En la búsqueda del aceite perfecto para freír, es común que surjan dudas sobre si el aceite de oliva o el de girasol son las mejores opciones. Sin embargo, la respuesta podría sorprenderte: existen alternativas que, considerando diversos factores, podrían ser superiores. La clave está en entender qué hace a un aceite adecuado para freír y cómo influyen sus características en nuestra salud y en el resultado final de nuestros platos.
Uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta es el punto de humo, esa temperatura a la cual el aceite comienza a degradarse y a liberar sustancias potencialmente dañinas para nuestro organismo. Pero, ¿es este el único factor determinante? La respuesta es no. La estabilidad del aceite, su proceso de refinamiento y sus propiedades nutricionales también juegan un papel crucial en la elección del mejor aceite para freír.
El punto de humo: un factor clave, pero no el único
El punto de humo es, sin duda, un indicador importante. Aceites con puntos de humo más altos, como el aceite de aguacate refinado (270-300ºC) o el aceite de girasol alto oleico (230ºC), pueden parecer opciones ideales a primera vista. Sin embargo, es fundamental considerar que algunos de estos aceites, al ser refinados, pueden perder parte de sus propiedades beneficiosas durante el proceso.
¿Qué tener en cuenta entonces? Aquí es donde entra en juego el aceite de oliva virgen extra (AOVE). Aunque su punto de humo (160-210ºC) no es el más elevado, el AOVE destaca por su perfil nutricional y su estabilidad. Al ser un zumo natural de aceituna, conserva antioxidantes, polifenoles y vitamina E que pueden aportar beneficios adicionales a nuestra salud. Además, un estudio de la Universidad de Granada demostró que las verduras fritas con AOVE conservan mejor sus propiedades saludables en comparación con otros métodos de cocción, como el hervido.
Pero no todos los AOVE son iguales. Para freír, es preferible optar por un AOVE de calidad superior, con una acidez inferior al 0,3%, ya que estos pueden alcanzar puntos de humo más altos. Además, algunos expertos señalan que un buen AOVE puede "crecer" en la sartén, lo que significa que no es necesario utilizar tanta cantidad para freír.
Otra alternativa interesante es el aceite de girasol alto oleico. Este aceite se caracteriza por su alta resistencia a la oxidación y al enranciamiento, lo que lo convierte en una opción estable para freír a altas temperaturas.
En definitiva, la elección del mejor aceite para freír dependerá de tus prioridades. Si buscas un equilibrio entre salud, sabor y estabilidad, el AOVE de calidad es una opción excelente. Si priorizas un alto punto de humo y una mayor resistencia a altas temperaturas, el aceite de girasol alto oleico puede ser una alternativa válida.
Recuerda que, independientemente del aceite que elijas, es fundamental no reutilizarlo más de una o dos veces y filtrarlo después de cada uso para eliminar los restos de alimentos. Siguiendo estos consejos, podrás disfrutar de frituras deliciosas y, al mismo tiempo, cuidar tu salud.