Política

Javier de Andrés, líder del PP vasco: "Los discursos de PNV, PSE y Bildu son difíciles de distinguir"

"PSOE y Bildu ya se reúnen para discutir sobre el futuro del País Vasco y las relaciones con España" / "El debate en el PNV ha sido su gran ideología: el poder"

  • Javier de Andrés, líder del PP vasco.

Javier de Andrés Guerra (Vitoria, 3 de octubre de 1967) es una voz que clama en el desierto. Una especie en extinción. Un político vintage. En un Parlamento donde conviven hasta seis formaciones, la suya es la única que se define como de centro-derecha. Y lejos de esconder su identidad, en una región especialmente escorada a la izquierda, cada día la reivindica con más ahínco. Quiere que todos y cada uno de los vascos que se sienten conservadores le voten. 

Su objetivo es zarandear a sus compatriotas y hacerles ver que el PNV, antaño fuerza hegemónica que representaba a la vasta casta empresarial, ha mudado de piel hasta ser indistinguible del resto de opciones progresistas. El discurso de los nacionalistas, dice el presidente de los populares vascos en una entrevista con Vozpópuli, es pintiparado al de socialistas y abertzales. Un año después de las últimas elecciones vascas, su discurso cada vez se escucha con más atención en Madrid, donde la cancillería asume que es prácticamente imposible contar para nada con el PNV, desde hace semanas en manos de Aitor Esteban.  

¿Qué balance hace del primer año de legislatura?

 

Ha habido continuidad, pero muy relajada. Apenas tenemos actividad legislativa. No se han debatido temas importantes. La verdad es que la actitud es muy pasiva. O sea que, por otro lado, mejor. Porque para que hagan los cosas mal, es mejor que no hagan nada. Desde luego que no hay una gran actividad política.

 

Fuera del Parlamento Vasco quizás el hito más importante ha sido el relevo en la presidencia del PNV, de Andoni Ortuzar a Aitor Esteban.

 

Tampoco ha sido tanto cambio. En todo el debate que ha habido no se trata ninguno de los asuntos que nos inquietan: que estamos perdiendo peso económico en España, que el PIB cada vez es menor, que la inversión extranjera no llega a Euskadi, que los jóvenes se nos están marchando, o la carestía de la vivienda, que está de las más altas de España. Nada de esto parece que haya preocupado al PNV.

 

Hay una serie de problemas que, desde luego, tendría que haberse buscado alguna alternativa o que hubiera habido un debate. Pero el debate que ha habido, en el fondo, es la gran ideología del PNV: el poder. Quién tenía el poder. Si lo tenía Ortuzar o Esteban. Ese ha sido el debate. Nada más.

 

Decía Aitor Esteban en su congreso: “Nacionalistas sí, pero primero humanistas y demócratas”. No sé si está recogiendo cable en la meta secesionista del PNV.

 

El movimiento se demuestra andando. Aitor Esteban ha reactivado la modificación del Estatuto, queriendo hacer de Euskadi una nación y no creo que haya normativas distintas a las que proponía Ortuzar.

 

En el terreno ideológico, usted lleva tiempo avisando que el PNV no es de derechas.

 

Hoy en día pocas personas que conozcan la política vasca pueden decir algo diferente. El PNV está embarcado con el PSOE en unos objetivos de izquierdas en los que está comprometido. Y no solamente ellos dos, es que ahora acaban de aprobar la normativa fiscal con Podemos.

 

Si vieras el Parlamento Vasco, todos los días, los planes de vivienda, educativos, de seguridad, se negocian con Bildu. El PNV está ahí y además muy temeroso por la posibilidad de que a un Bildu blanqueado el PSOE, el día que ya no necesite al PNV, le pueda dar la espalda.

 

¿Y si ante el riesgo de que el PSE se coaligue con Bildu, el PNV prefiere ser él mismo quien pacte con Bildu? Siguiendo la estela de aquella alianza Junts-ERC, que derivó en una proclamación de independencia.

 

Yo pienso que eso es posible. De hecho, si recordamos lo que ocurrió con el Plan Ibarretxe no fue algo diferente.  Lo que hizo Ibarretxe fue aliarse con la izquierda más radical, partidos que estaban dentro de Bildu, y, de hecho, se apoyó en los votos de Herri Batasuna para conseguir poder en el gobierno del País Vasco. Entonces, eso ya ha sucedido en Euskadi. ¿Por qué no iba a volver a suceder?

 

¿Ha mantenido algún o con Aitor Esteban desde que ha sido elegido presidente del PNV?

 

Un cruce de felicitación, agradecimiento y nada más.

 

Ni siquiera le ha convocado para una reunión.

 

Bueno, entiendo que estamos todavía dentro de un margen de cortesía que cabe esperar.

 

Me ha mencionado la reforma fiscal que el PNV ha pactado con PSE y Podemos. Por primera vez, los empresarios vascos han estallado contra el PNV. ¿Está cambiando algo en el País Vasco?

 

Efectivamente, ese sí que es un hecho relevante. La reforma fiscal ha creado cierto asombro en una parte de la sociedad que creía que el PNV no iba a poder hacer eso, que seguía creyendo al PNV conservador que recordamos de hace muchísimos años. Entonces, ha sido una constatación de que el PNV se quiere colocar en la izquierda y aquí ha causado asombro en una parte de su electorado y en gente que confiaba en ellos, que les veían como una opción que podía moderar a la izquierda en el País Vasco.

