Opinión

El adiós de Buffett

Será recordado como un maestro cuyas ideas, sabiduría práctica y ejemplo personal seguirán inspirando a mucha gente

  • Warren Buffett, genio de la inversión -

Hace una semana Warren Buffett, la sexta persona más rica del mundo según la revista Forbes, anunció que se retiraba dejando la dirección de su empresa, Berkshire Hathaway, a uno de sus directivos más cercanos, Greg Abel, que hasta ahora llevaba todas las operaciones no relacionadas con los seguros. El traspaso de responsabilidades será paulatino y concluirá a finales de año.

Warren Buffett no es cualquier cosa. Es, aparte de uno de los hombres más ricos del mundo, un inversor muy famoso, quizá el más famoso del mundo. Como inversor no tiene precio por eso le llaman el "oráculo de Omaha”. Lo de Omaha le viene porque fue allí, en esta pequeña ciudad de Nebraska, donde nació hace casi 95 años. Su padre era corredor de bolsa y congresista por Nebraska. Fue él quien le inculcó el interés por los negocios y la inversión. Por suerte no le pasó el veneno de la política. Desde muy joven demostró una extraordinaria aptitud para los temas financieros y comerciales. A los siete años leyó un libro titulado "Mil Maneras de ganar mil dólares" que tomó prestado de la biblioteca pública de Omaha y se puso a ello. Vendió chicles, Coca Cola y revistas puerta a puerta, trabajó en la tienda de comestibles de su abuelo, repartió periódicos, vendió pelotas de golf y sellos usados. A los 13 años ya declaraba impuestos por su venta de periódicos deduciendo 35 dólares por el uso de la bicicleta y el reloj. A los 15 junto a un amigo invirtió 25 dólares en una máquina de pinball usada que colocaron en una barbería, pronto expandieron el negocio a varias máquinas en diferentes barberías y lo vendieron por mil dólares.

La relación con Benjamin Graham fue uno de los pilares sobre los que construyó su carrera. Buffett descubrió a Graham con 19 años al leer la primera edición de El inversor inteligente, un libro que, según sus propias palabras, cambió su vida y le proporcionó una filosofía para invertir

Estas primeras experiencias no sólo le proporcionaron capital inicial, también le enseñaron lecciones fundamentales sobre negocios, beneficios y gestión. Su interés por el mercado de valores apareció muy pronto. Echaba horas en la oficina de un corredor de bolsa que había cerca de la de su padre. A los 11 años realizó su primera inversión en acciones, compró tres acciones para él y tres para su hermana. Pagó 38 dólares por ellas, pero cayeron a 27, así que en lugar de dejarse llevar por el pánico esperó y las vendió a 40 para recuperar lo invertido. Luego vio que la acción se iba a 200 dólares. Esto le enseñó que en la vida había que ser paciente.

En 1942, la elección de su padre al Congreso llevó a la familia a Washington D.C., donde terminó la escuela primaria y se graduó de la escuela secundaria. No quería ir a la universidad pero su padre le convenció. Fue itido en la Wharton School de la universidad de Pensilvania pero no aguantó mucho y se trasladó a la universidad de su Estado natal. Intentó hacer el posgrado en Harvard, pero no le itieron. Se enteró de que Benjamin Graham, un inversor a quien iraba, daba clase en la Columbia Business School. Se inscribió e hizo el master con él. La relación con Benjamin Graham fue uno de los pilares sobre los que construyó su carrera. Buffett descubrió a Graham con 19 años al leer la primera edición de El inversor inteligente, un libro que, según sus propias palabras, cambió su vida y le proporcionó una filosofía para invertir.

Benjamin Graham era un respetado académico e inversor. Fue él quien inventó eso de la inversión en valor, un modo de invertir que Buffett hizo suyo. La inversión en valor, muy de moda desde hace años, parte de la idea de que toda acción tiene un valor intrínseco basado en los fundamentales de la empresa que a menudo difiere de su precio de mercado. La tarea del inversor es averiguar ese valor y comprar el activo sólo cuando su precio está sensiblemente por debajo de su valor. Esto protege al inversor contra errores de cálculo e imprevistos. La insistencia de Buffett en su regla número uno (nunca pierdas dinero) viene directamente de ahí. La regla numero dos es “no olvides la regla numero uno”. Otra de las ideas que tomó de Graham fue que una acción no es sólo una etiqueta bursátil, sino una participación en un negocio real. Eso implica que el inversor tiene que pensar como un empresario analizando la empresa en cuestión y sus perspectivas de futuro.

