Cultura

Fin del culebrón del libro sobre José Bretón: pierde la libertad de expresión

Críticas a la editorial catalana por la forma en que ha tratado a Luisgé Martín, autor de 'El odio'

  • La Fiscalía ya había anunciado en julio, una vez conocida la sentencia, que pediría que se prorrogara la prisión preventiva

Tras una de los mayores polémicas de la literatura española reciente, la prestigiosa editorial Anagrama ha tomado la decisión de extinguir su contrato con el escritor Luisgé Martín, autor del libro El odio. Este texto de no-ficción trata sobre José Bretón, que asesinó a sus dos hijos como venganza contra su exmujer. La publicación ha provocado un intenso debate social, del que Anagrama se ha querido desvincular. A través de un comunicado, se aparta en los siguiente términos: "La editorial Anagrama informa de la extinción del contrato de edición para la publicación y distribución de El odio. Tras la finalización de la relación contractual, todos los derechos de la obra, cedidos en su día a la editorial, vuelven a ser propiedad del autor". Cualquier otra editorial podrá pujar por el libro ahora.

Lo descolocante del comunicado de la editorial es que argumenta la decisión de no publicar El odio con la misma naturalidad con que unas semanas antes había defendido su derecho a publicarlo. Nada ha cambiado entre esos dos momentos excepto el rechazo generalizado de los medios de comunicación, especialmente las tertulias de debate político y de asuntos de corazón. "Desde su fundación en 1969, Anagrama ha apostado por una literatura que invita a la reflexión y al debate tanto en el ámbito ético como en el social. En este contexto, la editorial cree que, en una sociedad democrática, debe existir un equilibrio entre la libertad creativa como derecho fundamental y otros principios morales. Por ello, considera que las obras que se inspiran en hechos reales requieren de una dosis doble de respeto y sensibilidad”. La única decisión judicial sobre el texto daba a Anagrama libertad para publicarlo, una prerrogativa que la editorial rechazó.

Cambio de criterio

En un principio, Anagrama invocó clásicos como A Sangre Fría de Truman Capote y El Adversario de Emmanuel Carrére para legitimar la publicación, pero el rechazo a que el texto viese la luz fue tan grande que al final se han echado atrás. Se confirman así las predicciones de diversos escritores que señalaron que para Anagrama esta nunca fue una cuestión literaria sino simplemente monetaria, lo que les ha hecho abandonar al autor y al texto a las primeras de cambio. “Anagrama ha hecho el ridículo”, señaló el pasado 27 de marzo novelista y ensayista Juan Soto Ivars, especializado en libertad de expresión. “Lo lógico, si Silvia Sesé contrató la novela de Luisgé Martín, y la editó, y la anunció, y ahora la retira de esta forma aunque el juez diga que puede publicarla, es que dimita y deje Anagrama. Cuestión de responsabilidad”, explicó Soto Ivars recientemente en sus redes.

Anagrama defendió al autor y la obra cuando pensaban que el coste reputacional era menor que el beneficio económico y cambiaron que criterio cuando las tertulias se posicionaron en contra

Otro de los más rotundos contra la editorial ha sido Sergio del Molino, que explicó a través de Facebook que esta decisión empresarial “echa a los perros a uno de los principales autores de la editorial”. Señala también que el comunicado de Anagrama miente cuando indica que “las obras que se inspiran en hechos reales merecen una dosis dobles de respeto y sensibilidad”. Y lo argumenta así: “No lo ha creído [Anagrama] en ningún momento desde 1969 (y abundan ejemplos en el catálogo) y no lo creyó cuando contrató El odio, recibió el manuscrito, lo editó, lo promocionó, lo imprimió y agendó entrevistas de promoción y diseñó una campaña de marketing. Sólo creyó lo de la ‘dosis doble’ cuando se le echó la gente encima y les amenazaron con un auto de fe. Esta declaración es tan sincera como el arrepentimiento de un hereje en el potro del santo oficio. Y mucho más hipócrita”, denuncia.

Del Molino señala también que Anagrama “es cobarde, pues la han mandado [la nota sobre la extinción del contrato] casi a las tres de la tarde de la víspera de un jueves santo, en pleno éxodo vacacional, con las redacciones vacías y la atención del público en otras cosas. Lo han hecho confiando en que nadie reacciones hasta el martes. Puritita cobardía”, destaca. Su conclusión es que se ha caído en la “infamia”, “la mentira” y “la cobardía”. La verdad es que Anagrama defendió al autor y la obra cuando pensaban que el coste reputacional era menor que el beneficio económico y lo desamparó cuando las tertulias políticas y del corazón se posicionaron en contra de la novela porque consideraban que infligía un dolor a la madre mayor que el interés literario que pudiera tener la obra. 

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