Política

Sánchez anuncia 14.100 millones para frenar la guerra arancelaria sin tener Presupuestos para este año

El presidente sacude con fuerza Trump, al que acusa de volver al proteccionismo del siglo XIX: "No es una manera inteligente de encarar los desafíos"

El Gobierno anuncia un escudo de 14.100 millones para defenderse de los ataques comerciales de Estados Unidos. El jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, ha desvelado este jueves la potencia de la respuesta española a la guerra arancelaria declarada a todo el planeta por la primera potencia mundial. El líder socialista, en sus siete años de gobierno, no ha hecho otra cosa casi que saltar obstáculos geopolíticos inéditos. El problema que enfrenta ahora es que pretende movilizar el 0,89% del PIB español sin tener unos Presupuestos Generales del Estado para este año y en mitad de una crisis política que hace de este gabinete un equipo débil por carecer de apoyos parlamentarios estables. Las cuentas vigentes, de 2022, no están diseñadas para sortear el temporal desatado por la invasión rusa de Ucrania, que demanda mucho más recursos para defensa, ni para protegerse de la espiral arancelaria procedente del Oeste.

Donald Trump anunció este miércoles un arancel universal del 10% sobre todas las importaciones, con tarifas más elevadas para 60 países específicos. El republicano cumplió sus amenazas e impuso un arancel del 25% a las importaciones de acero y aluminio, y otro del 25% a los automóviles extranjeros. Este paquete de medidas, anunciado en una Casa Blanca convertida en plató de televisión, ha provocado una casacada de respuestas de la inmensa mayoría de países afectados, como China y la propia Unión Europea, que ya han instado a Washington a cancelar estos aranceles y a resolver las diferencias mediante un diálogo equitativo. Bruselas, además, ha advertido de que en los próximos días implementará medidas de represalia, mientras que otros países buscan negociaciones para evitar disputas comerciales que desguacen sus economías.

Sánchez, tras reunirse este miércoles con los agentes sociales, ha intentado lanzar un mensaje tranquilizador a las empresas y a los ciudadanos, que temen el golpe de la política comercial de Trump, porque se puede llevar por delante miles de millones de euros y, en consecuencia, miles de empleos. El presidente del Gobierno ha revestido su alocución en Moncloa de la solemnidad que requieren los momentos trascendentales. Y este lo es, por lo inédito y por la incertidumbre en que sume a la economía de todo el planeta. Por eso, el líder socialista ha comparecido en la sala Bacerló, reservada para los grandes anuncios. El presidente ha estado acompañado por todo su gabinete y ha anunciado que el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, emprenderá próximamente una ronda de os con todos los grupos parlamentarios y comparecerá en el Congreso para dar cuenta de la respuesta del Ejecutivo y de la Unión Europea, así como pare detallarles las consecuencias de la nueva política comercial estadounidense.

El líder socialista no ha querido entrar en más detalles, porque prefiere dejar la explicación del grueso de las medidas que tomará la Unión Europea como bloque a la presidenta de la Comisión, la conservadora alemana Ursula von der Leyen, con quien Sánchez ha conversado esta mañana. Pero el presidente sí ha querido presentar a la opinión pública el bautizado como "plan de respuesta y relanzamiento comercial" para mitigar los impactos negativos de la guerra comercial. Sánchez ha asegurado que quiere "tejer un escudo que proteja la economía". "Este plan va a movilizar 14.100 millones de euros, de los que 7.400 son de nueva financiacioon y 6.700 son de instrumentos ya existitentes para crear nuevas medidas", ha ahondado sin explicar si la falta de cuentas supondrá o no una complicación.

El jefe del Ejecutivo, que emprende próximamente un viaje a China, no esconde sus cartas, aunque tampoco expone su jugada. Sánchez deja entrever que pretende ser el intermediario entre Pekín y Bruselas para compensar el golpe comercial de Estados Unidos a los 27 países de la Unión. "Le pedimos a Trump que recapacite, que se siente en la mesa de negociación con la Unión Europea. La mano de Europa está tendida. Pero eso no significa que nos vayamos a quedar con los brazos cruzados", ha advertido. Sánchez se la quiere devolver a Trump alineándose con China y arrastrando hacia Pekín a toda la Unión Europea, un gigante comercial con un mercado de 500 millones de personas de alto poder adquisitivo, que necesita nuevos aliados internacionales.

Sánchez, no obstante, ha deslizado lo que, a su juicio, ha de hacer la Unión Europea en los próximos meses: "Debe acelerar la integración del mercado único en ámbitos que tienen que ver con la regulación, los servicios digitales o los flujos financieros. Y, en segundo lugar, debe ampliar y diversificar sus vínculos comerciales con el resto del mundo". El presidente ha concretado algunos aspectos del plan, que se sustenta "en dos grandes pilares": "El primero de ellos es ayudar y proteger a las empresas y al empleo que podría verse afectado por estos nuevos aranceles. Vamos a poner en marcha dos líneas de avales y de financiación intermedia; lo que se conoce, en términos coloquiales, como un banco público: el ICO".

Estas líneas de avales estarán dotadas con 6.000 millones de euros para facilitar el a la financiación y satisfacer las necesidades de liquidez de las empresas. El presidente también ha anunciado un fondo de apoyo a la inversión industrial, que estará dotado con 200 millones de euros, para dar préstamos y participación en capital a las compañías con el objetivo de que puedan modernizar o instalar nuevas plantas productivas en España. A todo esto se añade el nuevo plan MOVES, con 400 millones de euros, que, según Sánchez, "servirá de estímulo al sector del automóvil", uno de los más afectados por la guerra comercial impulsada pro Washington.

El presidente ha sacudido con fuerza a Trump, al que acusa de llevar al mundo de nuevo al proteccionismo del siglo XIX: "No es una manera inteligente de encarar los desafíos del siglo XXI", ha dicho. Sánchez, que quiere erigirse como un contrapeso ideológico a todo lo que el magnate republicano representa, ha comenzado su intervención con una defensa de los valores que han construido el mundo desde el final de la Segunda Guerra Mundial, aunque no ha podido evitar impregnarlos de su particular visión política.

"Vivimos en una época marcada por el regreso de eso que los economistas llaman el pensamiento de suma cero. Estamos rodeados de personalidades que creen que la vida es una batalla sin cuartel en la que las ganancias de unos significan las pérdidas de otro. Quienes piensan así intentan convencernos de que quienes mejoramos la dignidad laboral y salarial de los trabajadores y trabajadoras es contrario al interés empresarial. Nos dicen que luchar contra el cambio climático frena el crecimiento económico, que la llegada de inmigrantes es mala para el interés general, que apoyar las políticas sociales es contraproducente para el desarrollo económico. Nos dicen que si las mujeres ganan poder, estatus, los hombres lo van a perder automáticamente. Y que la prosperidad de otros es incompatible con la nuestra. Hay que reconocer que esta forma de pensar conecta bien con nuestras emociones. Porque es intuitiva, es primaria y puede llegar a ser correcta en contadas ocasiones. Pero la ciencia y la historia, si algo nos han demostrado, es que en la inmensa mayoría de los casos es falsa y dañina", ha asegurado el presidente.

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