Vamos a empezar por el final: si no inviertes, te haces pobre. Así, sin rodeos. No se trata de alarmismo financiero, sino de una verdad tan silenciosa como devastadora: la inflación trabaja sin descanso, erosionando poco a poco el valor de tu dinero.
Y es que no hacer nada también tiene consecuencias. Guardar tus ahorros debajo del colchón, en una cuenta corriente o en una libreta de ahorro “por si acaso”, puede parecer una decisión sensata. Pero, en realidad, es como dejar una gotera abierta en el tejado: no se nota el primer día, pero con los años el daño es irreversible.
Para ilustrarlo, nada mejor que una historia real: Saúl y Ferrán, dos amigos que en 1990 recibieron una herencia de 10.000 dólares. Saúl, prudente y conservador, decidió guardar el dinero sin tocarlo. Ferrán, en cambio, optó por invertirlo en el índice S&P 500 y dejarlo ahí, con paciencia, durante 35 años.
Hoy, en 2025, Saúl sigue teniendo esos mismos 10.000 dólares. Pero con ellos solo puede comprar lo que en 1990 equivalía a 3.973 dólares. Es decir, su dinero ha perdido más de la mitad de su poder adquisitivo. Ferrán, por su parte, ha multiplicado su patrimonio: ahora tiene más de 300.000 dólares, con una capacidad real de compra de 126.050. Invirtió, aguantó y ganó.
El enemigo invisible de Saúl se llama inflación. Y no hace falta mirar muy lejos para entender su impacto. Desde 1990, el valor de un euro se ha reducido a 0,49€ y el de un dólar a 0,39$. Mientras tanto, el índice EuroStoxx 50 ha crecido más de un 1.130% en términos nominales, y el S&P 500 se ha disparado más de un 3.000%, o un 1.160% ajustado a la inflación, reinvirtiendo dividendos.
La clave no está en adivinar cuándo invertir, ni en convertirse en un gurú financiero. La clave está en estar dentro del mercado, en tener una estrategia a largo plazo y en dejar que el tiempo y la rentabilidad compuesta hagan su trabajo. Porque no invertir es, paradójicamente, la decisión más arriesgada.
Carlos Arenas Laorga, experto en inversión, lo resume así: “No hace falta elegir la acción perfecta ni anticipar crisis. Solo hay que estar invertido y aguantar”.
Para no empobrecerte, sigue tres principios básicos:
- Invierte, aunque sea poco. El tiempo es más poderoso que el capital inicial.
- Sé constante. El éxito no está en acertar el momento, sino en no quedarse fuera.
- Diversifica. No pongas todos los huevos en una sola cesta… pero ponlos en alguna.
Así que la próxima vez que dudes entre invertir o no hacer nada, recuerda: mientras tú esperas, tu dinero pierde valor. Y mientras tú dudas, otros están convirtiendo su euro de 1990 en 156. ¿Vas a dejar que el tuyo se convierta en medio?