La Academia Castellano y Leonesa de Gastronomía ha premiado a la bodega Aníbal de Otero como Mejor Bodega de Castilla y León, un reconocimiento que consagra la trayectoria de una marca que ha sabido transformar el legado familiar en un proyecto de prestigio internacional. Fundada en 2013 por la economista berciana Elva García, esta pequeña joya enológica asentada en Villafranca del Bierzo ha elevado la tradición vitivinícola de su comarca a una nueva dimensión.
Detrás del nombre de la bodega hay una historia profundamente personal. Elva García decidió fundar Aníbal de Otero tras el fallecimiento de su padre, Aníbal, figura clave en su vida y apasionado defensor del vino, las viñas y el pueblo que lo vio nacer: Otero de Toral.
“Cuando él murió, sentí que la mejor forma de honrar su memoria era continuar su labor y convertirla en algo propio. Así nació este proyecto, con el que rindo homenaje tanto a mi padre como a mi madre, que también fue parte fundamental en la conservación del viñedo”, explica Elva.
La bodega lleva el nombre de su progenitor y del pueblo que acoge las cepas centenarias que dan vida a los vinos. Un proyecto que combina la nostalgia de la infancia entre viñedos con la vocación de futuro.
Un paraje único: Los Fornos
El corazón de la bodega late en el paraje de Los Fornos, un enclave privilegiado en Otero de Toral, donde se cultivan las cepas centenarias —algunas incluso del siglo XIX— de la variedad Mencía. La altitud, la orientación, el microclima y el suelo mineral rico en pizarra y cascajo, hacen de este lugar un entorno excepcional para el cultivo de la vid.
“Es un paraje idílico. La tierra, el sotobosque que lo rodea, las plantas aromáticas silvestres y la historia que respira, con Las Médulas al frente y el Castro Ventosa detrás, contribuyen a que nuestras uvas alcancen su máxima expresión”, cuenta García.
Los Fornos no es solo una ubicación geográfica, es también una forma de entender el vino como fruto de un entorno y de una cultura ancestral. Como recuerda la fundadora, Plinio el Joven ya hablaba del vino berciano en tiempos del Imperio Romano.
Viticultura sostenible y elaboración artesanal
La filosofía de Aníbal de Otero se sustenta en dos pilares fundamentales: el respeto por la tierra y la búsqueda de la máxima calidad. Todas sus etiquetas se elaboran con uva Mencía de viñas viejas, mediante viticultura sostenible, vendimias manuales, pisado tradicional, fermentación en depósitos de acero inoxidable y barricas de roble francés.
“Elaborar vino de forma artesanal es caro y el mercado no siempre lo valora como debería. Pero no sabemos hacerlo de otra manera. Respetamos la tradición y aplicamos innovación allí donde es compatible con la sostenibilidad”, sostiene García.
Para ello cuenta con un equipo excepcional, entre ellos el prestigioso enólogo José Hidalgo Togores, figura clave en el desarrollo de los vinos. “Es el alma de la bodega. No existiría sin él”, afirma con contundencia.
Vinos con identidad propia
La bodega cuenta con seis etiquetas de gama alta, todas amparadas bajo la Denominación de Origen Bierzo. Entre ellas se encuentran:
- Aníbal de Otero Mencía Joven, con tres meses en barrica de roble francés.
- Aníbal de Otero Rosado, elaborado con cepas de una media de 90 años.
- Aníbal de Otero Vino de la Villa, ganador del Gran Oro en el Real Casino de Madrid 2021.
Tres vinos de paraje: El Cepón, Los Fornos y Terrafondada
Este último es una auténtica joya enológica, del que solo se producen 500 botellas por añada. Proviene de una parcela exclusiva en Los Fornos y se elabora de forma completamente manual: los granos de uva se despalillan a mano uno por uno con tijeras, se someten a maceración carbónica en barrica foudre y fermentan durante 20 meses en roble francés usado. Su precio, 300 euros, lo convierte en un objeto de deseo para coleccionistas y entendidos.
El prestigio de Aníbal de Otero no se limita al ámbito regional. Sus vinos han recibido excelentes puntuaciones en guías especializadas como Peñín, Gourmets, Jancis Robinson o Tim Atkin, con valoraciones que oscilan entre los 94 y los 96 puntos. Asimismo, han sido galardonados en concursos internacionales en Canadá, Japón, España o Francia.
Entre los más destacados figuran el Gran Bacchus de Oro 2024 para Los Fornos, medallas de oro en el CINVE, y un 17,5 sobre 20 otorgado por Ferran Centelles (colaborador de Jancis Robinson) a El Cepón.
Aunque la producción anual de la bodega es limitada, entre 12.000 y 15.000 kilos de uva, su proyección es global. Exportan a países como Alemania, México, Estados Unidos, Corea del Sur, Suecia, Suiza y Tailandia, donde sus vinos son cada vez más apreciados.
“La aceptación ha sido extraordinaria. Acabamos de participar en un roadshow por EE. UU., en ciudades como Chicago, Washington o Miami, y los comentarios han sido muy positivos”, destaca la bodeguera.
Además de sus vinos, la bodega ofrece visitas guiadas y catas personalizadas que permiten a los visitantes adentrarse en el mundo del vino desde la raíz. “Queremos que quien nos visite se sienta parte de nuestro proyecto. Abrimos nuestras puertas, enseñamos el viñedo y compartimos el alma de nuestro trabajo”, comenta Elva.
Una historia escrita con emoción
La historia de Aníbal de Otero está marcada por momentos de gran emoción. Uno de los que Elva recuerda con más cariño fue cuando le confirmaron que uno de sus vinos se encontraba en la carta de L’Atelier de Joël Robuchon en Bangkok, un templo de la gastronomía mundial.
Y la historia sigue escribiéndose. Entre sus próximos lanzamientos, la bodega prepara una nueva etiqueta dedicada a su primera nieta, llamada María Abril, en honor al paraje que le da nombre.
Cuando se le pregunta cómo imagina su bodega dentro de diez años, Elva lo tiene claro: “Quiero lanzar un vino único, el mejor que se pueda hacer con nuestras uvas. Y ojalá pueda construir una bodega propia en Otero de Toral, mi pueblo. Ahora estamos en un local alquilado en Villafranca”.
Ese deseo resume a la perfección el espíritu de Aníbal de Otero: un proyecto que mira hacia adelante sin perder el ancla que lo mantiene unido a la tierra, la tradición y la memoria.