Cuando Fran Martín sustituyó a Mercedes González, actual directora general de la Guardia Civil, hace dos años exactos, como nuevo Delegado del Gobierno en la capital, el reto que tenía por delante era gigantesco. En primer lugar, era el quinto en ocupar ese sillón desde 2018, lo que demuestra la debilidad institucional del Gobierno de Pedro Sánchez.
Llegó al cargo con la firme intención de ser el brazo armado del sanchismo en la región, puesto a 'dedo' por un presidente que tiene una enorme fe en su desempeño profesional. Tanto es así que, al margen de su protagonismo en el segundo capítulo del documental 'Moncloa: cuatro estaciones', ha sonado con fuerza en el último año para sustituir a Juan Lobato al frente del PSM.
Finalmente, Sánchez decidió poner a Óscar López, el enésimo ministro-candidato destinado a estrellarse en el ciclo electoral de 2027. Con el ministro de Transformación Digital cambió el paradigma, ya que venía de haber sido secretario general del PSOE en Castilla y León hace más de una década.
Fran Martín aterrizó con varios objetivos. El más importante, hacer de ariete político contra la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento. Así pues, durante sus dos años en el cargo, las relaciones institucionales con ambas istraciones han ido de más a menos hasta la ruptura total hace dos semanas.
A propósito del quinto aniversario de la pandemia sanitaria de la COVID-19, desde el PSOE y Más Madrid se preparó una campaña de descrédito contra la presidenta Díaz Ayuso, en la que Delegación del Gobierno tuvo un papel clave. Con la frase "abocó a una muerte cruel a 7.291 personas", Fran Martín dinamitó los puentes de la concordia con Sol y Cibeles.
A esto se añade la ruptura de relaciones con la portavoz en el Ayuntamiento, Reyes Maroto, quien además ha recibido una querella por parte del Gobierno regional por unas palabras también ofensivas e injuriosas contra Ayuso.
Nada de esto le es nuevo a Martín, pues lleva tensando la cuerda desde que llegó. Actos paralelos por la Constitución, declaraciones fuera de tono contra Ayuso y Almeida y un sinfín de puntos de fricción que han avocado a las relaciones institucionales a su estado actual.
Okupación, narcopisos e inseguridad ciudadana
Eliminando el factor político de la ecuación, el desempeño de Fran Martín en el cargo ha estado marcado por varios asuntos. El primero, la okupación. El choque de cifras entre la Comunidad de Madrid y Delegación del Gobierno ha estado presente durante todo su mandato.
Mientras Martín defiende que las okupaciones se redujeron a la mitad en 2024, Ayuso y las plataformas de afectados no paran de avisar del temor que existe entre la ciudadanía por el auge de la okupación. Además, la proliferación de narcopisos en la región preocupa y mucho. Más de 100 narcopisos fueron interceptados en 2024, algo impensable hace apenas una década.
La inseguridad en las calles sigue siendo baja, puesto que Madrid, y España en general, es un país bastante seguro, pero estos problemas de índole social preocupan a los madrileños y Delegación del Gobierno parece no estar implicada al completo.
El número de efectivos policiales en las calles es otro debate que separa a ambas istraciones. Almeida y Ayuso piden más policías en la Comunidad de Madrid, Martín cree que los actuales son más que suficientes. En líneas generales, la percepción ciudadana es que el delegado tiene una labor más política que práctica.
La buena labor conjunta durante estas semanas de intensas lluvias se evapora cuando se abren temas como el reparto de los 700 menores impuestos por Sánchez, que el PSM al completo, con Óscar López y Martín a la cabeza, defienden que deben llegar pero no a municipios socialistas como Fuenlabrada.
Tampoco ha tenido una postura crítica con la eliminación de la parada militar en la fiesta del 2 de Mayo, día grande en la región capitalina. Dos años de mandato marcados por la polémica, aunque la firme intención de seguir hasta 2027, fecha en la que el tablero político se agitará de nuevo en las urnas.