Entrevista

Cultura

Mike Leigh: "Hago películas para entretener y para que nos acordemos de que la sociedad importa"

El cineasta británico camina entre el drama y la comedia de la mano de la actriz Marianne Jean-Baptiste

  • Mike Leigh -

Siete veces nominado a los premios Oscar, poseedor de una Palma de Oro por Secretos y mentiras (1996) y ganador de un León de Oro en el Festival de Venecia con Vera Drake (2004). El cineasta británico Mike Leigh lleva varias décadas convertido en un cineasta comprometido, siempre sensible a las preocupaciones y los problemas de los personajes a los que retrata. Mi única familia, que compitió en la pasada edición del Festival de San Sebastián, recoge magistralmente el dolor y la angustia vital del planeta a través del retrato íntimo de una mujer, Pansy, que lleva consigo el dolor más insoportable imaginable, un peso que le impide relacionarse con su familia sin ira o sin soltar exabruptos desafortunados.

Mike Leigh no escribe un guion ni tiene una idea preconcebida desde el principio, sino que colabora con cada uno de los actores desde el principio, habla con ellos por separado y les pide que hagan una larga lista de personas a las que haya conocido, cómo son y cómo era su relación con ellos. A partir de ahí, escogen unas cuantas personas de esta larga lista y eso se convierte en la base para crear el personaje, tal y como cuenta a Vozpópuli en videoconferencia desde su casa. 

Es inevitable pensar que muchos de los males de nuestro tiempo están reflejados en estos personajes, especialmente en su protagonista, Pansy (Marianne Jean-Baptiste), una mujer que no entiende el origen del dolor que siente ni cómo se tiene que enfrentar a él. "Mucha gente dice que es una película postpandémica, y lo es, porque estamos en 2025, pero no refleja realmente las crisis que el mundo está viviendo en los últimos años o que está viviendo ahora. Más bien, Pansy y lo que le ocurre, su dificultad en las relaciones, en hablar con la gente, es algo más universal. Se podría haber rodado hace diez o veinte años y no hubiera cambiado nada", señala el cineasta. 

Mi única familia llega a un momento en el que se habla de una sociedad hiperconectada, con una cantidad de información disponible que es imposible de asimilar, y unas posibilidades de conexión que, paradójicamente, mantienen a los ciudadanos aislados. Preguntado por el efecto que puede tener una película como esta, afirma que su cometido es "hacer ver que hacen falta más películas donde justamente la gente pueda ver a la sociedad y volver a preocuparse por los demás". "Realmente hago películas para entretener y para estimular, y también para que todos nos acordemos de que la sociedad importa, de que los demás importan, y que debemos preocuparnos por ellos", recalca.

De la comedia al drama

No obstante, no siente que poner el foco en la escala de lo íntimo sea un acto de valentía. "No puedo decir que fuera un acto de valentía. Hago lo que hago, porque siempre lo he hecho así. Simplemente reacciono a lo que me rodea, y no pienso en si es valiente o no lo es. Respondo al mundo que me rodea. Tengo 82 años, soy un hijo de la posguerra de la Segunda Guerra Mundial, en los radicales años 60 tenía veintipico, he criado hijos y nietos. No soy consciente de si soy valiente o no, simplemente es mi respuesta, lo que siento, lo que me importa sobre el mundo que me rodea", agrega. 

Mi única familia camina entre la comedia y el drama, un tono brillante y frágil que, sin embargo, no fue algo deliberado, y que se debe más bien a la coincidencia con la vida misma: "A medida que la película avanza la risa desaparece y solo queda un dolor que es tan patente que no puedes ver otra cosa. En ningún momento ha sido una idea estética. Es algo totalmente orgánico e incluso espontáneo". 

El magnetismo del personaje protagonista responde al trabajo de la actriz Marianne Jean-Baptiste, con quien ha colaborado en otras ocasiones. Ella es, en sus palabras, una actriz que "nunca se interpreta a sí misma", sino que es "capaz de sacar de la nada un personaje tan real como la vida misma". "Marianne tiene un sentido del humor enorme, es madre, una persona decente. Los dos compartimos un cierto sentido de lo grotesco. Solo ella habría podido crear a Pansy de forma orgánica, tal y como la ha creado, para que sea una persona real", cuenta el director. 

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación Vozpópuli