El pasado 7 de abril, Jaime de Marichalar cumplió 62 años, y lo hizo alejado de la vida pública, esa de la que prácticamente huyó tras dejar de pertenecer a la familia real hace ya más de 17 años, cuando se anunció su “cese temporal de la convivencia” con la infanta Elena. Desde entonces, el exduque de Lugo disfruta de una discreta y tranquila vida en Madrid; una vida centrada en su trabajo y en sus poderosas y reducidas amistades.
Y es que Jaime de Marichalar apenas se deja ver en su día a día. No suele acudir a fiestas o eventos, tan solo en aquellos que organizan sus íntimos, como la familia Rabat, citas en las que ni siquiera posa ante los medios.
Poco se sabe de la vida personal de Jaime de Marichalar, a quien desde el divorcio de la infanta Elena no se le ha conocido pareja alguna, aunque sí se le ha podido ver con algunas amigas, sobre todo en Madrid, a pesar de que por su trabajo pasa temporadas fuera de la capital. Un motivo por el que habría decidido desprenderse de la espectacular casa que tiene en la capital. Una propiedad que no parece fácil de vender, y por la que pide una elevada cantidad de dinero.
Jaime de Marichalar con una amiga en ARCO, el pasado marzo. Foto: Europa Press
Jaime de Marichalar quiere vender su espectacular casa de Madrid: un tríplex de 500 metros cuadrados y piscina privada
Fue en el año 2002 cuando Jaime de Marichalar compró una gran casa en el centro de Madrid. Una vivienda ubicada en la calle Núñez de Balboa, en el exclusivo barrio de Salamanca, por la que pagó tres millones de euros con la ayuda de la herencia que recibió de su tía abuela Teresa de Marichalar.
El exmarido de la infanta Elena compró las tres últimas plantas del edificio, propiedad de la familia Corsini. Un tríplex de 500 metros cuadrados que, tal y como desveló ‘El Mundo’, cuenta con una cocina, zona de servicio, biblioteca y salón con vistas al patio y chimenea; tres dormitorios en la segunda, entre ellos el de Victoria Federica y el de Froilán; y una tercera planta con el dormitorio principal y una pequeña piscina privada.
Por entonces, Jaime de Marichalar contrató a la interiorista Rosa Bernal, encargada de decorar esta vivienda al gusto de los propietarios. Eso sí, menos de dos años después de instalarse en la casa, los exduques de Luego se separaron, y fue él quien se quedó con la vivienda, que había comprado de manera individual, y que la infanta Elena no reivindicó.
“Hubiera sido una torpeza y muy feo por su parte” apunta una fuente a ‘Vanitatis’, donde señala que por entonces, la hermana del rey Felipe VI “lo único que se llevó fueron muebles y recuerdos de familia que aportó al matrimonio”. Y es esa misma fuente la que asegura que desde hace un tiempo, Jaime de Marichalar quiere desprenderse de esta espectacular casa, “porque es demasiado grande”.
Jaime de Marichalar con su hija Victoria Federica, a la que está muy unido. Foto: Europa Press
“Solo utiliza parte de la casa y ya no da cenas como antes. Al pasar más tiempo fuera de España, su vida social la tiene en París, en Italia o en Nueva York, donde sigue acudiendo a sus citas con el doctor Valentín Fuster, que fue quien le trató cuando sufrió el ictus y con el que mantiene una sólida amistad. Victoria vive con su madre y Froilán cuando está en Madrid suele quedarse en casa de algún amigo”, señalan al citado portal.
Así, desde el entorno de Jaime de Marichalar confirman los planes de este para vender su tríplex de Madrid. Algo que no le va a resultar muy fácil. “Lo que pasa es que el precio que comentaba en privado era demasiado alto. Más de diez millones de euros. Los únicos que lo pueden comprar son familias venezolanas, mexicanas o colombianas que una vez que controlan el barrio de los Jerónimos están adquiriendo propiedades en este barrio. El tener directo por el garaje es una tractivo. Esta gente está acostumbrada a esa seguridad” explican.
Un elevado precio similar al que, según cuenta la periodista Paloma Barrientos, pide actualmente una agencia inmobiliaria dedicada a la venta de pisos de alto nivel por un tríplex de las mismas características que el de Jaime de Marichalar, de doce millones de euros.