Política

Cuatro de cada diez ciudadanos creen que Pedro Sánchez no agotará la legislatura

El presidente del Gobierno repite machaconamente que convocará elecciones cuando toca, en 2027

Cuatro de cada diez ciudadanos (40%) creen que Pedro Sánchez no agotará la legislatura, según el sondeo de Hamalgama Métrica para Vozpópuli. Mientras que el 53,3% cree que terminará su mandato en tiempo y 6,7% no sabe o no contesta. Por partidos, la inmensa mayoría de quienes piensan que Sánchez seguirá hasta 2027 son los votantes del PSOE (86,5%) y de Sumar (83,3%). El 66,7% de quienes votan al PP y el 55,6% de quienes lo hacen a Vox piensan que el presidente del Gobierno no aguantará aunque el PSOE se haya puesto en modo resistencia.

Si se cumplen los planes de Sánchez, solo faltan dos años para la gran batalla final. El líder socialista, como contó este diario, baraja celebrar un súperdomingo electoral en 2027. En Ferraz esperan que el presidente del Gobierno se "enroque" contra viento y marea y dedique lo que queda de legislatura a resistir mientras todo parece colapsar. Aunque, en verdad, Sánchez pasó al ataque hace tiempo. 

Lo cierto es que basta observar con detalle los acontecimientos para percibir el cambio de guion de Sánchez desde la debacle de las elecciones municipales y autonómicas del 28-M de 2023. El presidente del Gobierno, tras atar su tercera investidura, pasó al ataque, una vez entendió que su bajón electoral en aquellos comicios fue propiciado por la existencia de un cuarteto del mal (judicial, económico, político y mediático) que solo busca la aniquilación política del presidente, quien se había sumido en la pasividad en la anterior legislatura y no supo contrarrestarlo.

Pero ahora está empeñado en cobrarse cuentas pendientes y en entrar como un elefante en una cacharrería en algunas de las esferas más hostiles a su Gobierno: la propia Justicia, el mundo empresarial y la órbita mediática. De ahí que Moncloa haya enseñado las cartas para reformar el a la carrera judicial y fiscal, haya colocado a un afín, Marc Murtra, al frente de Telefónica y esté en guerra con los medios de comunicación más críticos; motivo por el que el gabinete de la Presidencia ha fichado a Idafe Martín, un habitual señalador de periodistas, para el plan de medios, y se prepara para la guerra para asegurarse la influencia en Prisa.

Lo cierto es que ni a Sánchez ni a Carles Puigdemont les conviene, en estos momentos, una precipitada llamada a las urnas, aunque los socialistas ya prevén que los dos años que restan de legislatura serán de guerra cultural, de enmarques políticos constantes para zaherir al adversario y de pocas —"muy pocas"— leyes. "Pedro [Sánchez] va a volver a resistir, como ya ha hecho muchas veces", sostiene un colaborador suyo. En Moncloa descartan por completo que el presidente vaya a sacar a los españoles a votar antes de tiempo.

en el PSOE creen que la operación de derribo de la derecha "mediática, judicial y política" contra el presidente ha provocado una conexión entre el partido, sus militantes y votantes, que se visualizará en las próximas citas electorales. El presidente ha dejado el partido listo para esa batalla. El cónclave de Sevilla fue la apertura de un nuevo ciclo electoral y el presidente está volcado en que su partido sea competitivo en 2027. Por eso ha encumbrado a las principales federaciones a ministros para que compitan electoralmente: Pilar Alegría en Aragón, Óscar López en Madrid; María Jesús Montero en Andalucía; Ángel Víctor Torres en Canarias y Diana Morant en Valencia. 

Aunque algunos socialistas dudan de la viabilidad de la operación orquestada por Sánchez de llevar al frente de esas federaciones a sus primeros espadas en el Consejo de Ministros, porque la ven plagada de riesgos. Tras el estrepitoso golpe de las elecciones municipales y autonómicas de 2023, Sánchez cortó de raiz cualquier debate interno sobre los motivos de aquella sangría que costó siete ejecutivos autonómicos. El PSOE solo retuvo (y con dificultad) Castilla-La Mancha, Asturias y Navarra. Pero el adelanto de las elecciones generales del 23 de julio movilizó al partido en torno al líder, que logró resistir mejor de lo previsto gracias a la alerta ultra que lanzó desde el mismo momento en que anunció la llamada a las urnas, tan solo 24 después del golpe de las municipales. 

Sánchez ganó así su particular partida de ajedrez contra algunas federaciones, como la hasta ahora belicosa aragonesa. El líder socialista sabe mejor que nadie que los barones de su partido constituyen un fuerte contrapeso político. Por eso, tras la masacre de mayo de 2023, el secretario general solo ha tenido que esperar para hacer y deshacer a su antojo. Ahora bien, si sus apuestas pierden, Sánchez quedará marcado y se podrá hacer la lectura de un rechazo de los ciudadanos a él y a sus políticas, sobre todo en las comunidades autónomas en las que la agenda nacional tiene más peso, como Madrid, las dos Castillas, Aragón y Extremadura. Por no hablar de si pierde él también. Todos a una. 

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