El primer trabajo que tuvo en el negocio de la inversión fue en la agencia de su padre en Omaha, luego se fue a trabajar a la agencia de Graham, hasta que su maestro se retiró y echó el cierre. En 1956, a los 26 años, regresó a su Omaha natal y tomó la decisión de montar su propio negocio. Fundó Buffett Partnership Ltd., una sociedad de inversión. El capital inicial fue modesto, apenas 100.000 dólares que provenían de familiares cercanos y amigos. Su contribución inicial fue mínima, lo que le permitió empezar asumiendo muy pocos riesgos.

La estrategia de inversión de Buffett Partnership se basaba en los principios de Graham. Se centraba en identificar empresas infravaloradas. Esa estrategia la bautizó “cigar butt investing” o estrategia de las colillas de cigarro.

La estructura de la sociedad era una sociedad limitada. Buffett actuaba como socio general tomando todas las decisiones de inversión, mientras que los demás socios eran comanditarios que aportaban el capital. Los comanditarios recibían un interés anual del 4%. Sólo después de alcanzar ese umbral, los beneficios restantes se dividían y Buffett recibía una parte de los mismos. Esta estructura alineaba sus intereses con los de sus socios y le incentivaba a generar más beneficios.

La estrategia de inversión de Buffett Partnership se basaba en los principios de Graham. Se centraba en identificar empresas infravaloradas. Esa estrategia la bautizó “cigar butt investing” o estrategia de las colillas de cigarro. Esto implicaba buscar acciones que cotizaban por debajo de su valor de liquidación. Es decir, colillas a las que les quedaban una o dos caladas. Hizo muchísimo dinero, superó al mercado con rentabilidades anuales promedio superiores al 30%. En 1968, por ejemplo, la agencia obtuvo una rentabilidad del 58% frente al 8% del Dow Jones. Eso le convirtió en millonario con sólo 32 años.

Fue en esta época cuando conoció a Charlie Munger. Aunque ambos eran de Omaha e incluso habían trabajado en la tienda del abuelo de Buffett en diferentes momentos, no se habían conocido antes. Este encuentro supuso el inicio de una de las asociaciones más legendarias y fructíferas del mundo de la inversión.

En 1962 comenzó a comprar acciones de Berkshire Hathaway, una empresa textil de Nueva Inglaterra que en ese momento atravesaba dificultades. Las acciones cotizaban alrededor de 7,5 dólares, un descuento importante respecto a su capital circulante por acción, que era de 10 dólares y su valor contable de 20 dólares. Buffett vio la inversión como una clásica colilla de cigarro, pero fue a más y en 1965 se hizo con el control de la empresa tras discutir con su presidente. Fue algo emocional y luego se arrepentiría. Años más tarde calificaría esta decisión como "monumentalmente estúpida”, de hecho la peor de su carrera. La razón era que el negocio textil en sí mismo era una industria en declive. Mantuvo las operaciones textiles en funcionamiento hasta 1985, lo que supuso una sangría de capital durante muchos años.

Pero esta decisión, nacida de la emoción más que de la lógica inversora, tuvo consecuencias imprevistas. Aunque el negocio textil era un lastre, Buffett comenzó a utilizar la estructura corporativa de Berkshire Hathaway como su principal vehículo de inversión. Reconoció el valor de tener una base de accionistas existente y una sociedad ya formada, aunque esto significase compartir los beneficios futuros con los accionistas heredados. Comenzó a redirigir el flujo de caja lejos de los textiles hacia negocios más prometedores. Es decir, que sin pretenderlo Berkshire le proporcionó el armazón corporativo que le permitiría crecer.