"No me gusta la simpatía entre PSOE y Bildu, pero lo más preocupante es la facilidad con la que el PSOE le da poder a Bildu"

 

Nosotros hicimos una oferta alternativa pensando más en las empresas, en los trabajadores, en la gente y en la recuperación de la capacidad productiva. Y lo que han hecho ha sido una subida de impuestos.

 

En las últimas elecciones, Bildu empató en escaños con el PNV. Aprecio una dinámica en el País Vasco: cuando llega la campaña, PNV y PSE alertan del auge de Bildu para generar miedo y luego, una vez que pasan las urnas, hacen la vista gorda.

 

Lo que vemos en el País Vasco no es muy distinto de lo que se ve en el Congreso de los Diputados. Que es PNV, Bildu y PSOE votando constantemente lo mismo. Hay que recordar que el alcalde de Pamplona, que es de Bildu, lo pusieron el PNV y el PSOE. En Euskadi pueden pasar cosas semejantes. Hay muchas ocasiones en las que los discursos de unos y otros son difíciles de distinguir. Y eso es lo que nos encontramos en el día a día.

 

Hace relativamente poco vimos cómo, por primera vez en la historia, un presidente del Gobierno le abrió las puertas de Bildu a la Moncloa. Como presidente del PP vasco, ¿cómo vio aquel hito?

 

Obviamente no me gusta esa simpatía de PSOE y Bildu, pero lo que es más preocupante es la facilidad con la que el PSOE le da poder a Bildu. Como digo, en el Ayuntamiento de Pamplona. Y también en otros sitios. Y, sobre todo, su discurso. Lo vemos día a día, cómo simpatizan. PSOE y Bildu ya se reúnen para discutir sobre el futuro del País Vasco y las relaciones entre el País Vasco y España. Lo hacen dejando al margen el modelo de convivencia que tenemos en España desde hace mucho tiempo.

 

Hace poco, Otegui también se reunió con Puigdemont en Waterloo. ¿Qué le pareció?

 

Fíjese. Eso es lo que dirige España. Es terrible. Que dos personajes, uno terrorista confeso, y el otro que es un golpista confeso, y ambos procesados, uno es un fugado y el otro un expresidiario, se reúnan para decidir si le dan más cuartelillo a Pedro Sánchez… esos son los socios de Sánchez y es lo que conduce a la pérdida de valores en España.

 

¿Y cómo está el PP vasco? En las últimas elecciones, logró una remontada en votos: pasó de unos 60.000 a casi 100.000. Un salto cuantitativo. ¿Cuál es su hoja de ruta para seguir recuperando el terreno perdido?

 

Nosotros en el País Vasco somos muy necesarios, porque ahora mismo representamos al centroderecha, cosa que el PNV ya no hace. Ya no defiende al taxista, al comerciante, al profesional, a quien tiene una empresa, a quien tiene un empleo o, sencillamente, a quien tiene un piso y lo quiere alquilar. Ya no representa a nadie de esos. Los intereses que defiende son los del PSOE, que son antagónicos.

 

Prestamos un servicio muy importante y la gente lo tiene que notar. Si la gente que es profesional, que sabe lo que es pagar el IVA, pagar impuestos, que sabe lo que es trabajar levantando una persiana muy temprano, vota al PVN está votando en contra de sus intereses. Y creo que, cada vez, son más los vascos conscientes de ello.

 

¿Para seducir a un votante en el País Vasco cuáles son los ingredientes que debe tener el discurso del PP?

 

Lo peor que pudiéramos hacer es mimetizarnos con un partido que ha sido el responsable de una pérdida del peso económico del País Vasco, de un declive industrial; el responsable de que tengamos la sanidad más cara pero no la mejor. Lo peor que podemos hacer es mimetizarnos con un mal partido político que ha conducido muy mal a Euskadi.

 

Lo que tenemos que hacer es explicar que el filtro que aplica el PNV, que todo es el clientelismo, el adoctrinamiento, la ideología por sí misma; a lo que conduce es a esa situación en la que estamos, que no era la que tenía Euskadi de liderazgo en el conjunto de España. Hoy ya somos una comunidad más y, en algunos casos, una comunidad muy a la cola.

 

En los sondeos de opinión, el País Vasco aparece como la sociedad que más de izquierdas se define. ¿A qué se debe ese cambio sociológico? ¿El camino es reversible?

 

La experiencia es muy determinante de las decisiones que se toman. Claro, el País Vasco lleva muchos años de experiencia equivocada. Se corregirá, pero llevará tiempo. A los vascos nos ha ido muy mal con las políticas del PNV, creo que se ha sumado a las voces de la izquierda más radical para denostar cualquier propósito de generar actividad económica, de generar empleo. Eso ya está mal visto en el País Vasco. El PNV ha creado un clima social muy adverso a todo lo que no sea izquierda, pero por eso mismo somos muy útiles y necesarios y tenemos que ser la voz alternativa.

 

Oiga, se cumplen ahora 30 años desde que ETA intentó asesinar a José María Aznar. Su caso es otro de los tantos que quedan por resolver.

 

He visto recientemente esas imágenes y tuve la oportunidad de verlas con el propio presidente Aznar. El que vea las imágenes verá un Aznar que salió entero de un coche destrozado por la bomba, con una gallardía de una persona muy sensible a la realidad que estaba viviendo, pero con mucha firmeza. La posición que adoptó posteriormente fue la de: vamos a ir a por ellos, son nuestros enemigos, son los enemigos de la democracia y así lo hizo, cuando el pueblo español le dio una oportunidad, para acabar con el terrorismo.

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