La historia de La Madreña no es solo la de un restaurante, sino la de una familia que, con pasión y trabajo, ha construido un proyecto gastronómico que ha dejado huella en la capital española. Fundado en el año 2000 por José Luis y Margarita Rodríguez, este restaurante nació con una filosofía clara: apostar por la autenticidad, el respeto a la tradición asturiana y la excelencia en cada plato.
Hoy, 25 años después, La Madreña se ha consolidado como un referente con cinco establecimientos que combinan la esencia de la cocina asturiana con una visión abierta y en constante evolución. En este cuarto de siglo, han sabido adaptarse a los nuevos tiempos sin perder su identidad, manteniendo la calidad como sello de su propuesta gastronómica.
Los inicios: una apuesta por la calidad y la tradición
La historia de La Madreña comienza con el sueño de una pareja asturiana que dejó su tierra natal en busca de un futuro mejor en Madrid. Durante ocho años, José Luis y Margarita se formaron en el sector de la hostelería, preparándose para dar el gran salto en el año 2000, cuando inauguraron su primer restaurante en la calle Áncora. La propuesta era clara: una cocina basada en productos de calidad, con recetas tradicionales y una hospitalidad que hiciera sentir a cada comensal como en casa.
Desde el primer día, La Madreña se diferenció por su apuesta por el mejor producto: ternera asturiana con IGP, mariscos del Cantábrico, pescados frescos y quesos de pequeñas queserías artesanales. Platos icónicos como el cachopo, las fabes con boletus y langostinos, o su tarta de quesos, pronto se convirtieron en favoritos de los clientes.
La familia Rodríguez
El éxito no tardó en llegar, y en 2003 La Madreña abrió su segundo establecimiento en la calle Santa Lucrecia. En paralelo, la familia también creció: en 1996 nació Patricia, y en 2004 llegó Paula, ambas hijas del matrimonio, quienes han sido el motor e inspiración del proyecto.
La decisión de expandirse nunca estuvo basada en la ambición desmedida, sino en la voluntad de seguir ofreciendo una experiencia de calidad a un público cada vez más amplio. En 2011, el cierre del primer restaurante dio paso a un nuevo local en la calle del Bronce, en Arganzuela, consolidando su presencia en Madrid.
La consolidación: el gran salto a la Castellana
En 2018, el sueño de entrar en el corazón de Madrid se hizo realidad con la apertura de su cuarto restaurante en el Paseo de la Castellana 78. Este nuevo reto supuso una evolución en su propuesta gastronómica, adaptándose a un público más exigente sin perder su esencia. La carta se enriquecó con nuevas elaboraciones, incorporando influencias internacionales sin dejar de lado las raíces asturianas.
Siempre en búsqueda de nuevas formas de acercar su cocina al público, en 2022 La Madreña lanzó Cachopo & Go, un concepto más informal y dinámico, especializado en cachopos de alta calidad para disfrutar en formato rápido. Su primer local en el Mercado de Chamberí fue un éxito inmediato, lo que llevó a la apertura de un segundo establecimiento en la calle San Francisco de Sales.
Un menú especial para celebrar 25 años
Para conmemorar este aniversario, La Madreña ha diseñado un menú degustación especial (55 €, maridaje incluido) disponible durante todo el año en sus tres establecimientos principales. Este recorrido gastronómico incluye algunos de sus platos más icónicos como son el pastel de cabracho gratinado con ajo negro y plátano frito; los raviolis de perdiz y trufa, una muestra de su evolución culinaria; las fabes con boletus y langostinos, un guiño a las recetas tradicionales; el pixín al horno, elaborado con rape de barriga negra, el cachopo de ternera asturiana, relleno de jamón y queso artesano y, para terminar, la tarta de quesos asturianos, un cierre dulce y emblemático.
Este menú es una oportunidad para celebrar la historia de La Madreña y degustar la esencia de Asturias en cada bocado. De hecho, a lo largo de estos 25 años, La Madreña ha demostrado que la clave del éxito radica en la autenticidad y el esfuerzo constante. Con una base sólida y una pasión intacta, el futuro del grupo apunta a seguir evolucionando sin perder su esencia.
El legado de José Luis y Margarita sigue vivo en cada plato, en cada sonrisa de los clientes y en cada rincón de sus restaurantes. Y aunque han pasado 25 años desde aquella primera apertura, el espíritu con el que encendieron sus fogones sigue siendo el mismo: cocinar con amor, servir con pasión y mantener viva la tradición asturiana en Madrid.
