Un 2 de abril de hace 20 años falleció Juan Pablo II a las 9:37 pm, tras una dura y larga enfermedad, en la Ciudad del Vaticano. Este Papa fue un gran líder dentro de la iglesia canonizado en tiempo récord por ser considerado “santo súbito”.
Fue una persona muy coherente con su fe y sus ideas, que se entrelazan en un deseo de hacer feliz a los hombres y las mujeres de su tiempo. Esto le dio una gran relevancia política gracias a su carisma y convicciones, logrando ser uno de los grandes actores en la vida cultural y social a nivel mundial. Sobre todo por su papel fundamental en la desaparición del comunismo en los países del Este, mientras caía el muro de Berlín en 1989, en Polonia, Hungría, Checoslovaquia, Rumania, Bulgaria... Dos años después en 1991 cayeron también Albania, Yugoslavia y URSS. Pero también por su búsqueda incansable en la unión de todos los pueblos. Supo rezar con intensidad, vivir como pensaba y exponer de manera brillante las ideas que asentarían un humanismo del que carecían estos países que sufrieron esta ideología.
Un episodio dramático que superó de una manera ejemplar y casi milagrosa sucedió el miércoles 13 de mayo de 1981 el Papa, el líder de la Iglesia Católica, salió en su Jeep blanco descapotable dispuesto a recorrer la plaza de San Pedro, en una multitudinaria audiencia. Iba saludando a los asistentes cuando, después de haber tomado una niña en brazos, un pistolero a sueldo mimetizado entre los asistentes, sacó una semiautomática Browning Hi-Power, calibre 9 mm. y disparó, alcanzando cuatro veces al romano pontífice. En un tiempo récord se recuperó y continuó su labor imprescindible en la mejora de la humanidad.