La genialidad de esta estrategia residía en la explotación del “float”, el flotante del seguro. El float es el dinero de las primas que las aseguradoras cobran por adelantado y pueden invertir para su propio beneficio antes de que se paguen las reclamaciones

Se metió de lleno en el negocio de los seguros. En 1967, adquirió National Indemnity Company, una aseguradora con sede en Omaha, por 8 millones de dólares. Esta fue la primera de muchas adquisiciones de empresas de seguros. Siguieron otras importantes como Geico (en la que invirtió desde los años 50 y adquirió por completo en 1996) y General Reinsurance (Gen Re) en 1998.

La genialidad de esta estrategia residía en la explotación del “float”, el flotante del seguro. El float es el dinero de las primas que las aseguradoras cobran por adelantado y pueden invertir para su propio beneficio antes de que se paguen las reclamaciones. Buffett comprendió que este float representaba una fuente de capital a muy bajo coste y a largo plazo. Eso se convirtió en el motor financiero de Berkshire Hathaway y proporcionó los fondos necesarios para realizar adquisiciones e inversiones a gran escala durante décadas. El flotante de Berkshire creció exponencialmente alcanzando cifras astronómicas. En estos momentos ronda los 170.000 millones de dólares.

Su filosofía de inversión, aunque deudora de Benjamin Graham, no ha permanecido estática. Ha evolucionado a lo largo de su carrera, en buena medida gracias a la influencia de su socio, Charlie Munger. Munger, que falleció hace dos años, fue fundamental para ampliar los horizontes de Buffett más allá de la simple búsqueda de gangas. Empezaron a comprar negocios de calidad con ventajas competitivas duraderas, aunque eso significase pagar más. Conforme Berkshire Hathaway acumulaba más y más capital a través del flotante de los seguros fue abandonado la estrategia de las colillas. Estos negocios baratos solían ser pequeños y poco líquidos. Se reenfocó en grandes inversiones en empresas bien capitalizadas. Compró See’s Candies, que hace dulces, Scott Fetzer Company (productos para el hogar) Fechheimer Brothers (Uniformes) Brown Shoe Group (zapatos), Benjamin Moore (Pintura), Fruit of the Loom (Ropa) Lubrizol (Químicos) o Duracell (baterías). Se metió también en el negocio de la energía con MidAmerican Energy a la que rebautizó como Berkshire Hathaway Energy, y en el de los ferrocarriles con la Burlington Northern Santa Fe Railway, la compañía de carga más grande de EEUU que le costó 34.000 millones en 2010. Fue su mayor inversión hasta que en 2016 compró Precision Castparts (componentes aeroespaciales) por 37.000 millones.

Lo que nunca le interesó demasiado fueron las empresas tecnológicas porque no terminaba de entender su negocio, pero en 2016 decidió invertir en Apple. La veía más como una empresa de productos de consumo con clientes muy leales que como una tecnológica. Apple se convirtió en la mayor participación de Berkshire por valor de mercado

Junto a eso fue comprando participaciones en grandes empresas como American Express, Coca Cola (tiene el 10% de la compañía), el banco Wells Fargo, en el que entró en 1989 y salió hace poco, en 2022. Lo que nunca le interesó demasiado fueron las empresas tecnológicas porque no terminaba de entender su negocio, pero en 2016 decidió invertir en Apple. La veía más como una empresa de productos de consumo con clientes muy leales que como una tecnológica. Apple se convirtió en la mayor participación de Berkshire por valor de mercado. Unos años antes, en 2008, había entrado en BYD, el fabricante chino de vehículos eléctricos que en aquel entonces nadie conocía. Invirtió unos 200 millones de dólares siguiendo el consejo de Munger. El valor de la participación se disparó, y Berkshire comenzó a vender parte después. Hoy Berkshire es un conglomerado que posee el 22% de Apple, el 15% de American Express, el 10% de Coca Cola, el 10% de Bank of America, el 6% de Chevron, el 4% de Moodys. A eso hay que sumarle más de 70 empresas que controla directamente.

Una característica distintiva de Buffett es su transparencia. ite cuando se ha equivocado y eso no es algo habitual en gente tan rica y poderosa. Ese fue el caso de la Berkshire Hathaway original. Reconoció haber invertido en en un negocio moribundo. En el 93 entró en Dexter Shoe. Le costó más de 400 millones pero fue un error garrafal, ya que el negocio resultó no tener valor y el coste fue alto. También ha reconocido públicamente haber dejado pasar inversiones en gigantes tecnológicos como Google, Amazon o Microsoft. Esta disposición a reconocer abiertamente los fracasos refuerza su credibilidad y es un signo de humildad muy poco común.

