Hay retos en política que suponen auténticas maldiciones como la que pesa sobre el PSOE en la ciudad de Valencia desde hace décadas. La delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, liderará el partido en la capital del Turia después de que no haya oponentes a su candidatura y se enfrenta a ese desafío que los socialistas no pueden conseguir desde hace 34 años.
Encontrar a la última alcaldesa socialista de Valencia obliga a mirar hacia finales del siglo pasado. Clementina Ródenas alcanzó la vara de mando tras suceder a su compañero de partido Ricard Pérez Casado y extendió su mandato hasta el año 1991. Desde entonces hasta hoy son ya 34 años de vacío socialista al frente del Ayuntamiento de Valencia.
Acertar en el cartel electoral
Gobernar en la tercera ciudad de España otorga muchas papeletas de impulsar también al inquilino/a de la Presidencia de la Generalitat porque casi uno de cada cinco votos que se emiten a nivel autonómico proceden de la capital del Turia. La importancia estratégica de Valencia es pues altísima. Acertar en el cartel electoral o no supone la diferencia entre gobernar en la ciudad y a nivel autonómico o no hacerlo en ambas esferas
Pilar Bernabé parte con el grado de conocimiento elevado que no tuvieron sus antecesores en la cabeza de cartel electoral local, como es el caso de Sandra Gómez, hoy eurodiputada. Esa popularidad es un buen punto de partida pero las sinergias electorales del PSOE de Valencia ciudad son malas desde hace demasiados años.
La llegada de Rita Barberá a la Alcaldía en 1991 se extendió hasta 2015 en 24 años de dominio abrumador y que,objetivamente, supusieron el periodo de mayor transformación de la trama urbana de Valencia y de sus estándares de calidad. Con el fin de esa era de la popular alcaldesa llegó el momento del viraje hacia hacia la izquierda en plena campaña de acusaciones de corrupción hacia el PP.
Un PSOE 'segundón'
La conquista en 2015 de la Alcaldía no fue, de todas formas, un éxito para el PSOE que se quedó como 'segundón' de Joan Ribó y su Compromís pujante en aquella época y que evidenciaron la desafección del electorado hacia los dos grandes partidos. Sandra Gómez aceptó ser la sombra del nacionalista, una vez iniciada la primera legislatura, y en 2019 repitió el papel de vicealcaldesa. La cita de hace dos años, en 2023, mejoró algo en cuestión de votos para el PSOE de Valencia ciudad (rozó los 80.000 votos) pero se estancó en el número de escaños (7).
Con Gómez de partida hacia la Eurocámara, Borja Sanjuán ha ejercido la portavocía en un mandato complicado por los vaivenes de Vox y la dana que también afectó a la ciudad. Bernabé aterriza en este momento con el objetivo de recuperar, primero la hegemonía perdida en la izquierda desde hace una década, y a partir de ahí aspirar a ser la alcaldesa de Valencia.
A 5 puntos del apoyo autonómico
La fotografía de los socialistas valencianos en las elecciones sale movida desde hace años en los que permanece por debajo del porcentaje de voto que se obtiene a nivel autonómico. En la última cita con las urnas el PSOE en la ciudad estuvo cinco puntos por debajo del respaldo obtenido por Ximo Puig (24,6% frente al 29%).
El desgaste que ha sufrido Compromís –a nivel de liderazgo más que de marca– abre una posibilidad al PSOE de dar la vuelta a la situación electoral y volver a tener más respaldo que los nacionalistas (que buscan candidato y al margen de recuperar a Mónica Oltra no tienen a nadie que suene con más fuerza en este momento). Papi Robles parece difícil que sea la cabeza de cartel.