Economía

Carlos Arenas, experto en inversiones: "Si hoy cobras 2.000 euros al mes, mañana podrías jubilarte con 1.000... o menos"

Cuesta abajo y sin frenos es la imagen que me viene a la cabeza cuando hablamos de pensiones. Y es que es normal. Los datos son tozudos

Vamos a dar algunos que son indiscutibles. Y ya saca las conclusiones que quieras… La tasa de ocupación en España -es decir, el porcentaje de personas que trabajan en relación con el total de población en edad de trabajar- cuyo máximo no ha llegado nunca al 61% ya resulta bajo comparado con otros países europeos. ¿Qué pasaría si esa fuese la tasa estructural, la mejor cifra posible que pudiésemos mantener en el tiempo (lo cual no es realista)?

¿Y si no aumentase la esperanza de vida (lo cual tampoco es realista)? Pues que en 2055 habría un solo trabajador por cada pensionista. Uno. Solo uno. En 1975 eran 4 trabajadores por cada pensionista, actualmente unos 2 trabajadores por pensionista. Y ya las cargas de las cotizaciones sociales son insoportables. Imagina en unos años…

Fuente: Carlos Arenas Laorga

Este desequilibrio entre cotizantes y beneficiarios es el núcleo del problema. Como una cuerda que tira más de un lado que del otro. Porque, a diferencia de lo que muchos piensan, las pensiones públicas no se pagan de una hucha mágica, sino de las cotizaciones de quienes están trabajando. Es un sistema de reparto, no de capitalización. Y si cada vez hay menos personas trabajando en relación con los que cobran una pensión, el sistema se tensiona… hasta romperse.

El segundo gráfico que acompaña este artículo muestra otra cara del problema: la tasa de sustitución. Este indicador mide qué porcentaje del último salario percibe un jubilado como pensión pública. Y la tendencia es clara: va cuesta abajo. Y, ojo, son los datos que pasa el propio Gobierno a Bruselas. En España, esta tasa ha sido tradicionalmente alta, rondando el 80%. Es decir, alguien que se jubilaba cobraba una pensión bastante cercana a su último sueldo.

Pero esto tiene los días contados. Por mucho que se intente mantener esa generosidad aparente, las reformas estructurales, la sostenibilidad financiera y las recomendaciones europeas apuntan a un descenso progresivo. De hecho, las proyecciones ya sitúan esa tasa por debajo del 50% en las próximas décadas. Por suerte, en Europa cuentan con sistemas complementarios que hacen que su tasa de sustitución (no reflejada en este gráfico, al ser privadas, sea mucho más elevada y, sobre todo, sostenible).

Fuente: Carlos Arenas Laorga

Traducido: si hoy cobras 2.000 euros al mes, mañana podrías jubilarte con 1.000… o menos. Sin un plan de ahorro complementario, la calidad de vida futura podría quedar muy por debajo de las expectativas. Porque no se trata solo de llegar a viejo, sino de hacerlo con dignidad y autonomía económica.

En este contexto, los sistemas de capitalización individual -fondos de inversión es mi consejo- cobran una relevancia vital. No como sustituto del sistema público, sino como complemento necesario. Aquí es donde entra en juego la educación financiera: entender cómo funcionan estos instrumentos, cuál es nuestro perfil de riesgo, y por qué es mejor empezar cuanto antes aunque sea con pequeñas aportaciones.

Así que, querido lector, si te has sentido aludido leyendo este artículo, no te alarmes… pero actúa. Revisa tus ahorros, habla con tu asesor financiero, y empieza a construir ese colchón para el futuro. Porque cuando llegue el momento, el único responsable de tu bienestar financiero… serás tú.

¿Sabía usted que jubilarse con un millón de euros no es tan difícil?

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