Los reyes Felipe VI y doña Letizia han estado presentes en la primera misa de León XIV como nuevo Papa de la Iglesia Católica y tras la misma han tenido ocasión de saludarlo personalmente y departir con él durante unos minutos. La Casa Real ha hecho oficial el contenido de ese encuentro, en el que destaca el deseo de tener pronto una visita del nuevo Sumo Pontífice en España, algo que no llegó a suceder con Francisco, aunque mucho se comentó sobre la previsión de un viaje a Canarias por la crisis migratoria.
El mensaje que los Reyes le han transmitido al nuevo papa ha tenido lugar en la basílica de San Pedro poco después de finalizar la solemne ceremonia. Allí, don Felipe y doña Letizia le han dado la mano y le han pedido que se acuerde de España a la hora de planificar sus primeros viajes apostólicos.
"Los reyes han transmitido a Su Santidad el Papa la felicitación y los mejores deseos en nombre del pueblo español, del Gobierno y de la Familia Real para un venturoso pontificado, y que esperan verle pronto por España", ha comunicado de forma oficial la Casa Real por medio de una nota a los medios de comunicación.
Los reyes de España llegaron a las 9:45 horas locales de la mañana al Vaticano para participar, en un lugar destacado de la Plaza de San Pedro, a esta misa, que se ha prolongado durante más de dos horas.
Es la segunda misa de comienzo de pontificado a la que acuden los Reyes de España, Felipe y Letizia, ya que el 19 de marzo de 2013 hicireon lo propio en el comienzo del pontificado de Francisco, aunque en aquella ocasión lo hiciesen como príncipes.
La plaza estaba abarrotada
Robert Prevost ha llegado a la basílica de San Pedro en el famoso papamóvil, su primer viaje en el vehículo oficial. Ha recorrido la plaza hasta el fondo de vía della Conciliazione saludando a todos los creyentes que han acudido a verle. Ante la conglomeración de personas en la plaza, las medidas de seguridad se han incrementado, incluso más que durante el funeral del anterior pontífice, Francisco, y en los días de la fumata.
La misa ha comenzado con León XIV bajando a las Grutas Vaticanas, frente a la tumba del apóstol Pedro, para rezar junto con los compañeros de las iglesias orientales. Sobre la tumba se ha apoyado el Anillo del Pescador y el Palio que ha recibido, símbolos del Papa.
En la basílica de San Pedro, únicamente acompañado de cardenales y de la Iglesia, se han dirigido en procesión a la plaza al son de las 'Laudes Regie', una oración de tradición imperial que se remonta a los tiempos de Carlomagno. Durante la ceremonia, el Evangelio se ha leído en latín y griego.
Comienza una nueva era
No eran aún las diez de la mañana cuando Robert Francis Prevost llegó en Papa móvil para dar inicio el rito, su magisterio como Santo Padre. Recuperó la férula de Pablo VI, el Papa que internacionalizó la Curia llevándola a Tierra Santa, La India o la sede de las Naciones Unidas en EE.UU. Un gesto que, además, se interpreta como un guiño al revolucionario Concilio Vaticano II. Una declaración de intenciones para el nuevo sucesor de Pedro, el gran Obispo de Roma. Las nuevas cuerdas de una voz dispuesta a crear una renovada melodía. Así fue.
Es prematuro y contraproducente elaborar ya teorías en torno a la figura de León XIV, aunque en base a su primera homilía se desprenden algunos halos de luz que podrían iluminar el camino de la Santa Sede. Cuando bajó a la tumba de Pedro se arrodilló sin mediar palabra alguna. Era el peregrino que desaparecía para subrayar el Santo. Un acto de silencio y fe humilde de un agostino que fue misionero en Perú durante décadas. Una huida dentro de sí.