánimo de matarnos.