Economía

La 'solución árabe' de Naturgy abre una grieta para que Moncloa entre en el capital

La 'auto opa' y la negociación con Taqa puede dejar a disposición del Gobierno una participación adecuada para replicar el 'asalto' a Telefónica

  • Sede de Naturgy en Madrid. -

El proceso de reorganización accionarial de Naturgy se ha convertido en un largo culebrón, cuyo final aún es difícil de anticipar. A estas alturas, el desembarco del Estado en el capital es una hipótesis que sigue sin descartarse en los despachos de la banca de inversión. Los dos movimientos en marcha -una 'auto opa' y el retorno de las negociaciones con Taqa- puede abrir una grieta suficiente para que se cuele Moncloa. Con esa operación, alcanzaría la codiciada meta de influir directamente en una compañía energética privada del Ibex

El Gobierno ya ha demostrado hasta dónde está dispuesto a llegar con su 'asalto' a Telefónica, aupando a la presidencia a un directivo afín (Marc Murtra), tras comprar 10% del capital. El Estado también ejerce influencia en el Ibex a través de las participaciones públicas en CaixaBank, Redeia y Enagás. Naturgy añadiría otra carta preciada: es estratégica, por su instalaciones de generación y por sus acuerdos con Argelia, y vale casi 25.000 millones en bolsa.

La probabilidad del desembarco estatal perdió fuerza cuando Criteria (principal accionista) y la emiratí Taqa estuvieron a punto de repartirse todo el capital. Fue un movimiento de libro del consejero delegado, Ángel Simón; una solución ideal para relanzar Naturgy, que acabó pinchando por distintas razones. Nada más aterrizar en el cargo, el directivo de Manresa -mano derecha de Isidro Fané-, se autoimpuso la tarea de hallar un socio potente para la empresa gasista.

Lo dejó bien claro en la presentación de las líneas que marcarán el futuro de Criteria, que agrupa todas las participaciones accionariales de La Caixa. Fue el pasado junio, en las Torres Negras de la Diagonal de Barcelona. Por si había dudas, Simón aclaró cuáles son las tres empresas más estratégicas para el holding: CaixaBank, Telefónica y Naturgy. 

Simón se puso manos a la obra de inmediato. El resultado, ocho meses después, son los cambios fundamentales efectuados tanto en el banco como en la operadora. CaixaBank acaba de remodelar el consejo de istración y tiene, desde octubre, un nuevo presidente (Tomás Muniesa). Por su parte, Criteria se ha convertido en un actor clave para Telefónica. Lo demuestra un hecho: ya tiene un 10% del capital.

De las tres empresas 'core', Naturgy es la única que permanece en el mismo estado. Por dos razones. La primera es que todo lo sucedido en Telefónica ha obligado a derivar esfuerzos en las Torres Negras. La segunda tiene que ver con las dificultades que Criteria ha encontrado para identificar un socio que quiera desembarcar en Naturgy. Es la gran tarea pendiente de Simón, que ha logrado cerrar su primer año como CEO con la cartera de activos en valores récord

Fuentes próximas al grupo aseguran que se han explorado distintas vías. Pero, hasta el momento, no se ha encontrado ninguna capaz de competir con el músculo financiero e industrial que aporta Taqa. La escasez de perfiles -descartando a inversores chinos y, por supuesto, rusos-  vuelve a alentar la posibilidad de que Criteria y Taqa sellen una nueva alianza. Se han encargado de sacudir el árbol los fondos que desean abandonar el capital (CVC y GIP), ofreciéndose -oficiosamente- a facilitar el acuerdo.

La solución de los 'petrodólares'

Tras semanas de rumores, Abu Dabi ha dado el paso, enviando a España una delegación encabezada por Mohameed Hassan Alsuwaidi, ministro de Inversiones y presidente de Taqa. La reunión con los 'mandamases' de Criteria es una nueva toma de o para limar la asperezas que dinamitaron el acuerdo anterior. Había -y sigue habiendo- dos puntos conflictivos. El primero es el futuro reparto de poder en Naturgy. Y el segundo, los vínculos de la gasista con Argelia, país con el que Abu Dabi no tiene, precisamente, la mejor de las relaciones.

La operación tiene beneficios visibles para las dos partes. La compañía emiratí se alimenta de los 'petrodólares' del Estado -miembro fundador de la OPEP- y cuenta con el 'know how' suficiente para impulsar la estrategia industrial de Naturgy. Por su parte, la empresa que preside Francisco Reynés es el primer suministrador de gas y el tercero de electricidad en España, y puede jugar un papel clave en el futuro mix energético, cuando las centrales nucleares echen el cierre definitivo

El final del 'culebrón' dependerá del cierre de los dos frentes abiertos. A diferencia del intento anterior, está descartada una opa por el 100% del capital. Lo que se negocia ahora es la entrada de Abu Dabi con una participación no superior al 30%. Paralelamente, ya está en marcha la 'auto opa' que permitira cambiar de manos el 10% de las acciones. Irán a parar a la autocartera de Naturgy y posibilitará una venta parcial de acciones de los socios que desean salir. El primero es CVC, dueño del 20,7% junto la Corporación Alba de la familia March; y el segundo, GIP, ahora propiedad de BlackRock, que posee otro 20,6%.

En el mercado se especula con que los dos fondos venderán en torno al 2% en la 'auto opa'. Y, posteriormente, cederán algo menos del 15% a Taqa. Quedaría libre, por tanto, un paquete próximo al 7%, que podría acabar en manos de inversores institucionales... o del Estado. Ese es la 'grieta' que puede aprovechar Moncloa para replicar la operación de Telefónica. A ese porcentaje, además, hay que sumar el 10% que quedará guardado en la autocartera y que Naturgy tendrá que vender tarde o temprano.

Paralelismos con Telefónica

Los paralelismos con Telefónica son evidentes. El desembarco del Gobierno en la operadora fue progresivo. Lo inició la SEPI en marzo de 2024, con la adquisición del 3%. En los meses posteriores, fue incrementando la participación hasta alcanzar el actual 10%, que le permitió colocar un consejero (Carlos Ocaña) y 'derrocar' a José María Álvarez Pallete.  

A favor de la entrada en Naturgy jugaría el buen clima de entendimiento con La Caixa, que seguiría ostentando la participación de control. Además, la presencia del Estado contribuiría a tranquilizar al Ejecutivo argelino, que posee el 4,1% a través de Sonatrach y recela del avance de un estado poco amigo 'como' Abu Dabi. Por su parte, las relaciones entre el emirato y Moncloa son más que saludables. Una prueba: el pasado 22 de enero, Pedro Sánchez sacó tiempo en Davos para reunirse con Khaldoon Al Mubarak, consejero delegado de Mubadala, el fondo soberano que controla Moeve (antigua Cepsa). 

Fuentes próximas a las negociación aseguran que el proceso se acelerará en las próximas semanas. La útima incógnita es si la reorganización del capital tendrá o no consecuencias en la estructura de mando, encabezada por Francisco Reynés. El precedente de Telefónica inyectará -con razón- incertidumbre en la compañía hasta que queden resueltas todas las ecuaciones.

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