Comunidad Valenciana

La Delegación del Gobierno habló ocho veces con la Sala que vigila los caudales y no alertó del Poyo

Protección Civil fue la encargada de realizar las llamadas a los técnicos del Sistema Automático de Información Hidrológica de la Confederación del Júcar

  • Sede de la Confederación Hidrográfica del Júcar en Valencia -

La falta de avisos sobre la enorme lengua de agua que viajó en la tarde del pasado 29 de octubre por el barranco del Poyo parece fruto de una continua cadena de errores. La juez que instruye la causa apunta a la acción "tardía y errónea" de la Generalitat Valenciana pero hay más factores.

La Delegación del Gobierno, por ejemplo, mantuvo ocho llamadas con los técnicos de la Confederación Hidrográfica del Júcar que vigilan los caudales pero la información proporcionada o no fue precisa, o se trasladó de manera inadecuada, o simplemente no se trasladó a quien tocaba.

La operadora y documentalista del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) de la Confederación Hidrográfica del Júcar, Carmen González, reconoció durante su comparecencia ante la comisión de investigación del Senado que el día 29 "la Delegación del Gobierno nos llamó ocho veces y el Centro de Emergencias, ninguna".

Y preguntada por cuántos operadores había, concretaba que en la Sala del SAIH "éramos 3 personas para controlar los datos y 3 informáticos", o sea la mitad del personal (son 6 personas), ya que "teníamos que cubrir turnos de 24 horas".

El protocolo durante la alerta roja

A pregunta de Vozpópuli en la Delegación del Gobierno reconocen esas llamadas a la Sala desde donde se controlan los caudales de ríos y barrancos. En concreto las comunicaciones fueron realizadas a lo largo de la jornada por los técnicos de Protección Civil que están ubicados en la Plaza del Temple, la sede de la Delegación en la ciudad de Valencia.

Es el protocolo habitual cuando, como sucedió aquel día, se decretan alertas rojas por una meteorología adversa.

Esas llamadas también se recibieron en la Sala del SAIH en la tarde de aquella trágica jornada cuando ya se había desbocado el caudal del Poyo y existía un riesgo de rotura en la presa de Forata y desbordamiento del río Turia aguas arriba de la ciudad de Valencia.

La técnico de la CHJ destacaba en la Cámara Alta que la interlocución con la Delegación del Gobierno fue continua y no así con el Centro de Emergencias, afeando la pasividad de la istración autonómica. Ahora bien, la información transmitida en ningún caso llegó a las instancias que debería.

Bernabé no lo sabía

La delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, confirmó ante la juez que fue alertada de lo que sucedía en el barranco del Poyo a partir de las 19 horas por la alcaldesa de Paiporta. Desveló que el presidente de la CHJ, Miguel Polo, no le alertó de lo que sucedía en el río Magro y tampoco en el Poyo (mucho menos en el Turia) y que sólo se habló de la presa de Forata. Y eso que Polo estuvo, al menos una hora, en la Sala del SAIH aquella tarde.

No hubo información al respecto más allá de los datos automáticos que reflejaba el sistema antes de que se quedara a 'ciegas' porque el agua arrastró el único sensor existente en el barranco del Poyo y por no tener ninguno más en otros barrancos que también aportaban sus aguas a este cauce.

Los técnicos de Protección Civil tampoco debieron trasladar esa información a Bernabé que ejercía la codirección de la emergencia (aunque tanto ella como la juez insisten en que había un mando único), pese a estar en la Delegación del Gobierno desde donde la delegada siguió telemáticamente la reunión del centro de Coordinación Operativa Integrada (Cecopi), que se celebraba en La Eliana.

La jefa, en L'Alcudia

La responsable de Protección Civil, eso sí, no se encontraba en el edificio y siguió la emergencia desde su domicilio en L'Alcudia, según explicó Bernabé ante la juez. Esto es, que la jefa de este departamento que coordina las actuaciones y da asesoramiento técnico en situaciones de alerta, no trasladó ninguna información sobre el Poyo pese a que el personal que depende de ella fue el encargado de hablar telefónicamente ocho veces con el SAIH.

En su declaración en el Senado la operadora del SAIH explicó que informaron regularmente de los datos que les llegaban a la Sala y que "tardamos unos 20 ó 25 minutos en hacer una valoración" sobre la rápida subida de agua en el barranco del Poyo.

Tardaron este tiempo porque vieron unas "subidas muy fuertes" en el barranco del Poyo y había que validar que la información era correcta, ya que en esa cuenca "sólo tuvimos una avenida en el año 2000 que fue de 500 metros cúbicos por segundo".

Desconocimiento absoluto

Explicó igualmente que "teníamos información del sensor del barranco del Poyo pero no de los barrancos más pequeños que parece que eran los que más agua llevaban. Teníamos un desconocimiento absoluto" e indicó que barrancos como el Gallego y L'Horteta no están en la licitación que tiene la empresa privada para la que trabaja y que informa de los caudales en ríos y barrancos.

La técnico de la CHJ reconoció que enviaron el correo de una subida fuerte del barranco del Poyo a las 18,43 horas, tras dos horas y media en la que sólo comunicaron datos de lluvias. Las normas de actuación del SAIH presentan la obligación de informar en tres umbrales de riesgo cuando se superan los 30 metros cúbicos por segundo, 70 y 150.

En este último es obligatorio decretar la alerta hidrológica. González ha indicado que esos datos "se comunican al Centro de Emergencias de la Generalitat, a la Delegacion del Gobierno, a la subdelegación del ámbito territorial, al Centro Meteorológico de Barcelona y de Madrid (que son los que tienen capacidad de previsión de lluvias)  y al Centro de Protección Civil de Madrid".

Con todos estos datos, llamadas, correos, sumados a los videos que circulaban en internet y en medios de comunicación, aún sigue siendo un misterio la falta de alerta a la población por parte de la istración del Estado, la autonómica y los alcaldes sobre el 'tsunami' venía por el barranco del Poyo.

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