Opinión

Curso avanzado de pedir perdón para MJ Montero

Estoy hartísima del “perdona si… pero tú…”. No, señores, se dice “perdona por”

  • MJ Montero: ver para creer -

Tan solo han hecho falta tres días para que nuestra vicepresidenta primera del Gobierno favorita, María Jesús Montero, después de que apareciera atacando sin miramientos la presunción de inocencia, haya salido a pedir disculpas.

 

Bueno, en realidad, han hecho falta tres días, la condena y recriminación pública de sus palabras mediante un comunicado de todas las asociaciones de jueces y fiscales de España, que le hayan afeado su conducta y discurso todos los presentadores de programas televisivos y radiofónicos, incluso los más rojillos, y que todos los ciudadanos hayan exigido su dimisión al unísono en redes sociales, excepto las feministas, que a ellas les parece bien que se condene a un hombre solo porque es acusado por una mujer de haberle hecho algo, aunque no se pueda demostrar.

 

Tampoco le ha hecho falta el tirón de orejas de su propio partido, ya que durante estos tres días se ha dedicado, como ya es costumbre en el PSOE, a defender lo indefendible. Solamente nos ha faltado que compareciera nuestro Adonis presidencial exigiendo que le pidamos disculpas a la señora Montero, como ya hizo con su fiscal general, cuando se le señalaba por haber borrado su móvil para eliminar pruebas, y nuestro guapérrimo presidente insistía en que le pidiéramos perdón por la inexistencia de esas mismas pruebas que había borrado. Si le hubieran dicho que los datos borrados de un móvil se pueden recuperar, no se crean ustedes que el discurso habría sido diferente. Siempre hacia adelante, cueste lo que cueste.

 

La cuestión es que a mí no me parecen mal las declaraciones de doña María Jesús. Podemos eliminar de un plumazo la presunción de inocencia y volvemos otra vez a esos años dictatoriales, que tanto nos recuerdan cada vez que sacan a pasear la figura de Franco, donde si había un juicio era por puro trámite. Con el colapso que tenemos en los juzgados, sería una forma estupenda de aligerar las cosas.

 

Señores periodistas, me temo que tenemos un problema grave que solo se explica de dos formas: en este país la gente no sabe pedir disculpas ni lo que es o ustedes han visto un vídeo y unas declaraciones distintas a las que he visto yo

 

Aunque no sé si le parecerá bien a Sánchez que eliminemos la presunción de inocencia en el caso de su esposa, Begoña Gómez, imputada; en el de su hermano, David Sánchez, imputado; en el de su ex ministro de Fomento y Transportes, José Luis Ábalos y su asesor Koldo García, imputados; en el del fiscal general, Álvaro García Ortiz, imputado; o en el de Juan Bernardo Fuentes Curbelo, alias Tito Berni, que fue diputado de su partido hasta que fue detenido y dimitió, también imputado, obviamente. No sé si me dejo alguno en el tintero, espero que sepan disculparme por ello. Es que son tantos imputados alrededor de Sánchez y tantos casos de corrupción distintos que una ya se pierde.

 

Pero volviendo a lo de pedir disculpas, tengo que reconocer que me sorprende muchísimo comprobar que todos los titulares de este país son más o menos así: “Montero pide disculpas por sus palabras…”. Señores periodistas, me temo que tenemos un problema grave que solo se explica de dos formas: en este país la gente no sabe pedir disculpas ni lo que es o ustedes han visto un vídeo y unas declaraciones distintas a las que he visto yo.

 

Las palabras de la señora Montero fueron las siguientes: “Si de la literalidad, de la expresión que utilicé, se puede concluir que yo he puesto en cuestión, ni más ni menos, que la presunción de inocencia, que es un pilar de nuestro estado de derecho, pues evidentemente la retiro y pido disculpas por mi expresión”.

 

A mí me puedes llamar gilipollas y que me importe un pepino de mar, pero si luego te quieres disculpar, lo haces porque insultarme es una falta de respeto y está mal, no sólo por si acaso me ha sentado mal o me ha dolido

 

Esto no es pedir disculpas ni perdón. Estoy cansadísima de que la gente, no solo nuestros políticos, que ya sabemos que son todos unos hipócritas a los que les encanta retorcer las palabras, no tenga ni idea de pedir perdón.

 

Cuando se pide perdón no se hace por si el otro se ha ofendido por algo que hemos dicho o hecho, si le ha hecho daño, si nos ha entendido mal o si le ha hecho sentirse triste. No se ofrecen disculpas en función de los sentimientos del otro. Se pide perdón por lo que uno hace, independientemente de cómo lo tome el que tienes enfrente. A mí me puedes llamar gilipollas y que me importe un pepino de mar, pero si luego te quieres disculpar, lo haces porque insultarme es una falta de respeto y está mal, no sólo por si acaso me ha sentado mal o me ha dolido.

 

Me resulta devastador tener que explicar a toda una vicepresidenta que no se pide disculpas por si alguien puede llegar a una conclusión determinada por sus palabras, sino que se pide disculpas por haberse expresado mal, por haber dicho algo que no tenía que decir, por haber soltado una imbecilidad del tamaño de un piano de cola o por ser idiota perdida. No se pide perdón insinuando que los demás son idiotas por tomar con literalidad lo que usted dijo literalmente, ni acusando posteriormente al PP de tergiversar su mensaje.

 

Si me pides disculpas, si quieres mi perdón, que sea por tus actos, porque consideras que están mal. Todo lo demás, sobra. Todo lo que no sea eso, es cinismo

 

En una solicitud de perdón sobra el “si” y el “pero” y lo único que hace falta es un “por”. Estoy hartísima del “perdona si… pero tú…”. No, señores, se dice “perdona por”. Yo no tengo que disculparte ni perdonarte en función de mis sentimientos, de mi estado o de cualquier cosa que yo haya hecho. Si me pides disculpas, si quieres mi perdón, que sea por tus actos, porque consideras que están mal. Todo lo demás, sobra. Todo lo que no sea eso, es cinismo.

 

Y no me cabe duda del cinismo de la que nos pide perdón y retira sus palabras pero solo si la hemos entendido mal, solo en el caso de que se pueda concluir por sus palabras… Ya está bien, señora, no es que por sus palabras se pueda concluir o no tal cosa. Es que sus palabras concluyen eso por sí solas. Los jueces y fiscales del país también han entendido todo mal, doña María Jesús, mándenos a todos a leer, que ya está mal que lo haga nuestro guapérrimo presidente, pero que lo haga la que nos quería explicar los impuestos con Juanolas, tiene delito.

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