Sigue viviendo en la misma casa en Omaha que compró en 1958, le gusta ir a ver partidos de futbol mientras toma una coca cola y solía conducir él mismo un Cadillac tipo sedán de 50 o 60.000 dólares. Su mujer tiene un Ford Explorer de hace 15 años

Más allá de sus logros en el mundo de la inversión, Warren Buffett ha sido siempre un filántropo. En 2010, fundó "The Giving Pledge" junto a Bill y Melinda Gates, una iniciativa que invita a las personas más ricas del mundo a comprometerse a donar buena parte de su riqueza a causas benéficas durante su vida o en sus testamentos. El propio Buffett predica con el ejemplo. Se ha comprometido a donar el 99% de su fortuna. El principal beneficiario de su filantropía es la Fundación Bill y Melinda Gates, a quienes le une una antigua amistad. También apoya generosamente a otras fundaciones como las que tienen sus tres hijos y la que lleva el nombre de su primera esposa que financia programas de becas universitarias.

Pero lo más llamativo de Buffett es que, a pesar de su inmensa riqueza, lleva un estilo de vida modesto. Sigue viviendo en la misma casa en Omaha que compró en 1958, le gusta ir a ver partidos de futbol mientras toma una coca cola y solía conducir él mismo un Cadillac tipo sedán de 50 o 60.000 dólares. Su mujer tiene un Ford Explorer de hace 15 años. El hecho mismo de vivir en Omaha, una ciudad a orillas del Misuri que no llega al medio millón de habitantes en el medio oeste ya dice mucho de él. A pesar de que Omaha es pequeña y tiene unos inviernos muy fríos, nunca quiso mudarse a Florida, a California o a las Bahamas.

El plan de sucesión

La cuestión es que Buffett es ya muy mayor, cumplirá en agosto 95 años y, aunque la salud le ha respetado (superó un cáncer de próstata hace unos años, pero no ha padecido ninguna otra enfermedad importante), y la cabeza le funciona bien, no tiene la energía de antaño. Así que ha decidido retirarse. Su sucesión fue objeto de mucha especulación durante años. En 2021 Buffett reveló que su sucesor sería Greg Abel, vicepresidente de Berkshire y responsable de supervisar todas las operaciones no relacionadas con los seguros del conglomerado. Abel tiene 62 años y lleva 25 años trabajando para Buffett. Eso sí, aunque Abel tomará las riendas operativas, Buffett seguirá involucrado en Berkshire, seguramente como presidente del consejo reservándose para las decisiones más importantes

El plan de sucesión parece diseñado para asegurar la continuidad de la cultura de corporativa de Berkshire, caracterizada por la descentralización, la confianza en los directivos de las subsidiarias, el enfoque a largo plazo y la gestión ética. Abel parece que encarna estos valores y ha demostrado su capacidad gestionando los negocios de Berkshire Energy y otras subsidiarias no relacionadas con los seguros. Pero mientras Buffett siga vivo tendrá un tutor. Una vez muera ya veremos lo que pasa porque su criatura es Berkshire Hathaway, en origen una empresa textil al borde de la quiebra que convirtió en uno de los grupos empresariales más grandes del mundo

Pero, más allá de los excelentes resultados que han tenido sus empresas, si por algo pasará a la historia Warren Buffett será por la popularización y la aplicación de la filosofía de inversión en valor, heredada de Benjamin Graham y enriquecida con las ideas de Charlie Munger. Eso de entender las acciones como participaciones en negocios, buscar siempre un margen de seguridad, mantener la racionalidad frente a la volatilidad del mercado y centrarse en las ventajas competitivas a largo plazo son hoy el pan de cada día para miles de inversores en todo el mundo. Eso le sobrevivirá. Buffett será recordado no sólo como un generador de riqueza, sino como un maestro cuyas ideas, sabiduría práctica y ejemplo personal seguirán inspirando a mucha gente.

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