En un rincón gastronómico del norte de España, un restaurante ha logrado lo que pocos consiguen: fusionar tradición y vanguardia en un menú inspirado en los peregrinos del Camino de Santiago y, con ello, obtener una prestigiosa Estrella Michelín. Se trata del restaurante Ricardo Temiño.
El establecimiento integrado en La Fábrica, otro de los restaurates del chef, y ubicado en la calle San Juan, una vía por la que atraviesa el Camino de Santiago, ha creado una propuesta culinaria que rinde homenaje a los sabores, ingredientes y costumbres que han acompañado a los caminantes durante siglos. Bajo la dirección del chef burgalés Ricardo Temiño, quien ya contaba con un Sol por su restaurante homónimo, el menú transporta a los comensales en un viaje sensorial que evoca las vivencias de los peregrinos.
Un viaje gastronómico con historia
Ubicado en un edificio histórico restaurado por el arquitecto Luis García Camarero junto con Espacio 706, de la interiorista Aurora de la Fuente Manjón, el restaurante Ricardo Temiño se encuentra a unos metros de la Catedral de Burgos y frente al hito que marca el paso del Camino de Santiago desde Roncesvalles. De hecho se trata del kilómetro 256 del Camino de Santiago y era un espacio que antes estaba destinado a hospedar peregrinos. Su techo evoca el azul del cielo de la ruta jacobea, sumergiendo a los comensales en una atmósfera singular.
Basado en esta idea, el restaurante ha diseñado dos menús degustación. De esta forma, el chef burgalés amplía la propuesta de su estrella Michelin e incluye una nueva versión de su menú adaptándose a la demanda y las necesidades de la clientela, porque al igual que en la vida, siempre hay más de un camino. Por un lado, se puede disfrutar de la experiencia ‘Menú Camino Largo’, que consta de 18 pases y tiene un precio de 110 euros. Como opción más económica está el ‘Menú Camino’ que está conformado por 14 pases y tiene un precio de 90 euros. Ambos incluyen los platos principales y más característicos de la propuesta del chef burgalés.
El menú se puede disfrutar en el salón San Juan del restaurante, con capacidad para 20 personas, de miércoles a sábado, y se puede acompañar con una selección de vinos por 45 euros adicionales.
Un menú inspirado en los peregrinos
El menú ‘Camino’, en ambas versiones, pone en énfasis los productos de la tierra y combina cocina tradicional pero con una gran influencia sa. La experiencia comienza en la bodega con un pincho de lechazo burgalés servido a modo de yakitori con pimiento chocolate rustido y caramelizado, que provoiene de la huerta del cuñado de Temiño, en Carcedo. El siguiente pase es un Pâté en croûte inspirado en la etapa de Ricardo en Lyon, donde trabajó con Paul Bocuse a los 19 años.
Tras estos dos primeros pases los comensales son guiados a través de un recorrido único por el corazón del restaurante: la cocina. Este espacio, compartido entre La Fábrica y Ricardo Temiño Restaurante, es donde un equipo de 12 cocineros, cuatro de ellos dedicados exclusivamente al gastronómico, trabaja en perfecta sincronía para dar vida a ambos conceptos. Atravesar la cocina permite sumergirse en la esencia del proyecto, viendo de cerca la precisión y creatividad que hay detrás de cada plato. En el camino, los visitantes pasan por la nevera de maduración del lechal, donde la carne, pintada en vinagre, reposa durante dos semanas antes de convertirse en uno de los platos estrella del menú. Para los siguientes pases nos trasladamos al salón principal.
Los siguientes aperitivos homenajean las tapas burgalesas: el bao frito relleno de olla podrida con su caldo; el cojonudo, un buñuelo con panceta ibérica, crema de alubia y piparra; y la cojonuda, un panipuri de crema de morcilla, yema de huevo y puntilla frita, servidos en una vajilla que representa el logo de 'La Fábrica'.
Uno de los platos más divertidos del menú es la sopa castellana, que se elabora con tres esferas de diferente textura, representando los ingredientes clave de la receta tradicional: caldo de jamón, crema de ajo y yema de huevo. También destaca el cordero con remolacha y vinagre, un plato que recuerda a una receta de su abuela.
El colofón de este viaje gastronómico llega con los postres. Uno de ellos, inspirado en un viaje a Tailandia, es una exquisita sopa de mango y curry verde, acompañada de fruta de la pasión, galanga, jengibre, helado de apio y lima, mango confitado, cacahuetes garrapiñados de Briviesca y una delicada hoja de albahaca.
Reconocimiento y proyección internacional
Con Ricardo Temiño, en Castilla y León ya son 19 los restaurantes que cuentan con una Estrella Michelín. El reconocimiento de la famosa guía ha puesto a este restaurante en el mapa gastronómico internacional, atrayendo a foodies, críticos y turistas curiosos por igual.
Con esta distinción, el establecimiento no solo eleva la gastronomía inspirada en el Camino, sino que también refuerza la conexión entre la historia, la cultura y la innovación culinaria. Para los peregrinos modernos, ahora hay una nueva parada imprescindible en su travesía: un festín digno de una Estrella Michelín.