El metro de Madrid registraba el día 8 de septiembre una tarde normal, sin grandes incidentes, un día sin trabajo aparente para los vigilantes del suburbano capitalino. A eso de las 21.50 un viajero se apeó del tren en la parada Estadio Olímpico. Muy nervioso y preocupado se dirigió al vigilante de seguridad que hacía guardia en la estación, Rafael Bayano, a contarle sus problema. Se había olvidado un importante sobre en el tren.
Bayano atendió al alterado pasajero con educación y se puso en o con Julián Viloque, que en ese momento patrullaba por la estación de Simancas. El vigilante entró en el vagón y encontró el susodicho sobre. Vioque se lo entregó a David Morales, jefe de sector, y cuál no sería su sorpresa al descubrir que el sobre contenía 8.000 euros en lotería, motivo suficiente para que el viajero estuviese alterado.
Se pusieron en o con el denunciante que se encaminó a Simancas para recoger, ya más tranquilo, sus pertenencias. El jefe de seguridad le conminó a que mirase con calma el contenido del sobre para que verificase que todo estaba en orden.
Historias como estas son frecuentes en el metro y, a veces, como en este caso, el Buscón se entera gracias a los canales internos de la compañía pública. Viloque y Bayano son ejemplos de lo que debe ser el servicio público de vigilancia y su ayuda al ciudadano.